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Un centenario con principio esperanza

Fuentes: Rebelión

Con la publicación del libro USO 100 años de lucha y dignidad, de los historiadores Renán Vega Cantor y Luz Ángela Núñez Espinel, celebramos una vez más, en este año del 2023 la fundación clandestina el 10 febrero de 1923 en la Quebrada la Putana de la Unión Sindical Obrera, con el nombre de Unión Obrera. Se celebra y conmemora su historia pletórica de avances y retrocesos, de dolor y sangre, por los caídos y desaparecidos, su mayoría de edad política, presencia activa y altiva en la vida del movimiento de los trabajadores, en defensa de los derechos humanos y democráticos, la soberanía popular y nacional.

Incluye esta celebración, el logro de la reciente Convención Colectiva entre la USO y Ecopetrol, donde se incorporan mejoras en la situación laboral. A su vez, estamos reconociendo la existencia de una masa de miles de trabajadores tercerizados, enganchados de manera precaria en una relación antilaboral. Una situación estructural que afecta el conjunto de los trabajadores colombianos y que, precisamente, se requiere para su solución la reforma laboral integral.

El libro en mención forma parte de la colección de la Biblioteca Diego Montaña Cuéllar, que ha publicado 16 libros dedicados a la memoria e historia de los trabajadores del país. Como historiador aplaudo a la Junta Directiva de la USO por su acertada decisión de editar esta biblioteca que lleva el nombre de un luchador, por la causa de los trabajadores petroleros, un jurista e intelectual que acompañó en las primeras filas la movilización, fue a la cárcel, estuvo herido, se ligó a las resistencias y propició la unidad proletaria. Diego Montaña Cuéllar con sus controversias razonadas y lúcidas en los escenarios jurídicos, obtuvo resonantes triunfos en representación de la USO y de Fedepetrol. Fue un traidor a la clase oligárquica en que nació y abandonó, para asumir una vida a la intemperie, llena de sinsabores. Estoy seguro, porque lo conocí bien, que estimaría en grado sumo el homenaje que la USO le realiza, con la publicación de esta biblioteca que lleva su nombre. Diego es autor del libro Patriotismo burgués nacionalismo proletario, sobre la historia del petróleo y las luchas de la USO, de notable alcance educativo y analítico que merece una nueva edición.

A la corporación que lleva el nombre del luchador asesinado Aury Sará, igual reconocimiento por su tarea cumplida en esta efeméride.

La noche de hoy (11 de agosto de 2023) entregan Renán y Luz Ángela la tarea que durante años han realizado con paciente impaciencia, con dedicación ejemplar, está magnifica obra que combina, voluntad política y conciencia histórica, con profesionalismo como historiadores de la clase trabajadora y de la USO en especial. Muchas gracias a Renán y Luz Ángela.

Lo que han realizado los autores es un libro de un colectivo que a través de los años dejó testimonio de esta historia de petróleo y sangre, de dignidad y esperanza. Es más que una colección documental, más que una antología de memorias, más que un libro testimonial, que lo es. Es la saga del intelectual orgánico colectivo que ellos han sabido buscar, encontrar, reunir, darle el sello de una autoría común. Es la recuperación de una prosa más que subalterna, insumisa, rebelde, lúcida desde la indignación y el estudio. Estos escritos le dan a las y los lectores, la oportunidad de sentarse a la mesa redonda a leer y conversar con ese personaje que es la autoría colectiva y a elaborar memoria e historia.

Aquí, se da cuenta de cómo se forjó una cultura radical proletaria y popular, en una gran crónica de acontecimientos, actores, procesos y estructuras.

