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La marcha de la desidia o de la insidia

Fuentes: Radio Pichincha

La mejor forma de entender determinados problemas es llevarlos a lo más básico, elemental o funcional del sentido común.

Por ejemplo, cuando en una familia hay un conflicto, aparentemente sentimental, bien podría entenderse que los asuntos económicos ya no dan más, que la situación de bienestar se ha deteriorado o que ya no hay condiciones para pensar en un futuro común.

Lo mismo podríamos pensar en una relación sentimental, donde ya los romanticismos no pesan, duelen más las carencias o las insuficiencias materiales.

Pero cuando se trata de asuntos de Estado la cosa es más complicada y no solo afecta a quienes gobiernan. Sino pregunten lo que está pasando este rato en Argentina, donde Javier Milei se preciaba de tener todo el apoyo, de hacer lo que le venga en gana y no pasarle nada. Ahora, su “matrimonio” con la sociedad está en crisis y una de esas que no se sale con promesas de amor o un ramo de flores.

En Ecuador, para variar, nuestros problemas son agudos, muy complicados, tanto es así que ayer se reunió el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y nos invita a vivir una “nueva fase de la guerra”, de ese Conflicto Armado Interno, con más “inteligencia”, eliminando a los cabecillas y combatiendo el contrabando de combustibles y la minería ilegal.

¿Han pasado casi dos años de que se declaró ese estado de guerra y ahora estamos en una nueva fase porque la primera resultó un fracaso?

O al revés: ¿Era tan absurdo el diagnóstico y el “estado de la situación” que se invirtieron recursos y hasta vidas humanas para combatir algo que era muy superior a los esquemas de respuesta militar y de inteligencia?

Por todo ello, si el mismísimo Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, de esa entidad todo todo poderosa, da cuenta de un momento crítico, ¿para qué sirven las marchas y esos despliegues de fuerza y gastadera de plata? ¿Para decirnos que vamos a necesitar del apoyo ciudadano para algo que fue delegado a quien supuestamente ganó las elecciones, tal como lo legitimó un CNE bastante deslegitimado?

No cabe duda que la desidia se impone, pero no solo porque estemos hartos de la mentira y de la fanfarria política que todo lo encubre, sino porque hemos llegado a tal punto de hartazgo que la INSIDIA SE HA CONVERTIDO EN DESIDIA.

Y si se acude al diccionario, ya sabemos qué bien conjugan los verbos INSIDIA y DESIDIA. En otras palabras, la indolencia y la apatía, junto a la calumnia y la mentira, se han instalado como formas de hacer política que no hacen falta ni los sentidos comunes, las racionalidades y menos aún el derecho y la buena fe.

Al contrario, MIENTRAS MÁS MIENTES Y MÁS INDOLENTE ERES, PARECERÌA QUE TE CONVIERTES EN EL BACÁN DEL BARRIO.

Fuente: https://www.radiopichincha.com/la-marcha-de-la-desidia-o-de-la-insidia/