En este artículo la autora analiza las opiniones expresadas recientemente por Lula da Silva en relación con el acuerdo económico Mercosur-UE y otros asuntos de interés.
El ex presidente y candidato presidencial brasileño Luiz Inácio Lula da Silva defendió la reindustrialización de Brasil y Argentina como prioridad para una renegociación de un preacuerdo comercial alcanzado hace tres años entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) pero aún no ratificado, a poco más de un mes de las elecciones en su país y en momentos de una renovada puja geopolítica mundial por la guerra en Ucrania.
Para Lula, el acuerdo con la UE “no es válido, porque ni siquiera se finalizó. No respeta lo que quiero para Brasil […] la negociación tiene que ser algo donde todos ganen. Uno no puede ganar y el otro no, nosotros no queremos abrir la mano de nuestro interés en la reindustrialización”, dijo.
El ex líder sindical y referente del progresismo regional reflotó ante la prensa extranjera acreditada en Brasil, sus tradicionales posturas en política exterior, como la reforma de la Organización de Naciones Unidas, y puso en duda la efectividad del acuerdo UE-Mercosur, que fue anunciado con bombos y platillos en 2019 pero que es resistido por varios países dentro del bloque que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
«Lo que queremos es sentarnos con la Unión Europea y discutir, dependiendo de las necesidades de la Unión Europea y nuestras necesidades», dijo Lula, tras señalar que de ser elegido pretende negociar con firmeza, pero con respeto a la intereses de la UE.
“Tengo muchas ganas, volviendo a la Presidencia, de concretar el acuerdo Suramérica-Unión Europea. Casi hemos llegado, casi hemos hecho el acuerdo, casi no se ha hecho el acuerdo. No hay que tener prisa para llegar a un acuerdo, lo que necesitamos es ajustar las bases de lo que es importante para Europa, pero teniendo en cuenta lo que es importante para los países de América del Sur”, dijo.
Este mes, representantes de la Unión Europea se acercaron al gobierno ultraderechista brasileño, a través de la cancillería y del Ministerio de Economía, con el objetivo de avanzar en las negociaciones del acuerdo con Mercosur, luego de un largo período de estancamiento de las negociaciones.
Desde 2021, la Unión Europea habla de enviar una propuesta de carta complementaria al acuerdo con demandas en el área ambiental, en medio del aumento de las tasas de deforestación en la Amazonía que hizo el gobierno de Bolsonaro. Esta propuesta, sin embargo, nunca fue enviada.
El eventual pacto entre los bloques sudamericano y europeo ha cobrado fuerza en la campaña electoral de este año, con Bolsonaro y el ministro de Economía, Paulo Guedes, diciendo que un acuerdo con la UE podría estar firmado a finales de este año, mientras que las señales que llegan de Lula y la campaña del PT han sido en el sentido de defender la necesidad de seguir negociando los términos de un posible pacto.
En julio, el ex canciller del gobierno de Lula, Celso Amorim, dijo que el Partido de los Trabajadores está a favor de reabrir las negociaciones del acuerdo comercial de la Unión Europea con Mercosur para agregar cláusulas sobre protección ambiental, derechos humanos y tecnología.
Lula, favorito a ganar las elecciones presidenciales del 2 de octubre en Brasil y frustrar la reelección del actual ultraderechista Jair Bolsonaro, destacó que las victorias electorales de políticos progresistas en Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Colombia de este y de los últimos años “son una demostración de que el pueblo latinoamericano no quiere más fascistas dirigiendo el continente”. “Pienso que América del Sur vive un momento muy especial. Las victorias son una demostración de que el pueblo latinoamericanos no quiere más fascistas dirigiendo a nuestro continente”, añadió.
Citando a Argentina, Lula señala que tanto Brasil como otros países tienen derecho a cuidar su industria, en «una relación más civilizada, donde todos puedan ganar». El PT se mostró confiado en que el escenario para una posible renegociación será positivo, ya que Europa vive un momento de incertidumbre. América del Sur puede representar «un respiro de calma y posibilidades» para los países europeos.
El acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur se firmó en junio de 2019, dos décadas después del inicio de las negociaciones, pero no entró en vigor, ya que requiere la ratificación de todos los países miembros de la UE. De establecerse, la relación económica podría perjudicar a las industrias locales, especialmente en Brasil y Argentina, las más industrializadas del bloque.