Es algo más que un libro colectivo de autores y textos, más que una abundante muestra de imágenes, individuales y grupales, más que fotografías a manera de ilustración de situaciones. Lo que tenemos es un gran relato visual que tienen la unidad de la historia real, que es la que le da sentido y coherencia al relato. La fotografía como técnica y estilo narrativo y no meramente documento nos convoca a imaginar, como eran determinados personajes, por ejemplo, Raúl Eduardo Mahecha y su hermana Claudina. O una manifestación en Barrancabermeja de la USO, o un paisaje de un campo petrolero. O escenas de vida cotidiana del proletariado. O de mujeres en actividad y protesta, o una visita de María Cano y sus compañeros del partido socialista revolucionario a Barrancabermeja. O el paisaje del Rio Magdalena y su puerto. O la Comuna del 9 de abril de 1948 en Barrancabermeja. O la refinería. O distintos momentos históricos de las diez huelgas. O una nutrida secuencia de pueblos indígenas sometidos al exterminio. En fin, una galería de imágenes que constituyen el otro tejido narrativo de este libro. De manera singular destaco la foto de Floro Piedrahíta, el fotógrafo que narró con su cámara a personajes y situaciones de época, quien aparece merecidamente en este libro del cual él es coautor. El fotógrafo fotografiado, acompañado de una viñeta sobre su vida. El libro se ilustra en parte con fotos de Floro, se lo recupera en su doble condición de artista y protagonista de estas jornadas de los trabajadores en los años veinte. Un buen ejercicio de pericia histórica inclusiva.

La caratula y contra caratula del libro tienen una fotografía de nuestro artista, se trata de una manifestación de la huelga de 1927. Su aura es impactante, como si fuese nuestro cuarto estado, una alegoría al cuadro de Giuseppe Pellizza. Allí el paso erguido se destaca, la unidad se impone como impacto visual, es una imagen en movimiento con la bandera roja y las tres 8 en negro. Es el retrato de la multitud proletaria, donde se perciben algunas mujeres, niños y jóvenes. No hay ninguna mejor en los registros de la épica proletaria del país, se trata de una imagen icónica.

El libro termina con un mosaico fotográfico de líderes del movimiento obrero petrolero, verdaderos mártires asesinados y un inventario de activistas y dirigentes asesinados.

En el libro hay una presencia documental y analítica de la prensa obrera, de entrevistas, documentos que remiten a archivos. Se trata de un acervo ágil de huellas, pistas y fuentes claves.

Las diez huelgas de la USO nos ofrecen enseñanzas de coraje, lucidez y resistencia, aprendiendo sobre el duro escenario de la lucha a dilucidar el comportamiento de sus adversarios: las compañías petroleras, los gobiernos a su servicio, las fuerzas armadas, el paramilitarismo y las directivas de las empresas con algunas excepciones.

Estas huelgas enseñan algo sustancial, que combinando los objetivos reivindicativos con los políticos y asumiendo en la realidad el imaginario de clase de los trabajadores con fraternidad y solidaridad, está el camino de la huelga general. Por la incorporación de las mujeres, de otras organizaciones, otros trabajadores, la juventud. Por tratarse de un movimiento envolvente, dinámico que pone de presente memoria, nuevas experiencias y acción con conciencia.

Existe la versión que le atribuye al empresariado y a los gobiernos de Ospina y Laureano la decisión de crear Ecopetrol. Señalándole a los trabajadores un papel marginal.

La historia es al revés, ya que, desde muy temprano estuvo en la conciencia de los trabajadores la necesidad de que el petróleo y los recursos naturales estén controlados por el Estado y sean propiedad de la nación. Aparecía el tema de tanto en tanto en los periódicos hojas volantes y en algunos discursos políticos y debates de sectores dominantes. Pero, será en la huelga general petrolera del 28 de octubre de 1946 que va reaparecer el asunto, dado que se enfrentó por el proletariado al conjunto de las empresas petroleras extranjeras. Esto se presenta bien en el libro de Renán y Luz Ángela. Al igual que, lo confirma la huelga de la derrota de la Tropical Oil Company y el gobierno de Ospina Pérez en 1948, porque se los obligó a no prorrogar la continuidad de la Concesión de Mares.

La negativa de los empresarios y el gobierno de no conformar una entidad mixta que le diera el 51% al Estado llevó a la creación de una empresa estatal, Ecopetrol, con un proceso legal que comienza con la Ley 165 de 1948, el decreto del 9 de enero de 1951 y la reversión a la nación de manera completa de la Concesión de Mares el 25 de agosto de 1951.

Tengo para mí que otra lección de la lucha de los trabajadores de la USO para estos tiempos de transición energética, es recordar lo que popularmente se sabe: El petróleo y los recursos energéticos y naturales deben ser propiedad de la nación, controlados por el Estado con participación de los trabajadores.

Mi invitación es a leer y mirar el libro de los 100 años de la USO y atrevernos a habitarlo, acompañando a sus protagonistas, con el hilo simbólico de la Rabona, que es el cocodrilo del Rio Grande de la Magdalena.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.