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Ante la inexorable implosión capitalista, sería bueno preguntar qué nueva economía deberemos construir

Fuentes: Rebelión

“Después de tantos años de lucha, no sólo en Argentina, en América Latina, le digo que no hemos luchado para esto. Luchamos por una sociedad libre, más justa, una democracia participativa. No para gobiernos autoritarios donde aumente la pobreza, la marginalidad y la falta de respeto al derecho de las personas y de los pueblos. Hemos arriesgado nuestras vidas, nuestras familias, hemos pasado por las cárceles y las torturas y no fue para llegar a una situación de mediocridad como la que tenemos”. (Adolfo Pérez Esquivel)

Partimos de conclusiones y propuestas de sectores del poder fáctico del Foro Económico Mundial (FEM)  quienes plantean  reconstruir la economía de manera sostenible tras la pandemia de COVID-19, a dicho proceso denominan  Gran Reinicio o Gran reseteo, como se sabe, fue presentado en junio de 2020 por Carlos, príncipe de Gales y Klaus Schwab, director del FEM.

Los vocablos reinicio, transición, alternativas, cambio climático, etc., cobran vigencia en numerosos discursos y promovidos desde órganos internacionales en sus análisis económicos y financieros en diversas formas y maneras, pero siempre sugiriendo la “transición”.

Tales vocablos también recalaron en el ámbito de los órganos cooperativos que podemos leer en la página de la Alianza Cooperativa Internacional-ACI- (https://www.ica.coop/es/sala-de-prensa/noticias/cooperacion-transicion-economia-verde-nuevo-informe-destaca-modelo) “Cooperación para la transición a una economía verde: Un nuevo informe destaca cómo el modelo cooperativo es un referente para abordar el cambio climático”. Debemos decir una transición en los límites capitalistas, paliativos, mitigantes, atenuantes y reformas incompletas.

Por ello, disentimos abiertamente. Según nuestra profunda convicción  ante la inexorable implosión capitalista, sería bueno preguntar: ¿Qué nueva economía deberemos construir  y que reemplace totalmente al capitalismo?

La situación socio-económica global actual, se caracteriza-según nuestro modesto juicio-ante todo, por dos fenómenos: Crisis de la dirección, representación y organización de los referentes de los intereses del pueblo y por la otra parte, crisis económica, crisis del modelo democrático representativo y crisis de su clase política, encerrona financiera.

Lo hemos dicho y lo ratificamos ahora y aquí mismo: La voz de reproche de los que buscaron un mundo mejor en la década de 1970. Allí, precisamente allí, se alzan voces autorizadas, voces imprescindibles, voces que despiertan la conciencia adormilada, voces de reproche de aquellos/as que buscaron un mundo mejor en la década de 1970 dando todo de sí, su vida, su libertad, su cuerpo desgarrado cual Cristo. Hoy, ausencia de pensamiento y acción rupturistas. Contradicción rara: Capitalismo en crisis de ancianidad vs. Crisis de dirección transformadora.

Esta realidad tan evidente debiera motivar un gran y amplio debate del cooperativismo y abandonar su falsa premisa de “neutralidad política”, y por el contrario, reconstruir su teoría política para construir poder político cooperativo y desde allí proponer al mundo el proceso transicional del capitalismo al cooperativismo.

El sufrimiento humano y los peligros que acechan a la naturaleza, sin posibilidades de solución en los estrechos muros del capitalismo son nulos, por tanto, ha llegado sobradamente al punto más alto de su tolerancia racional.

La producción capitalista está estancada, las finanzas, los bancos, colapsan día con día porque han cesado de crecer, el mercado global se ha-literalmente- achicharrado. Ni tan siquiera la ciencia y la tecnología conducen ya a un constante acrecentamiento de la tasa de ganancia. Europa se desangra en un círculo vicioso contradictorio e irresoluto, fruto de su desacertada inversión guerrerista y abandono del bienestar del pueblo, una fórmula inestable socialmente.

En resumidas cuentas, La crisis capitalista es una crisis civilizatoria porque su cuadro de situación muestra a las masas privaciones y sufrimientos cada vez mayores, con desocupación que requiere de inversión financiera de los Estados para planes sociales de sobrevivencia mísera que abren nichos de corruptelas, la democracia es una ficción. La respuesta sólo puede venir desde un modelo económico-social como el cooperativismo.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.