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La trágica historia de la familia del creador de "El eternauta"

«La dictadura argentina destrozó todo y aisló la memoria con el terror»

Fuentes: El Diario [Foto: La familia Oesterheld, encabezada por Héctor Germán, autor de «El Eternauta» (Penguin Random House)]

El libro ‘Los Oesterheld’ recorre la vida del ideador del personaje de cómic que inspiró la exitosa serie de Netflix, que defiende que “el único héroe es el aire colectivo”.

“Mi nombre es Elsa Sánchez de Oesterheld y soy la mujer de Héctor Germán Oesterheld, famoso en el mundo por haber escrito la historieta El eternauta. En la época trágica de Argentina desaparecieron mis cuatro hijas, mi marido, mis dos yernos, otro yerno que no conocí, y dos nietitos que estaban en la panza. Diez personas desaparecidas en mi familia. Pero prefiero recordar los años en los que fui feliz”. Este es uno de los testimonios que abre Los Oesterheld, el libro en el que Fernanda Nicolini y Alicia Beltrami volcaron su exhaustiva investigación sobre la vida y militancia del creador de El eternauta, el icónico cómic en el que se basó la serie homónima de Netflix que se ha convertido en uno de los grandes fenómenos del año desde su estreno el pasado mes de abril.

La ficción protagonizada por Ricardo Darín, que tendrá segunda temporada, volvió a poner en el foco la novela gráfica, pero la biografía publicada por la editorial Roca va un paso más allá al indagar en la vida de su ideador. Una historia atravesada por la tragedia, la militancia y la violencia.

El volumen incluye las palabras de Elsa, la pareja de Héctor Gómez, a la que las investigadoras entrevistaron, y que permiten viajar en el tiempo y adentrarse en el hogar en el que criaron a sus hijas, y cómo poco a poco todo se fue oscureciendo hasta acabar con tantas ausencias y dolor. Una mujer a la que como ella misma reveló a las autoras, le “salvó” criar a Martín, el nieto que pudo recuperar pese a la tragedia. “Al entrar en la vida de los Oestereheld se pueden entender muchas cosas que le pasaron no solo a esta familia, sino al montón de las que fueron diezmadas por la dictadura en la Argentina”, explica a este periódico la escritora Fernanda Nicolini.

Fotografías de archivo de la familia Oesterheld
Fotografías de archivo de la familia Oesterheld PENGUIN RANDOM HOUSE

El hecho de que dos de las hijas de Elsa desaparecieran embarazadas le llevó a incorporarse a la organización Abuelas de Plaza de Mayo, que nació en 1977 con el objetivo de localizar y restituir a los más de 500 niños apropiados por la última dictadura militar (1976-1983). Una ONG que sigue activa y que, de hecho, vivió cómo tras el estreno de la serie de El eternauta se dispararon las consultas. El pasado 7 de julio anunciaron que habían encontrado al nieto robado número 140.

De la geología a la militancia

Héctor Gómez Oesterheld estudió geología en la Universidad de Buenos Aires, al tiempo que trabajaba como corrector, y publicó su primera obra, Truila y Miltar en 1943, dentro del suplemento literario del periódico La Prensa. Al acabar la carrera se casó con Elsa Sánchez y poco tiempo después decidió dedicarse únicamente a escribir. Comenzó trabajando en las editoriales Códex y Abril, con relatos infantiles de divulgación científica; y realizó sus primeros guiones de historieta para la revista Cinemisterio en 1951. En 1952 creó a uno de sus personajes más importantes, el piloto de pruebas Bull Rockett dibujado por Paul Campani, y después el Sargento Kirk dibujado por Hugo Pratt.

En 1955 fundó junto a su hermano Jorge la Editorial Frontera, y su éxito le llevó a publicar en las revistas Hora Cero y Frontera. En esta etapa ideó a Ernie Pike, un corresponsal de guerra que relataba batallas de la Segunda Guerra Mundial que, aunque estaba basado en el cronista real Ernest Pyle, Hugo Pratt le hizo a imagen y semejanza de su autor. Y fue en 1957 cuando apareció El eternauta, con dibujos de Solano López, contando la historia sobre un viajero de la eternidad que se aparecía en la casa del propio Oesterheld y le hablaba sobre una catastrófica invasión extraterrestre. Este se publicó por entregas semanales hasta 1959.

La editorial Frontera quebró mientras la obra de Oesterheld iba permeándose cada vez más de su compromiso político. Esto quedó reflejado en la nueva versión de El eternauta que escribió en colaboración con Alberto Breccia en 1969; y aún más tras el inicio de la dictadura militar en 1976, cuando se unió a la organización política armada peronista Montoneros, junto a sus hijas. “Es mucho más duro, él mismo se incorpora dentro de la propia historia y, si uno hace un paralelismo con su vida, él estaba siendo protagonista esta historia de militancia resistiendo a la dictadura”, apunta la periodista y escritora.

