Invitados por la Asociación Valenciana José Martí de Amistad con Cuba y el sindicato Acontracorrent, Yasmín Zabala y Héctor Acosta, activistas sociales de la barriada caraqueña del 23 de Enero, han conferenciado en la facultad de Ciencias Sociales de Valencia. Provienen de un barrio históricamente muy combativo y de fuerte tradición comunitaria y asociativa. En […]
Invitados por la Asociación Valenciana José Martí de Amistad con Cuba y el sindicato Acontracorrent, Yasmín Zabala y Héctor Acosta, activistas sociales de la barriada caraqueña del 23 de Enero, han conferenciado en la facultad de Ciencias Sociales de Valencia. Provienen de un barrio históricamente muy combativo y de fuerte tradición comunitaria y asociativa. En todas las grandes citas revolucionarias de la historia venezolana ha estado presente este barrio de cerca de 250.000 habitantes, emplazado sobre unos cerros al oeste de la capital y junto al Palacio Presidencial de Miraflores. El 23 de Enero debe su denominación a la fecha en la que el dictador Marcos Pérez Jiménez abandonó el país (en 1958) tras su derrocamiento por un movimiento cívico-militar.
Yasmín Zabala se presenta como luchadora social en el barrio Observatorio de la Parroquia 23 de enero. Además de militar en el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), colabora como monitora de deportes en la Misión «Barrio Adentro» y pertenece al Consejo Comunal del barrio. Asimismo, colabora en tareas sanitarias con los facultativos cubanos. Por su parte, Héctor Acosta también milita en el PSUV y compagina sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad Bolivariana con la lucha en el movimiento estudiantil y el trabajo social en el Frente Francisco de Miranda.
-¿Qué destacarías actualmente respecto al trabajo y la organización del movimiento popular en el 23 de Enero?
En los barrios trabajan numerosas organizaciones comunitarias del poder popular, que desarrollan su tarea a partir de comités. Estos focalizan sus tareas en salud, educación, deportes, vivienda, seguridad, trabajo político, entre otras, según las necesidades de cada momento. A todas estas tareas subyace una idea de fondo: la participación de la comunidad en la defensa de la Revolución. El reto es continuar con los Consejos Comunales y el desarrollo de proyectos que satisfagan las demandas básicas de la población.
Cumplimentar el derecho a la sanidad y la educación en los barrios populares ha sido uno de los grandes desafíos. ¿Qué avances se han experimentado?
Lo primero fue lograr la plena alfabetización. Recordemos que UNICEF declaró a Venezuela como territorio libre de analfabetismo en el año 2005, con un rol muy significativo de la Misión Robinson. Actualmente la Revolución ha ido mucho más lejos al entregar a los jóvenes de primaria y secundaria la «Canaimita» (ordenador portátil) para su formación. A ello debemos agregar los libros de texto, material escolar y cuadernos gratuitos.
¿Y respecto a la sanidad pública?
De nuevo el punto de inflexión lo marca la llegada a la presidencia del Comandante Chávez en 1998. La gente en los barrios dispone de acceso gratuito a la sanidad. Un médico durante las 24 horas del día. Y los grandes logros de la «Operación Milagro». Antes, esta realidad era inconcebible. Pero resaltaríamos los avances en materia de salud con carácter general: La creación de hospitales con última tecnología, centros de diagnóstico y rehabilitación integral o el centro cardiológico infantil más relevante de América Latina, donde viene gente a operarse de diferentes países del continente.
Otra cuestión. Los equipamientos e infraestructuras básicas en los barrios.
Otra vez el punto de cambio se produce en 1998. Y con una novedad decisiva: es la comunidad -a través de los Consejos Comunales- la encargada de presentar los proyectos y ejecutarlos con el apoyo técnico y económico del estado. Agua potable, zonas de ocio, canchas de fútbol y béisbol en los parques…Hay mejoras muy evidentes. También se trabaja de manera duro con la juventud. Pensamos, por ejemplo, en las «Canchas de Paz» o en la Misión «Negra Hipólita». Por un lado, está la juventud más comprometida, integrada en el PSUV, los jóvenes del Gran Polo Patriótico o el Frente Francisco de Miranda, entre otras organizaciones. Pero se trata de apoyar con planes de ocio y cultura a otros jóvenes excluidos, insertos en la drogodependencia o el mundo de las armas.
¿Cómo definiríais políticamente, a grandes rasgos, el barrio 23 de Enero?
Siempre ha sido un barrio señaladamente revolucionario. Primero con Hugo Chávez (cuyo respaldo electoral superaba el 70%) y después con Maduro. Precisamente los restos mortales de Chávez descansan en el Cuartel de la Montaña, dentro del barrio. Aquí nunca ha tenido peso político la derecha.
¿A qué achacáis los problemas de carestía y desabastecimiento?
Básicamente, a la «guerra económica» por parte de la patronal y la burguesía, que también practican el acaparamiento. Y a la «guerra mediática», ya que los medios de la derecha hablan de desabastecimento con un fin netamente político: provocar el pánico en la población. En la Parroquia del 23 de enero, y otras barriadas populares, se ha paliado la escasez gracias al trabajo de los Consejos Comunales y a la disposición de productos a precios subsidiados en el Mercal y en los Abastos Bicentenarios. Pero insistimos, que quede claro: se trata de una estrategia política de los sectores medios, que consiste en el sabotaje para que la distribución no llegue a las tiendas. O que los empresarios dejen de producir determinados alimentos y prefieran exportarlos.
También se ha considerado Venezuela como un gran «laboratorio» para la «guerra mediática» y la irrupción de los medios como actor político que, en cierto modo, supera a la derecha tradicional. Incluso practicando el golpismo. ¿Cómo afectan estas pautas al 23 de Enero?
No hay más que hojear «El Nacional», «El Universal» o «Últimas Noticias». O bien enfrentarse a los programas de «Globovisión», «Televen» y, de una manera más sutil, «Venevisión». Tachan al 23 de Enero de «zona roja», poblada de «malandros», donde impera la desidia y la delincuencia. Insisten en la consigna, aunque la realidad sea al contrario. Además, magnifican todos los problemas que pueda sufrir el barrio. Es una campaña constante. Ya te comentábamos que también alientan compras compulsivas de la población al machacar con las carestías y los desabastecimientos. Y practican la «guerra psicológica». Por ejemplo, hay personas a las que la Revolución les ha concedido una vivienda en el centro de la ciudad (zona de clase media y burguesa) y consideran que esto es así porque «se lo merecen». Mejora su nivel de vida, olvidan entonces su pasado y se convierten en pequeñoburgueses. También en votantes de la derecha. En ello también influyen los medios…
Habéis resaltado en vuestra conferencia el valor de la Misión «Eficiencia o Nada». ¿Por qué razón?
Esta Misión empezó con Hugo Chávez en octubre de 2012 y el presidente Maduro le ha otorgado continuidad. Se ha conseguido algo muy importante: poner tras las rejas a gente con cargos de responsabilidad y confianza que ha robado. Es esto lo que permite que el gobierno sea efectivo y eficiente y, sobre todo, que así lo perciba la calle. En pocas palabras, que los políticos lleguen al pueblo y nadie se «infiltre» para obrar de manera corrupta.
Por último, ¿Cómo es la relación de la Presidencia de la República con el movimiento popular?
Opinamos que el presidente Maduro está con el pueblo. Hace un gobierno «de calle». No es una persona que se abandone en el escritorio. Visita las obras y los proyectos y, además, es muy receptivo a las demandas de la gente. Gobierna con las comunidades. Todo ello es muy negativo para la oposición derechista.
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