“Brasil no puede abdicar de su derecho de reindustrializarse. Argentina no puede abdicar de ser un país con una fuerte industria. Un acuerdo es para que todos ganen”, afirmó Lula
“La relación con la UE siempre fue la mejor posible, mucha gente amiga gobernando varios países europeos y vamos a buscar establecer los acuerdos. Creo que Argentina, Brasil, América del Sur y Europa necesitan esto. Creo que América del Sur está haciendo algo importante para la Unión Europea en este momento, un respiro, tranquilidad y posibilidades”, dijo Lula.
El ex mandatario (2003-2010) volvió a describir a Sudamérica como un importante socio comercial y político alternativo para la UE en el marco del nuevo escenario geopolítico generado por la guerra en Ucrania, que distanció a Europa de Rusia. “Brasil no necesita estar de acuerdo con algo que no esté dentro de las necesidades de Brasil. Lo que queremos discutir con Europa es no renunciar a nuestro interés de reindustrializar”, dijo tras advertir sobre la caída de la producción industrial en su país.
“Si vuelvo a ser presidente volveré con más voluntad para trabajar en la integración de América del Sur porque ya conozco dónde erramos, dónde fallamos, lo que dejamos de hacer, pero el pueblo dio una demostración extraordinaria eligiendo a los que eligieron. ¡Quién se imaginaba que un presidente de izquierda ganaría en Colombia!” por primera vez en la historia, subrayó. Según Lula, es necesario tener “más fuerza” para negociar con otros bloques.
El presidente brasileño también repasó el tema de la preservación ambiental de la selva amazónica, de la cual Brasil tiene el 60% de su territorio y propuso un trabajo conjunto con Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Perú y anunció que, además de crear el Ministerio de los Pueblos Originarios, su eventual gobierno estará decidido a terminar con la minería ilegal.
Lula rindió homenaje al indigenista brasileño Bruno Pereira y al corresponsal inglés Dom Phillips, asesinados el 5 de junio por la mafias que explotan ilegalmente la selva amazónica, y dijo que reforzará los organismos de control y fiscalización en la gran selva sudamericana, la mayor reserva de biodiverisidad del mundo.
“Brasil es soberano, pero no puede ser ignorante e impedir que la ciencia pueda explorar la biodiversidad para producir fármacos, cosméticos y generar recursos en forma sostenible para los 28 millones de personas que viven en la región amazónica”, dijo.
Lula también se ofreció, en caso de vencer las elecciones, a mediar en conflictos mundiales, y citó como ejemplos la guerra de Ucrania y las tensiones entre China, Taiwán y Estados Unidos por la reciente visita de la líder del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, a la isla autónoma que Beijing considera una provincia rebelde.
“El mundo necesita paz porque hay mucho dinero volando y pocos empleos en el mundo. Debemos reformar la ONU para tener más fuerza y que este conflicto en Ucrania no se prolongue. La ONU tuvo fuerza para crear Israel pero no tiene fuerza para crear un Estado Palestino”, aseguró.
Lula se pronunció a favor de ampliar el Consejo de Seguridad de la ONU con la inclusión de más miembros permanentes, con derecho a veto, entre los cuales citó a Brasil, México, Egipto, Japón, Alemania. “No podemos tener el diseño del mundo de la posguerra mundial, hay que acabar con el veto”, subrayó al fustigar el poder de voto y veto de los cinco miembros permanentes del consejo: Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia y Rusia.
En el plano interno, el líder del PT fustigó los ataques de Bolsonaro al sistema electoral y sus insinuaciones de que podría no aceptar el resultado electoral, y lo calificó de “mala copia” del expresidente estadounidense Donald Trump, que no aceptó su derrota ante Joe Biden e incitó un ataque de sus seguidores al edificio del Congreso cuando los legisladores certificaban el triunfo del actual mandatario demócrata.
“Brasil vive una situación anómala, tratándose de un país democrático, por causa de las ‘fake news’, que intentan crear conflicto en las buenas intenciones de millares de brasileños, y esto se pone peor cuando el presidente se empeña en crear problemas en las instituciones creadas para fortalecer el proceso democrático”, afirmó Lula.
Juraima Almeida es investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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