Algunas de las imágenes de archivo incluidas en 'Los Oesterheld'
Algunas de las imágenes de archivo incluidas en ‘Los Oesterheld’ PENGUIN RANDOM HOUSE

Montoneros estaba integrado básicamente por gente joven, por lo que pasó a ser conocido como el ‘viejo’. La biografía ahonda en cómo pese a que las cuatro hijas de Héctor y Elsa eran militantes, sus militancias eran muy distintas. “Es que la militancia no es monolítica”, incide Fernanda Nicolini, “él entró para aportar lo que sabía hacer y empezó a escribir historietas para la prensa militante”.

El secuestro

Héctor fue secuestrado el 27 de abril de 1977. Para entonces, sus cuatro hijas ya habían desaparecido: Diana (24), Beatriz (19), Estela (25) y Marina (18). A él le llevaron primero al campo de concentración Campo de mayo. “Uno de los testigos nos contó que allí le mostraron las fotos de sus hijas torturadas, para demostrarles lo que eran capaces de hacerle”, recuerda Fernanda Nicolini. El artista sobreviviría hasta principios de 1978, cuando se dejó de encontrar rastro de él. Una labor nada fácil teniendo en cuenta que los relatos que debían buscar estaban cargados de dolor, pérdida y temor.

“Hicimos más de 200 entrevistas porque reconstruir esta historia es también reconstruir pedacitos de memoria muy fragmentados, de personas que también sufrieron, que estuvieron secuestradas. Muchos de los testigos perdieron a la gente que amaban y vivieron con mucho miedo durante mucho tiempo”, comparte la autora, “eso hizo que sus memorias estuvieran como muy picadas y abigarradas. Había que empezar a abrirlas”.

Fue durante el proceso de investigación cuando se dieron cuenta de que dado que las “memorias individuales se apagan con las personas si no se dejan por escrito”, el único modo que tenían para aproximarse “a lo que pudo haber sido realmente lo que pasó en cada momento era juntando varias memorias, porque la memoria también es ficcional. Las historias con nombres solo se pueden hacer con memorias individuales que después convierten un libro en la memoria colectiva”.

La coautora celebra que la investigación haya propiciado el reencuentro de varios supervivientes: “La dictadura destrozó redes, de amistades, de familias, de militancia. Destrozó todo y aisló las memorias también con el terror”.

También destaca algo que le sigue emocionando, por cómo siempre que preguntaban por Héctor, “había algo como que se les iluminaba”. La última parte del libro recoge su cautiverio y cómo él estando cada vez en peores condiciones –enfermó de los pulmones–, siempre se preocupaba por sus compañeros de calvario: “Si había una embarazada le separaba los pocos pedazos de carne de la comida que les daban, porque era un asco. Estuvo con una nena de doce años a la que contaba historias y jugaba al hockey con un palito”.

Reivindicar ‘El eternauta’

La periodista celebra el reciente éxito de El eternauta por el contexto en el que ha sucedido, y subraya lo “increíble” que fue que nunca se prohibiera en la época: “Ni incluso cuando él estuvo clandestino en plena dictadura y se seguía publicando. Probablemente, fuera un poco torpeza de los censuradores, que pensaban que la historieta era para niños”. “Este es un buen momento para reivindicar la idea de lo colectivo, de la militancia por un mundo mejor”, valora. “Él mismo contó que cuando empezó a escribirlo, no sabía bien de qué iría, pero que pasado el tiempo se dio cuenta de que en realidad es una historia donde nadie se salva solo, donde el único héroe es el aire colectivo, que es la frase que sobrevivió y que es el lema de la propia serie”, comenta la coautora.

De ahí a que defienda que las políticas que se lleven a cabo tengan que proteger los derechos humanos porque “uno siente a veces que llega a consensos democráticos y de repente tenés un Gobierno de derecha que vuelve a poner en duda algunos de ellos, o empieza incluso a reivindicar la dictadura”.

Fernanda Nicolini sostiene que “hay que estar siempre en resistencia”, y de ahí a la importancia del éxito de la serie a la hora de seguir haciendo trascender la historia del cómic. “Tiene algo de literatura clásica, porque cada uno puede darle su propia lectura desde sus propios lugares y tiempos, y sigue funcionando por su propio corazón, una aventura que no falla y la construcción del héroe; un arco narrativo que sigue atrapando a los seres humanos, desde los griegos hasta Netflix”, describe. También reconoce que otra de las claves de la obra es que sus personajes son “gente común, no son superhéroes, no tienen nada. A diferencia de lo que sucede muchas veces en la ciencia ficción, aquí podríamos ser yo o vos”.

Fuente: https://www.eldiario.es/cultura/libros/tragica-historia-familia-creador-eternauta-dictadura-argentina-destrozo-aislo-memoria-terror_1_12517482.html