Los superricos, entre los que se encuentran algunos de los seguidores de Friedman y Trump, como Elon Musk, siempre han ganado, ya sea con crecimiento o en recesión.
En las últimas semanas, algunos medios, especialmente los de negocios, celebraron el 50 aniversario de la publicación de uno de los artículos más famosos de Milton Friedman, escrito en 1970, seis años antes de recibir el Premio Nobel de Economía. Friedman ya era una de las figuras públicas más destacadas del pensamiento conservador, había sido el principal asesor del candidato republicano Barry Goldwater, que se oponía a los derechos civiles de los negros y que quería acabar con la precaria Seguridad Social de EEUU, siendo el precursor del futuro giro radical. Se necesitaba valor, y Friedman lo tenía. El candidato fue barrido, pero el economista lo logró, siendo el primer académico destacado en su campo en tener un programa en televisión. Así, el artículo publicado en el “New York Times Magazine” demostró su capacidad de imponerse, y se hizo famoso el lema: “Las empresas tienen una y una sola responsabilidad social: utilizar sus recursos en actividades orientadas a incrementar sus ganancias”. El conservadurismo liberal ha sostenido esta bandera desde entonces: el beneficio es la única responsabilidad social de la empresa.