Temo que la crisis financiera mundial del 2008 nunca se resolvió, simplemente se arrastró hasta el 2020.
Creo que van a repetir el mismo error de regalar dinero público a los bancos de inversión para que regresen a las salas de juego de las bolsas a comprar para hacer subir los valores que habían colapsado e inflar así sus activos para evitar las quiebras.
Aquello se hizo con el pretexto de que se les regalaba el dinero público para que pudiesen dar más créditos a los inversionistas de la economía real que produce bienes y servicios. Aquellas donaciones de dinero público a los bancos recibieron el nombre eufemístico de Quantitative Easing (Facilitación Cuantitativa), por la deuda colosal que existe en todo el sistema financiero occidental, porque se siguieron perdiendo las apuestas financieras llamadas derivatives. El desastre es tan gigantesco que esta vez el Quantitative Easing será exponencial. El dinero no valdrá nada. Vendrá una inflación parecida a la de Weimar. La inflación es un robo a la gente que recibe salarios. Es un modo de desvalorizar las deudas. ¿Será este el modo del que saldremos del sistema dólar?
Porque el problema de fondo es el dólar estadounidense y la capacidad de emitirlo de la Reserva Federal, que no es otra cosa que un consorcio financiero privado que usurpó en 1910 la función de emitir dinero y deuda que la Constitución de Estados Unidos asigna a la Secretaría del Tesoro.
La historia de la Reserva Federal revela que banqueros muy poderosos, como J. P. Morgan, tienen un desmesurado control sobre la formación y administración de la política monetaria de los Estados Unidos, por su poder sobre la FED y el Congreso.
Tampoco tiene la FED, ni remotamente, las reservas para respaldar el dinero que emite. Como todos los bancos. En cualquier momento dado tiene apenas entre el 3 y el 10% de todo el crédito emitido mantenido en reserva como billetes de banco.
De modo que la Reserva Federal no es ni verdaderamente federal y menos aún una reserva completa.
La FED no es propiedad ni está controlada directamente por el Gobierno de los Estados Unidos. El hecho de que las palabras «Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos» estén impresas en cada billete de banco estadounidense plantea serias dudas.
La base del sistema de la Reserva Federal fue creada en el más absoluto secreto, en 1910, en el complejo de Jekyll Island por varios hombres poderosos con vínculos muy estrechos con los Rockefeller, la familia JP Morgan y los Rothschild, las familias más ricas y poderosas del mundo en aquel tiempo.
Una versión de la legislación elaborada finalmente se aprobó en 1913 a pesar de las objeciones de muchos que temían que entregar el control de la oferta monetaria de la nación a un consorcio de banqueros privados inevitablemente solo produciría más riquezas para los ultrarricos a expensas del público en general.
Prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que la FED es muy reservada. El sistema de la Reserva Federal es en realidad un plan para enriquecer a unos cuantos banqueros ricos a expensas del público trabajador y los ahorristas.
Con el abandono del patrón oro, la FED es en realidad un parásito de la economía productiva del mundo entero para enriquecer a los pocos banqueros que la poseen. Esos banqueros deberían rendir cuentas ante una Corte Penal Internacional. Pero eso no sucederá sin que Estados Unidos desencadene una tercera guerra mundial.
Esa puede ser la razón del crecimiento permanente de los gastos del Pentágono cuando nadie amenaza militarmente a los EE. UU.
La posible alternativa a la guerra para eliminar un sistema monetario mundial sin el patrón oro o algo de valor intrínseco es insostenible. Su base y garantía son las complicidades financieras privadas en torno a la Reserva Federal. Para volver al patrón oro convendría revisitar la propuesta de Lord Keynes de un BANCOR, como moneda mundial
Pero la prosperidad o la ruina de los trabajadores y empresarios del mundo entero no puede seguir dependiendo de los papeles sin valor que emite la Reserva Federal de los Estados Unidos de América, que deberían rebautizarse como los Estados Unidos de la Reserva Federal.
Umberto Mazzei es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Ginebra.