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Entrevista a Decio Machado

«Es posible una etapa constitucional y social con alto factor de riesgo en Ecuador»

Fuentes: Diario Tiempo Argentino

Desde Quito, donde reside desde hace un largo tiempo, advierte sobre el debilitamiento del correísmo y del movimiento indigenista tras la derrota y asegura que fueron «elecciones con la cancha inclinada».

El triunfo del oficialismo en la segunda vuelta electoral en el Ecuador, que se presagiaba reñida, culminó con once puntos de diferencia en favor del conservador, el actual presidente Daniel Noboa, sobre la candidata progresista Luisa González, representante del correísmo de Revolución Ciudadana. Para poder analizar los resultados de la segunda vuelta electoral, junto a un balance de la situación política económica y social que atraviesa la sociedad ecuatoriana, profundamente militarizada, Tiempo Argentino se comunicó con el analista político y consultor Decio Machado. Se trata de un sociólogo y analista político español que reside desde hace décadas en Quito y que es cofundador de varios proyectos editoriales alternativos.

–¿Cuál es tu mirada sobre los resultados de la segunda vuelta electoral?

–Los resultados dejan al país a los movimientos sociales, estructuras populares, sectores de izquierda y progresistas en una situación bastante difícil. Hemos asistido a una campaña muy desigual tanto en poder económico como en la distribución de recursos. El presidente Daniel Noboa, como candidato conservador, contó con todo un ecosistema a su favor desde las instituciones supuestamente independientes, todas trabajaron en un marco estratégico gubernamental, jugaron plegadas a sus posiciones. Se le permitió no pedir licencia, una obligación de todo funcionario público en actividad. Eso la permitió utilizar el patrimonio público y el erario público en favor de su campaña. Toda una barbaridad que no tomó en cuenta la Justicia.

–Así sucedieron distintos hechos anómalos.

–Sí, ahora más allá de eso hay un resultado final producto de esa cancha inclinada que le dio en torno de 1.200.000 votos a favor al oficialismo, constituye la tercera derrota sucesiva del progresismo ecuatoriano en cuatro años. Todo un dato que golpea a una organización política que fue hegemónica en años anteriores y deja en una posición bastante compleja a estos sectores.

–Para comprender el resultado también se debe tener en cuenta la situación de violencia que vive desde hace un tiempo el país.

-Hay un proceso de derechización en la sociedad ecuatoriana. Sectores de la sociedad están transversalizados por el factor del miedo. Se reclama más control, más militarización, mano dura, policías en las calles, cámaras, etcétera. Ese proceso, de alguna manera sociológico, que acompaña a una tendencia del sentido común dominante atravesado por el conservadurismo. Una sociedad  que se ha caracterizado en años anteriores, de bajar presidentes uno tras otro, toda vez que incumplían los compromisos electorales, cuando había denuncias de corrupción, o lo que fuere. Y en este momento, en cambio, la sociedad tiene un nivel de permisividad grande ante el poder, y paradójicamente reclaman esa mano dura. Además, se advierte, desde enero del año pasado, un proceso de desmovilización creciente. Con la declaración por parte del gobierno de «conflicto armado interno», una intervención creciente de los militares en las calles, en la vida cotidiana en barrios y barriadas marginales. No es gratuito. Es coincidente con la inexistencia de movilizaciones sociales, caracterizados por la participación de actores no institucionales

–La novedad en estas elecciones fue el posicionamiento de la CONAIE, la Confederación de las Organizaciones Indigenistas del Ecuador, en relación a la candidatura correísta en la segunda vuelta. Se pensaba que este hecho podía torcer en favor de Luisa González.

–El Movimiento Indígena vivió una situación muy compleja por esa decisión, que me parece fue una decisión coherente. Pensemos que la CONAIE es el movimiento de mayor músculo en la lucha callejera de resistencia a las políticas neoliberales. Pero en este proceso electoral sacó un 5%, y en relación a la segunda vuelta la dirección de la CONAIE, tomó la decisión coherente de respaldar la candidatura de Luisa González. Eso sí, había antecedentes de conflicto entre el correísmo y el Movimiento Indígena, lo que significó que no hubiera una unanimidad en el interior del Movimiento, con complejidades internas dentro del movimiento. Estamos analizando las actas territoriales, por circunscripciones, que se están subiendo al software del Consejo Nacional Electoral (CNE). Yo creo que ese voto se repartió, en algunos sitios, favorable a la candidatura progresista y en otros no tanto. Pero la conducción cumplió su papel. El problema está en una franja de voto blando que adquirió Luisa González en la primera vuelta y que puede haberlo perdido en esta segunda vuelta. Por lo tanto el voto indígena podría haber compensado la pérdida. González tuvo resultados más elevando en primera vuelta que los históricos del correísmo.

–¿Cómo influyó Trump? El gobierno de  Noboa es una de las cabezas de playa de EE UU en Sudamérica.

–Eso fue manejado estratégicamente por el propio Noboa. La campaña gubernamental trató de asociar la candidatura de Luisa González a gobiernos como el de Maduro y de Daniel Ortega. Trabajó para que hubiese fotografías y declaraciones de cercanía de Trump, en favor de Noboa. Se trabajó al presidente como el amigo del imperio y que eso le favorece al país contra la candidatura de Luisa González, la amiga de gobiernos «parias»,  así definido por el aparato mediático.

–Hay un antes y un después de estas elecciones y de la nueva derrota del correísmo. ¿Cuáles son los escenarios posibles?

–Esta es una pregunta sin respuesta. Es evidente que tras una derrota de este tipo, es posible que haya un impacto en las organizaciones de izquierda. Por tanto, habrá cuestionamiento interno a la actual conducción de Revolución Ciudadana. Luisa González es la directora del Partido. En cuanto al liderazgo del expresidente Correa, hay algunas voces que plantean que es el momento que Correa dé un paso al costado, y lo propio puede ocurrir en el Movimiento Indígena, que tiene su Congreso en el segundo semestre: los sectores que estaban en contra del pacto con el correísmo, y los más conservadores le van a disputar el liderazgo a Leónidas Isa y a sus aliados, aunque hayan liderado las luchas de resistencia a las políticas neoliberales. Es un escenario posible el debilitamiento de esos sectores, lo que nos pondría en una etapa política social y constitucional con alto factor de riesgo.

Fuente: https://www.tiempoar.com.ar/ta_article/decio-machado-etapa-constitucional-social-riesgo-ecuador/