Mientras el régimen del ultraderechista Javier Milei y varios medios de comunicación hegemónicos como Expansión, Infobae, DW, La República, CNN y La Nación proclaman que en enero pasado Argentina tuvo un superávit financiero de 518 408 millones de pesos (618 millones de dólares), las huelgas y manifestaciones proliferan por todo el país en reclamo de derechos laborales, sociales y salariales que están siendo cercenados.
La información fue ofrecida por el Ministerio de Economía y señala que “se trata del primer resultado financiero positivo del país desde agosto de 2012” y los resultados están relacionados con los fuertes recortes del gasto público que el presidente Milei lleva adelante desde que asumió el 10 de diciembre pasado, un plan fiscal que conlleva también la eliminación por decreto de millonarios fondos fiduciarios.
Medios de prensa indicaron que los gastos de capital de energía, transporte, educación, vivienda, agua potable y alcantarillado, entre otros, cayeron un 50,3 % interanual en términos netos, aunque sí se tiene en cuenta la evolución de la inflación, del 254 % interanual en enero, la caída en términos reales es mucho mayor.
Como era de espera, el mandatario “libertario” festejó el resultado fiscal de enero en las redes sociales y reafirmó su consigna de “el déficit cero no se negocia” que había incluido el ministro de Economía, Luis Caputo en su cuenta X (anterior Twitter) tras anunciar el primer superávit financiero del país en 12 años.
Esa euforia de la dirigencia estatal contrasta con un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA), el cual refleja que entre diciembre y enero hubo un aumento de la pobreza de 7,9 puntos porcentuales, y pasó del 49,5 % a 57,4 %.
O sea, casi 27 millones de personas se encuentran en esa condición de las cuales siete millones malviven en la indigencia, según figura en el gráfico del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, «Estimación de los efectos del Impacto Inflacionario postdevaluación, de diciembre 2023 y enero 2024», los dos primeros meses del gobierno de Milei.
Ante una pobreza que en el tercer trimestre era de 44,7 %, la UCA dedujo que su crecimiento se debe a la altísima inflación que sufre la nación sudamericana.
De esa forma, el costo de bienes y servicios fue de 254,2 % en el último año y en enero llegó al 20,6 % respecto a diciembre, su nivel más alto en tres décadas.
A Milei no le quedó más remedio que reconocer los números brindados por la UCA pero atribuyó el problema a una «herencia» del «modelo de la casta» política del país, refiriéndose solo a los anteriores gobiernos peronistas.
El ultraderechista Milei pretende ejecutar en 2024 un recorte del gasto público de 5 puntos del PIB para alcanzar el déficit cero, una de sus prioridades de gestión.
Organizaciones sindicales y sociales estiman que ese escenario resulta políticamente insostenible con un superávit ficticio, pues el problema es que gran parte de los recortes se centran en obras de infraestructura, salud, educación y envíos a provincias, que generan reclamos y conflictos lo cual será muy difícil sostener.
El recorte más extremo fue en las transferencias corrientes a provincias, que no sólo cayeron en términos reales, sino que se contrajeron incluso en términos nominales (-0,9 %). A eso se suma que se ajustaron por debajo de la inflación los subsidios económicos (27,5 % de aumento nominal entre enero de 2023 e igual mes de 2024), las transferencias a universidades (143,9 %), las prestaciones sociales (149,2 %) y los gastos de funcionamiento (154 %).
La economista Marina Poggetto, al comentar sobre la sostenibilidad de la disminución del déficit fiscal de enero, enfatizó a Radio Mitre: “La pregunta es si resulta sostenible una megalicuación malthusiana de las jubilaciones, corte total de la obra pública y prácticamente total de transferencias a provincias, generando conflicto distributivo no solo entre capital y trabajo, sino entre la Nación y las Provincias,”
Como se conoce, tras el fracaso de la Ley Ómnibus que no fue aprobada por el Congreso, Milei tildó de traidores a los gobernadores porque no lo apoyaron.
Para la expresidenta argentina Cristina Fernández (2007-2015) que regresó recientemente a la palestra pública, el estudio de la UCA deja a la nación en una situación peor que en la que estaba hace 20 años, cuando el índice de pobreza era del 54 %.
Agregó que esos datos reflejan el porcentaje de pobreza más alto desde que comenzó la serie histórica en 2004, y muestran «más que un retroceso a mansalva».
Aclaró Cristina que esa situación se dio sobre todo a partir de 2018, cuando el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) se endeudó en dólares al pedirle un préstamo millonario al Fondo Monetario Internacional (FMI), por lo cual se volvió para atrás hasta caer en el punto de partida y ahora la “verdadera tragedia es que no están jugando un juego de mesa, sino con la mesa de los argentinos”.
Dolarización en perspectiva
El economista Guido Agostinelli estima que el ajuste aplicado por Milei hace que en este momento en el país «comiencen a estás dadas las condiciones para hacer una dolarización», al haber incrementado las reservas a 6 000 millones de dólares, poco menos de los 8 000 millones de dólares que el mandatario entiende necesario para avanzar en ese sentido.
Remarcó que esa medida podría ser «muy negativa» para Argentina, puesto que «Milei está vendiendo una foto en la que parece que está muy cerca de dolarizar, pero eso no es tan así si uno mira toda la película, ya que hay que desembolsar miles de millones de dólares año tras año para pagarle al Fondo Monetario Internacional».
«Estoy de acuerdo, enfatizó, con lo que dice Cristina Fernández de que la dolarización es muy nociva y no hay un caso de éxito en el mundo, además de que implica abandonar el sendero industrial porque básicamente tu ciclo económico pasa a depender de Estados Unidos».
Otro experimentado economista, el doctor en Ciencias Sociales, Julio Gambina, señaló que el presidente «está cumpliendo y sobrecumpliendo las metas con el FMI» con su ajuste que va hacia «la reestructuración regresiva del funcionamiento del capitalismo argentino, iniciada durante la última dictadura«. La dolarización, como también considera Cristina Fernández, sería la pérdida total de la soberanía del país, bajo la hegemonía de Estados Unidos.
Mientras el régimen Libertario aprieta las tuercas económicas y financieras, miles de persnas de organizaciones sociales se manifiestan casi a diario por todo el país, realizando cortes de ruta y llamando a la movilización unitaria.
Recordemos que este es el presidente, después de la dictadura finalizada en 1983, que ha enfrentado más rápido un paro general.
Cierto que el descontento crece, las protestas y el conflicto social están escalando y puede llegar a niveles de 2001 cuando la crisis política, económica, social e institucional, potenciada por las revueltas populares causaron la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa, pero también resulta real que hasta el momento falta un proyecto político alternativo que devuelva la confianza al pueblo argentino.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
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