En los últimos días una noticia económica ha removido los cimientos del capital a nivel mundial, se trata de la aparición de R1, un poderoso modelo de Inteligencia Artificial (IA) creado por la empresa china Deepseek. Sus descargas en los móviles americanos se contaron por millones, y hace unos días los valores bursátiles de las tecnológicas occidentales, sobre todo estadounidenses, pero también alguna europea, caían de manera dramática (el Nasdaq se dejaba cerca de 1,5 billones de dólares, similar al PIB anual español).
Aunque se trata de un fenómeno con muchos aspectos (división internacional del capital, mercado mundial de la tecnología, configuración de la clase obrera y la nueva lucha de clases, entre otros), aquí nos centraremos en lo que tiene que ver con la apropiación del plusvalor extraordinario y el carácter progresivo del capitalismo. Para ello dividiremos la exposición en tres partes: observaremos los datos, nos detendremos en el relato y expondremos la crítica de la economía basándonos en los desarrollos de Karl Marx en su obra El Capital.
Los hechos y los datos
El pasado 27 de enero la valoración en bolsa de la empresa norteamericana Nvidia, productora de microchips, cayó cerca de 600.000 millones de dólares (un 17%). Se trató de la mayor caída jamás vista. Junto a ella, aunque en menor medida, otras empresas se veían afectadas: la mayoría norteamericanas, pero también algunas europeas como ASML y Siemens Energy. ¿Qué había pasado?
La empresa china Deepseek (búsqueda profunda, en español) había creado una herramienta de Inteligencia Artificial (IA), el modelo R1, tan potente como la mejor versión de sus competidores (ChatGPT de OpenAI, Bard de Google, Llama de Meta, BingChat de Microsoft, entre otros), propiedad de capitales norteamericanos. Y además, gratis, con lo que las descargas en los móviles americanos se contaron por millones.
El modelo de negocio de Deepseek, por ahora, está basado en la segmentación del producto: una versión más completa (premium) de pago enfocada hacia profesionales y empresas, y otra versión menos completa y gratuita (cuando el producto es gratis el precio es tu información) destinada al público en general de donde aprende en gran medida la herramienta china de IA.
Varias cuestiones han sido destacadas en este movimiento. Por un lado, la capacidad del capital chino para sobreponerse a las limitaciones al acceso de la tecnología microinformática (la Chips Act promulgada por la administración Biden en 2022); también, la rapidez con que lo han hecho, pues Deepseek fue creada en 2023; la reducida inversión necesaria para crear la herramienta de IA china, que ascendió a 6 millones de $ frente a los 100 millones de ChapGPT-4; que descansa en la reducción del uso de recursos informáticos (memoria y microprocesadores) cuando actúa (una décima parte que sus competidores); de lo cual se derivan ahorros en el uso de otros recursos (energía, espacio físico, agua); se entrena (alimentación con datos para ofrecer buenos resultados) en menos tiempo. Todo esto redunda en un abaratamiento significativo de la mercancía.
Esto pone sobre la mesa que la empresa china ofrece un producto tan bueno como su competencia norteamericana, pero a mucho menor coste. Y sin recurrir a los medios más sofisticados, lo cual da idea del recorrido que tiene. Posteriormente, abordaremos cómo se explica lo que ha ocurrido, primero por el lado de la economía y luego por el de la crítica de dicha economía.
Pedro Andrés González Ruiz es el autor del blog Criticonomia.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.