De Gaizka Fernández Soldevilla y María Jiménez Ramos. Prólogo de Luisa Etxenike. Editado por la Fundación Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo. Madrid: Editorial Tecnos (Grupo Anaya, S.A), 2020
Esta publicación recoge el ambicioso proyecto de hacer un riguroso y completo trabajo coral que, tomando como referencia el año clave de 1980, ponga de manifiesto el peligro que supuso para la Transición la violencia terrorista durante el período que vade 1976 a 1982. El año 1980 fue la cresta de esta ola, que estuvo a punto de hacer peligrar el proceso que transformó la dictadura franquista en un estado democrático. Todo ello enfocado bajo el buen criterio, de que hay que observar la Transición española con un ojo crítico que evite tanto su idealización como su criminalización.
El trabajo es multidisciplinar y cuenta que un grupo de expertos muy bien seleccionado. Los textos pueden dividirse en varios registros. En primer lugar está el que podríamos considerar más teórico, escrito por Juan Avilés Farré, que cuestiona el mito de la transición sangrienta del caso español y que lo sitúa en el contexto internacional de la tercera ola democrático, por un lado, y de la tercera ola terrorista, por otra. Lo peculiar del caso que analizamos es que los dos procesos se cruzan. Tenemos después el que analiza el marco político, el artículo de Pablo Pérez López, “1980. El año en que la Transición pudo naufragar”. Nos centramos entonces, con el artículo de Gaizka Fernández Soldevila, en la dramática cuestión, como muy bien plantea en el texto que titula “¿Al borde del abismo? La violencia política (y sus víctimas) durante la Transición.
A partir de aquí vamos entrando en el tema. Hablamos de tres tipos de terrorismo. El más importante, el nacionalista radical, que buscaba la independencia de Euskadi para crear un Estado propio. Era, sobre todo, el de ETA militar, muy bien analizado por Florencio Dominguez Ibarren, en su descripción de la guerra de desgaste contra el Estado. Pero, como nos recuerda Gaizka Fernández Soldevilla en otro texto, el terrosimo de Eta militar estuvo bien secundado, en aquellos momentos, por el de ETA político-militar y los llamados “Comandos autónomos anticapitalistas”. Hablamos aquí de la situación específica que se da en el País Vasco, que por una parte tiene un apoyo social importante que le dará alas y por otra también provocará una respuesta social en estos terribles “años de plomo” que se vivieron en el territorio. Respuesta social minoritaria, analizada por Irene Moreno Bibiloni, que deberá combatir el imaginario colectivo del “Como siempre, ellos”, la imagen creada del enemigo, muy similar a la que se dio en Irlanda del Norte potenciada por el IRA. Esto último lo tratará Bárbara van del Leeuw.
Tenemos después la reflexión sobre el terrorismo de unos sectores minoritarios de la extrema izquierda, cuyo objetivo último era instaurar la Dictadura del Proletariado. Este análisis, a cargo de Matteo Re, se centra sobre todo en el GRAPO. Finalmente, no por ello menos importante, el terrorismo parapolicial y de ultraderecha. El autor, Xavier Casals, analiza el cruce de la vía del Batallón Vasco Español, similar al OAS en Argelia, el dela Triple A similar al de la extrema derecha argentina, y el del neofascismo italiano, con sus conexiones con el frente de Juventudes. Todo ello con la inquietante trama de conexiones con el aparato policial y militar y su relativa impunidad.
Importante el artículo que hará referencia a la respuesta del nuevo Estado democrático frente al desafío terrorista, que desarrollará de manera muy precisa Roberto Muñoz Bolaños.El papel de la prensa no podía obviarse, ya que somo sabemos, es un formador de la opinión de la pública. Por una parte tenemos el texto de Carmen Lacarra Martín y Javier Morrodán Ciordia, que tratará sobre la manera como diferentes publicaciones tratan los hechos a través de sus interpretaciones, fotos y ausencias (aquí se refieren a las víctimas, que casi no aparecen de manera explícita). Por otro lado, lo que hará Laura González Piote es señalar como los diarios “El Alcázar” y “Reconquista” se dedicaron entre 1977 y 1981 a incitar a una intervención militar contra el terrorismo.
Quedan, finalmente, las cifras y el mapa del terror de 1980, que analizarán respectivamente Rafael Leonisio e Inés Gaviria Sastre. Completado con los anexosde las víctimas mortales del terrorismo y de los secuestros de 1980. Y, como no podía ser manos, la aproximación al rostro humano de las víctimas, que no son estadísticas sinos los relatos personales de la tragedia. De ello se encarga María Jiménez Ramos.
Todo ello precedido por un denso y profundamente prólogo de Luisa Etxenike ( “Demasiada realidad” para soportar…). Y una introducción muy oportuna de los coordinadores, Gaizka Fernández Soldevilla (Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo) y María Jiménez Ramos (Universidad de Navarra). Un buen trabajo para un libro altamente recomendable, imprescindible casi diría, para entender uno de los aspectos más importantes y más terribles de la Transición política española.