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Spinoza y Nietzsche: ética y política

Fuentes: Rebelión

Los manuales de historia de la filosofía tienen normalmente un efecto negativo. Lo que debería ser una reconstrucción de problemas y de ideas se convierte en un repertorio de tópicos. Los filósofos se encasillan y pierden así su fuerza y sus matices. Si tomamos como ejemplo a Spinoza y a Nietzsche comprobamos que al primero […]

Los manuales de historia de la filosofía tienen normalmente un efecto negativo. Lo que debería ser una reconstrucción de problemas y de ideas se convierte en un repertorio de tópicos. Los filósofos se encasillan y pierden así su fuerza y sus matices. Si tomamos como ejemplo a Spinoza y a Nietzsche comprobamos que al primero se le considera panteísta y racionalista y al segundo irracionalista y ateo. Pero si somos capaces de leer más allá de lo superficial podemos captar secretas afinidades entre ambos. Lo primero que hemos de hacer es contextualizar su lenguaje, propio de sus respectivas épocas : el siglo XVII y el S.XIX . Así podemos interpretar el vocabulario que utilizan y ver las ideas que se esconden tras él.

Nietzsche se refiere a Spinoza de manera ambivalente, que no es poco. No es poco porque Nietzsche quiere derribar ídolos y no perdona a nadie : normalmente lo descuartiza. Que reconozco lo que tiene de bueno es ya un síntoma de respeto por parte de Nietzsche. A veces se ríe de Spinoza porque no soporta su ideal de conocimiento basado en el Amor de Dios. Aquí Nietzsche, cegado por su agresividad contra cualquier forma de deísmo cae en la trampa y no es capaz de una lectura más sutil. Pero en su correspondencia Nietzsche señala lo mucho que le une a Spinoza. Deleuze fue el primero en unirlos.

En primer lugar lo que une a Nietzsche y a Spinoza es su ética afirmativa de la vida. Para Nietzsche es la voluntad de poder que se expande, para Spinoza es la alegría de vivir siguiendo el conatus de querer ser. Los dos denuncian el supuesto Orden Moral del Mundo : el Bien y el Mal no existen, son inventos para someternos al poder sacerdotal. Bueno es lo que proporciona placer y alegría y malo lo que nos produce sufrimiento y tristeza. Pero hay más: Nietzsche defiende la acción contra la reacción : hay que actuar por el propio impulso y no como respuesta a la acción del otro. Hay que ser creativo. Spinoza dice en esta línea que hay que hacer y no padecer : lo primero es poder y lo segundo impotencia. Ambos critican la ficción del libre albedrío. Estamos determinados pero la libertad es autodeterminación : ser capaces de decidir por nosotros mismos y no por la presión de los otros. Es una determinación interna contra la determinación externa. Spinoza considera igualmente, con Nietzsche, que la culpa y la compasión son pasiones tristes, negativas, inútiles. No hay voluntad libre : hay voluntad fuerte y voluntad débil. Spinoza no es racionalista : es el deseo lo que mueve y debe mover al hombre. Pero hay que distanciarse serenamente de los condicionamientos externos e internos. En esto me parece mejor que Nietzsche, que hace una especie de apología de la vida como exceso.

Podríamos hacer una analogía, algo arriesgada pero posible entre el Eterno Retorno de Niezsche y el Amor a Dios de Spinoza. El Eterno Retorno de Nietzsche es un misterio, una especie de visión global de la Naturaleza como un proceso. Pero el Amor a Dios de Spinoza es lo mismo. Spinoza es tan materialista como Nietzsche pero lo dice en el lenguaje que le permite su época. Si Dios es la Naturaleza quiere decir que no hay nada más que ella. La Naturaleza es infinita. Los dos son deterministas y Schopenhauer quizás sea aquí su enlace : todo es necesario porque las cosas ocurren de la única manera que pueden suceder. Podrían suceder de otra manera si el mundo fuera otro. El mundo es lo que es y no puede ser otra cosa. Amor Fati decía Nietzsche: hemos de querer las cosas como son porque es lo que hay. Pero la Naturaleza es un proceso abierto y creativo, es un encadenamiento en el que nuestra acción participa.

Pero la gran diferencia entre Nietzsche y Spinoza es política. Nietzsche tiene una concepción jerárquica y antidemocrática, es antiigualitario. Spinoza, en cambio, defendía la democracia radicalmente. Es el sistema político que desarrolla todas las capacidades, todas las potencias. El hombre es un esclavo cuando se somete a sus pasiones o cuando lo hace a una Autoridad. La democracia conduce a seguir las leyes que la comunidad como conjunto ha decidido. Es desde la libertad que asumimos la obediencia a las leyes, es desde el reconocimiento y el respeto del otro.

Anticipa aquí lo que en la filosofía política decía hace poco Castoriadis. Obedecer las leyes en las que hemos participado nos hace libres, no esclavos.

Spinoza es, en este sentido, muy superior a Nietzsche. Su ética de los límites le conduce a la democracia. La ética sin límites de Nietzsche le conduce a la jerarquía, al dominio de uno sobre el otro. El reconocimiento de Nietzche es como la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel. Conduce al exceso. Walter Benjamín ya advirtió de los peligros de una apología del exceso en

la figura del nietzscheano Georges Bataille: conduce al fascismo.

El poder del que habla Spinoza es el poder de cada uno que confluye en la sociedad. Es el desarrollo de las capacidades de todos, como decía Marx y hoy dice Rancière. No es el poder del amo sobre el escalvo, como decía Nietzsche.

De la ética de Nietzsche podemos aprender, pero no de su política. Spinoza, en cambio, nos da grandes lecciones de ética y de política.

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