El avance de Internet, como medio para la descarga de contenidos musicales, y del teléfono móvil, que incluye la descarga y acceso a contenidos desde los celulares, son los flamantes canales estrella de distribución del mercado de la música. De acuerdo con el reporte de Música Digital 2010, elaborado por la International Federation of the […]
El avance de Internet, como medio para la descarga de contenidos musicales, y del teléfono móvil, que incluye la descarga y acceso a contenidos desde los celulares, son los flamantes canales estrella de distribución del mercado de la música. De acuerdo con el reporte de Música Digital 2010, elaborado por la International Federation of the Phonographic Industry (IFPI por sus siglas en inglés, la federación que representa a la industria de la música mundial), los ingresos globales de este segmento alcanzaron los 4,2 billones de dólares en 2009, un 12 por ciento más que el año anterior.
No obstante, según el último informe de la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF) -la cámara local que reúne a las empresas del sector- tanto la facturación como la venta de unidades en soportes físicos vienen cayendo en el país (el formato más vendido en el mercado local continúa siendo el CD, con un 88 por ciento de participación). En 2009, el negocio generó una facturación de 320,5 millones de pesos, frente a los 333,5 millones del año anterior.
Más allá de lo que reflejan los números, los ejecutivos de la industria aseguran que la música atraviesa su mejor momento. ¿Por qué? Lo que se generó, en realidad, es una reconversión. La red, por ejemplo, ofrece grandes oportunidades de ingresos para los distintos actores, como el streaming (audio a través de la Web), las descargas (de temas o álbums completos) y el mercado «Mobile» (a través de ringtones y precargas de contenidos).
De esta manera, el desafío para las empresas discográficas pasa, en la actualidad, por encontrar y consolidar los nuevos modelos de negocios basados en el mundo digital. La maquinaria de este rubro de la música se complementa con espectáculos en estadios, venta de tickets, múltiple merchandising y acciones de esponsoreo. «La música ahora genera más dinero que antes. Lo que pasa es que los ingresos se distribuyen cada vez entre más actores. Lo que está cambiando son las reglas del juego. Porque hay una transferencia importante de renta de los titulares de contenido a favor de quien vende los aparatos, de quien provee de servicios de acceso a Internet, de quien presta los servicios. Es necesario empezar a componer desequilibrios», explica Javier Delupi, director ejecutivo de CAPIF.
NUEVO ESCENARIO
En efecto, Internet parece haber provocado la que podría denominarse «democratización» al acceso de los contenidos. «Ahora hay accesos digitales que hace diez años era imposible tener. En ese mundo, los usuarios se comportan diferente: quieren elegir temas, no álbumes. En el mundo digital, el conocimiento de un artista pasa más por el marketing viral. Hoy, el comprador busca discos, escucha música por Internet vía streaming, adquiere un celular con un álbum precargado o va a un recital en vivo», agrega Delupi.
Al respecto, Ana Ortíz, presidenta de Universal Music en la Argentina, ofrece su punto de vista: «El consumidor, en la actualidad, está mucho más adelantado de lo que están las estrategias de las discográficas». Por eso, ante esta nueva configuración, Universal Music fue redefiniendo su estrategia. «Antes de que salga a la calle un disco, preparamos el terreno no sólo en radio, sino que también lo hacemos mediante una activación de contenidos digitales con las telcos (Personal, Movistar y Claro)», explica la ejecutiva. Al mismo tiempo, la compañía también se encarga de preparar el terreno en las redes sociales. Para eso, trabaja para que los artistas hablen directamente con su público, a través de redes como Facebook o Twitter. Un caso es el de Diego Torres. El cantante, por ejemplo, es el que más crecimiento ha tenido en las redes sociales (30 por ciento en los últimos meses). Sin dudas, se trata de un arduo trabajo con el que se busca sumar fans en Facebook y generar bases de datos de cada artista. Al cabo, se amplía la masa crítica del segmento en sí.
Según un estudio encargado por CAPIF a la consultora D’Alessio IROL, en la Argentina el 92 por ciento de los usuarios de Internet afirma utilizar la red como medio de entretenimiento. Las actividades relacionadas con la música (escuchar, bajar, comprar, entre otras) son las preferidas dentro de este segmento: las eligen 8 de cada 10 personas.
