Señoras y señores, bienvenidos al gran baratillo de la justicia en el Ecuador. Aquí, en este singular mercado, cuando usted tenga la necesidad de culpar a sus enemigos políticos en algún caso de corrupción, nosotros le podemos construir la historia; porque para eso sí somos expertos. Culpamos para ganar tiempo y subir de popularidad. Este, señoras y señores, es el gran baratillo de la justicia en el Ecuador.
Si el caso es de vida o muerte, entonces lo condenamos y el veredicto es una metástasis. De tal manera, tenemos los testimonios a la carta con llantos y reclamos a millares. Surgimos, creamos y forjamos pruebas, y los medios de comunicación los tenemos siempre a nuestro favor. Los jueces y fiscales saben qué hacer cuando les toca actuar. Este es el gran baratillo.
Si como consecuencia nace otro escenario donde las pulgas invaden a los perros de la justicia, entonces tendremos el jabón necesario; y los costos serán los mismos. Por lo tanto, lo convocamos para que venga al gran baratillo de la justicia en el Ecuador. Tenemos todos los casos judiciales a su medida y con los resultados que usted desea.
En el gran baratillo de la justicia, no hay lugar para la imparcialidad. La verdad es moldeable, y la justicia se compra al mejor postor. Aquí, los principios fundamentales del derecho se desmoronan frente a los intereses políticos y económicos. Los inocentes pueden ser culpables y los culpables, inocentes, dependiendo del precio que se esté dispuesto a pagar.
Los medios de comunicación juegan un papel crucial en este teatro. Son los altavoces de la narrativa construida, manipulando la percepción pública para servir a quienes están en el poder. Las noticias se fabrican con el mismo esmero con el que se forjan las pruebas; cada titular, cada reportaje, está diseñado para influir, para persuadir, para condenar o absolver según convenga.
En este sistema, los jueces y fiscales no son administradores de justicia, sino actores en un guion preescrito. Saben bien cuál es su papel; cuándo deben mostrar severidad y cuándo indulgencia. Su desempeño no se mide por la equidad de sus decisiones, sino por su habilidad para seguir las directrices dictadas desde las sombras del poder.
El gran baratillo de la justicia no discrimina. Está abierto para todos aquellos que buscan una sentencia a medida, ya sea para destruir a un adversario o para evadir la responsabilidad de sus actos. La corrupción no es un defecto del sistema; es su esencia. Cada caso, cada juicio, cada veredicto es una transacción en este mercado de favores y vendettas.
Y cuando las consecuencias de esta corrupción desmedida se vuelven insostenibles, cuando la sociedad comienza a cuestionar la integridad del sistema, el gran baratillo sabe cómo responder. Se fabrica una nueva narrativa, se encuentran nuevos chivos expiatorios, y la maquinaria sigue funcionando. Los culpables de ayer se convierten en los mártires de hoy, y el ciclo de injusticia y manipulación continúa.
El gran baratillo de la justicia en el Ecuador es un reflejo de la descomposición de los valores fundamentales de la sociedad. La confianza en las instituciones se erosiona, y el cinismo se instala en el corazón de los ciudadanos. La ley, que debería ser el pilar de la justicia y la equidad, se convierte en un instrumento de opresión y control.
Sin embargo, este sistema no puede sostenerse indefinidamente. La verdad, aunque distorsionada y ocultada, tiene una forma de salir a la luz. La resistencia de aquellos que aún creen en la justicia y en la integridad del derecho se convierte en una fuerza imparable. La lucha por la verdadera justicia no se apaga, incluso en los rincones más oscuros del gran baratillo.
Cada acto de corrupción, cada juicio manipulado, cada veredicto comprado es un recordatorio de la necesidad de un cambio profundo. Es un llamado a la acción para aquellos que valoran la verdad y la justicia. La transformación del sistema judicial del Ecuador no será fácil ni rápida, pero es esencial para restaurar la confianza y la esperanza en un futuro más justo.
Así, mientras el gran baratillo de la justicia en el Ecuador sigue operando, también crece la convicción de que un nuevo orden es posible. Un orden donde la justicia no esté a la venta, donde la verdad no sea una mercancía y donde los derechos de todos los ciudadanos sean protegidos sin excepción.
La lucha por un sistema judicial justo es una batalla continua, pero es una batalla que debe ser librada. Porque al final, la justicia verdadera no es un lujo, sino una necesidad fundamental para la dignidad y el bienestar de todos los seres humanos. Es la base sobre la cual se puede construir una sociedad equitativa y solidaria, donde la vida y la felicidad del ser humano prevalezcan sobre los intereses del capital.
Por lo tanto, les invitamos a reflexionar sobre el estado actual de la justicia en el Ecuador y a unirse a la causa de aquellos que trabajan incansablemente por su reforma. El cambio es posible, y juntos, podemos transformar el gran baratillo de la justicia en un verdadero sistema de justicia para todos.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.