Su situación en España debe ser parecida a la de muchos otros países. El sector hegemónico de la comunidad de científicos sociales, economistas en concreto, no suele escucharles. Apenas cuentan, son verborreicos afirman los que abusan de gráficas, teoremas formales y chulería. La desconsideración es manifiesta en algunos casos. El economista de las americanas chillonas, […]
Su situación en España debe ser parecida a la de muchos otros países. El sector hegemónico de la comunidad de científicos sociales, economistas en concreto, no suele escucharles. Apenas cuentan, son verborreicos afirman los que abusan de gráficas, teoremas formales y chulería. La desconsideración es manifiesta en algunos casos. El economista de las americanas chillonas, ese gurú del neoliberalismo tan próximo a la multinacional Barça-senyera-airways-Qatar, es un ejemplo de lo que intento señalar. Su desprecio es de libro… pero de libro incluido en la historia universal de la infamia.
Sin embargo, aunque no son adivinos (¿cómo iban a serlo?), como no lo es ningún científico social o natural (Newton, Einstein, Oppenheimer o Bohr no excluidos), aciertan… y de qué manera. De paso nos enseñan a muchos de nosotros. Cito el nombre de algunos de estos economistas críticos (es decir, no serviles, no voz-de-su-amo-despótico): Alberto Montero Soler, Pedro Montes, Cristina Carrasco, Albert Recio, Óscar Carpintero, Enric Tello, Miren Etxebarrieta, Juan Torres López, Vicenç Navarro, etc. La lista prosigue, no es breve, en absoluto.
Viene esto a cuenta de la siguiente información:
«El Estado da por perdidas la gran mayoría de las ayudas a la banca». «El fondo de rescate admite que ha perdido 36.000 millones de los 52.000 inyectados en las cajas nacionalizadas». «El fondo estatal contabiliza un deterioro de sus inversiones de 25.000 millones». Son los titulares de una información firmada por Íñigo de Barrón y Miguel Jiménez aparecida a finales de julio en el global-imperial [1].
La historia del rescate de las antiguas cajas nacionalizadas es un cúmulo de malas noticias, se señala en el artículo. «Y lo peor es que las últimas siempre superan a las anteriores por desgracia para el contribuyente, que es el principal pagano». El viernes 26 de julio se conocieron las cuentas de 2012 del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Se asume que se perderán la mayor parte de las ayudas a la banca. La conclusión: el fondo de rescate da por perdidos 36.000 millones de los 52.000 millones que inyectaron el año pasado en Bankia, Novagalicia (NCG), Catalunya Banc, Banco de Valencia, Caja España Ceiss y BMN. Una comparación interesante y significativa: son unas cifras similares a los recortes totales en Sanidad y Educación en España. Son, por otra parte, las mayores pérdidas registradas nunca por una sociedad española… Hasta el momento.
Los números rojos de 2012 se suman a los que tuvo el FROB en 2011: 10.557 millones (en 2010, fueron 314 millones. En tres años, la crisis de las cajas ha costado a los contribuyentes (es decir, a los ciudadanos que pagamos impuestos, que no somos todos los ciudadanos desde luego) 36.931 millones [2]. En proporción al tamaño, Catalunya Banc es la que más costará. Existen además compromisos por otros 34.333 millones más «en ayudas condicionadas a la morosidad que aparezca en las carteras crediticias de las entidades vendidas, con inquietante futuro». Lo ha recordado un representante del poder fáctico bancario.
En nota del FROB, el organismo dirigido por Antonio Carrascosa, se aclara que «el deterioro contable» de 25.205 millones no coincide con el déficit público que implica la recapitalización. «El déficit sigue criterios de Contabilidad Nacional, según la cual se incluye en el déficit la parte de la inyección de capital que se destina a cubrir patrimonio negativo de la entidad.. usa un concepto contable estático frente al valor económico dinámico. El efecto en déficit de 2012 ha sido de 38.343 millones» (Por lo demás, este director general, reconoce en una entrevista que en 2012 se incluyó una partida de 9 millones de euros en «asesoramientos externos». Carrascosa jla ustifica por el trabajo de recapitalización de las entidades y la puesta en marcha de Sareb: «El 75% de ese gasto, unos 6,5 millones de euros, son trabajos por la recapitalización de las entidades, que por definición tienen que hacerlos un asesor externo. Y la otra partida significativa, 1,45 millones son por el asesoramiento para el diseño de Sareb». Habría que estudiarlo con lupa y taquígrafos).
El FROB cree que podrá recuperar una «parte» -sin especificar- del dinero inyectado a las entidades «gracias a Bankia, cuya eventual venta en un futuro daría no sólo para devolver sus ayudas sino para compensar parte de los fondos que se puedan perder con otras entidades». Carrascosa sostiene es que «será necesario esperar a que el Estado venda sus participaciones en Catalunya Banc, Novagalicia, Bankia y BMN para determinar, al final del proceso, si el contribuyente recupera una inversión mayor o menor» [3]. Según este director, Bankia podría «perfectamente» obtener unos beneficios que permitan la recuperación de la inversión que se ha realizado «e incluso compensar una pérdida en alguna otra entidad, si las hubiera». ¿Por qué entonces no apuntalarla como un banco público? ¿No sería ese el escenario ideal desde el punto de vista del bien público?
Vale la pena insistir: si las cosas van mal, si hay pérdidas (todo indica que sí, incluso tras ventas o reconversiones), el pagano, los paganos, seremos los contribuyentes. Dinero ciudadano para asuntos y beneficios privados. ¡Toman el dinero y corren! De ello nos han hablado una y mil veces nuestros afables economistas críticos, esos de los que los economistas del régimen, del sistema, se ríen estúpidamente con caras de sabelotodo.
Para ellos, precisamente para ellos, para nuestros economistas críticos, está pensado este texto de Jacques Bouveresse [4]. En su honor: «…a pesar de lo que pueden creer personas como Gradgrind [Tiempos difíciles], es más bien el punto de vista de la racionalidad científica y económica el que carece de realismo y sustituye a los seres reales por apariciones fantasmagóricas. Por consiguiente, tenemos suficientes motivos para que nos intereses la propuesta de Whitman, y a que esta falta de compasión de la que habla Nussbaum «va acompañada con frecuencia de una confianza excesiva en los métodos técnicos para modelar la conducta humana, sobre todo lo que derivan del utilitarismo económico», teniendo que precisar -JB así lo precisa- que hablamos de una forma de utilitarismo que, en muchos aspectos, «es más simplista, más zafia, más individualista y está menos preocupada por el bien público y por el interés general que la de los padres de la doctrina».
Sin compartir el desprecio del gran Dickens por la economía política, las matemáticas, las teorías abstractas en general, no parece que nuestros economistas críticos estén muy alejados de esta sabia y prudente consideración.
Notas:
[1] http://economia.elpais.com/economia/2013/07/26/actualidad/1374856943_526101.html
[2] Los casi 37.000 millones que ha perdido el FROB son algo superiores a los que apuntó Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB). En junio cifró en 33.000 millones las pérdidas reconocidas en la crisis. Una parte correspondían al FROB y otra, (13.356 millones), al Fondo de Garantía de Depósitos financiado por las entidades.
[4] Jacques Bouveresse, El conocimiento del escritor. Ediciones del subsuelo, Barcelona, 2013, pp. 195-196 (traducción de Laura Claravall).
Salvador López Arnal es miembro del Front Cívic Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra, director Jordi Mir Garcia)
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