El estudio demuestra, también, que el consumo de música a través de Internet se concreta de diversas maneras: 6 de cada 10 escuchan y/o bajan música y menos del 1 por ciento compra música digital a través de servicios legítimos.
Así, la PC se ha transformado en uno de los dispositivos: un 63 por ciento de los encuestados declaró escuchar música desde sus computadoras, mientras que la radio y los equipos de audio fueron también otras opciones mencionadas. Por otra parte, se evidencia la responsabilidad de los ISP (Internet Service Providers o Proveedores de Servicios de Internet) en este escenario: el 50 por ciento de los usuarios que descarga música sin autorización considera que el pago a su proveedor de Internet le permite este tipo de procedimientos (está claro que esta visión no es compartida por los diferentes actores de la industria).
El estudio revela, por ultimo, que cuando se pide a los usuarios que recomienden un sitio para descargas de música, sólo un 4 por ciento menciona sitios legales, mientras que el resto (96 por ciento) cita las redes llamadas «peer to peer» (en su mayoría, descargas ilegales).
LA RECONVERSIÓN
Este negocio viral es clave para la reconversión del sector, por cuanto detrás de estos modelos se generan ingresos por publicidad independientemente de que el contenido le llegue sin costo al consumidor. Porque, en realidad, nunca es del todo gratis si se tiene en cuenta que el usuario paga por su conexión a Internet.
Así, la industria parece haber extinguido una palabra histórica de su jerga cotidiana: «sello discográfico». Ahora, se trata de compañías de música que hacen negocios, precisamente, alrededor de la música. Para Ernesto Vicente, country manager de EMI Argentina, «el mercado local necesita avanzar en el desarrollo artístico». Desde su visión, «la nueva apuesta y, sobre todo, la nuestra apunta a lanzar artistas nacionales y tomarnos el tiempo que necesitamos para generar otras oportunidades de negocios, que exceden a la venta del disco compacto».
El nuevo escenario también tuvo su impacto en la composición corporativa de empresas que operan en este negocio. De esta manera, surgieron discográficas que se dedican sólo a generar música digital sin soporte físico. Tal es el caso de Eternal Sunday Records, un pequeño sello argentino que desarrolla material de artistas locales y los vende en el exterior. La compañía, por caso, produce estilos pop electrónico (con voces en inglés), electrotango y música electrónica. Con tres unidades diferentes de negocio, Emiliano Canal, responsable de Eternal Sunday, explica que la industria «ya no saca un disco para ganar dinero». Y cierra: «El CD es una excusa para generar otros negocios como los shows, la sincronización en comerciales, merchandising y esponsoreos, entre otros». «>El mercado digital en la Argentina
El mercado de la música digital comprende dos segmentos:
1) Celulares o mobile, que incluye la descarga y acceso a contenidos desde teléfonos celulares; y 2) Internet como medio para la descarga de contenidos musicales.
El sector de telefonía celular, como canal de distribución y acceso a la música, representó el 96 por ciento del mercado digital, mientras que el de Internet alcanzó sólo el 4 por ciento.
A escala local, las ventas digitales representan el 12 por ciento del mercado de la música, mientras que el promedio a nivel regional es del 29%.
Fuente: IFPI- Digital Report 2011.
Todas contra Google Music
Después de meses de rumores, Google anunció el lanzamiento de Google Music, sin haber alcanzado acuerdos con las grandes discográficas. El servicio cuenta con un catálogo de 20.000 canciones. En su versión «Beta», es gratuito: sólo está disponible para Estados Unidos y es posible acceder a él mediante una invitación privada.
La batalla, al parecer, recién comienza. ¿Las razones? El sector discográfico está molesto por la forma en que Google ha puesto en marcha su servicio, casi por sorpresa, antes de que pudieran llegar a acuerdos. Las negociaciones con las discográficas se encuentran virtualmente «congeladas» por razones económicas, ya que algunos sellos exigían más dinero de lo que Google parecía estar dispuesto a abonar, y por polémicas derivadas de la eterna discusión sobre la piratería en Internet. En este sentido, otro de los aspectos que causaron la ruptura temporal de las conversaciones fue la presión ejercida por los sellos para lograr que el acuerdo con Google Music incluyese la eliminación de enlaces a páginas de música pirata.