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La articulación mundial de la infamia imperialista

Fuentes: Rebelión

Creo que aún no existe formalmente, pero, seguramente, en la práctica ya está en vigor desde hace bastante tiempo el Premio Nobel de la Infamia. Aunque no con esta denominación, acaba de ser concedido a la principal representante de los intereses imperialistas en Venezuela, la extremista de derecha María Corina Machado.

No es novedad para nadie con un mínimo de dedicación al estudio histórico de las instituciones de los países capitalistas occidentales cómo las mismas son utilizadas para imponer y consolidar el dominio de los centros imperialistas sobre el resto del mundo. Evidentemente, la cosa no sería diferente con las varias modalidades de los premios Nobel. Lejos de ser por casualidad, en el caso de la economía, por ejemplo, el premio se atribuye invariablemente a fervientes defensores del neoliberalismo, es decir, a aquellos que defienden al máximo los primados del capitalismo neoliberal.

Sin embargo, parece que este año los escrúpulos y temores de no revelar su forma de actuación fueron dejados de lado por parte de la comisión encargada de otorgar el Nobel de la Paz. La decisión de entregarlo a una de las más fervorosas promotoras del odio y del servilismo al imperialismo se tomó de manera tan concatenada y articulada con los centros coordinadores de Estados Unidos que no hay forma de no ser detectada de inmediato.

Así, al mismo tiempo que el bufón anaranjado decía estar en campaña para ser él quien recibiera la condecoración, su subordinado más rastrero, el Secretario de Estado Marco Rubio, estaba proponiendo el nombre de la fascista venezolana. ¿Habría sido una divergencia de opiniones entre el jefe del imperio y su subordinado más fiel? ¡Nada que ver!

La trama indecorosa ha estado desarrollándose hace ya algunos meses, desde que el gobierno imperialista del bufón anaranjado clasificó al gobierno venezolano como el gran responsable del tráfico de drogas que afecta a Estados Unidos. A partir de entonces, Venezuela ha sido blanco de acciones agresivas por parte de las fuerzas militares estadounidenses. Nuestro vecino latinoamericano tuvo su litoral bloqueado y varias personas fueron asesinadas por misiles disparados sin previo aviso por las naves de guerra gringas.

Con el inicio de la Revolución Bolivariana comandada por Hugo Chávez, Venezuela se convirtió en la piedra en el zapato del imperialismo estadounidense en esta parte del mundo. La firme decisión venezolana de recuperar el control de su petróleo y las demás riquezas naturales ha enfurecido tremendamente a los dirigentes imperialistas. Todos los intentos de retomar el gobierno a través de sirvientes internos, de los cuales María Corina Machado siempre ha sido una de las más dedicadas, han fracasado estrepitosamente.

La organización y la conciencia de clase de la mayoría del pueblo han derrotado todos los ataques lanzados por los representantes de los intereses del imperio dentro de Venezuela. Además, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países de América Latina, las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela cultivan la ideología de la soberanía nacional, y no el servilismo al centro del imperialismo. Por lo tanto, a los gringos no les ha quedado siquiera la alternativa clásica de derrocar al gobierno de Venezuela mediante un golpe de Estado militar. Por eso, la opción ahora se orienta hacia una agresión armada directa del propio imperio, con planes para una invasión efectiva por parte de los militares de los Estados Unidos.

Es en este contexto que debemos entender la entrega del Premio Nobel de la Paz a la propagadora más notoria del odio y la muerte contra las mayorías populares venezolanas. El comité encargado de la designación del galardonado ha demostrado estar plenamente alineado con todos los dictados provenientes de sus patrocinadores del centro imperial. Este comité y sus integrantes deben ser siempre vistos y reconocidos como uno de los engranajes más infames en la máquina de agredir a los pueblos que luchan por su dignidad y liberación.

Por eso, en contraposición a la sordidez que se ha convertido en la marca registrada de los premios Nobel, los defensores de la justicia y de los derechos de los pueblos de todo el mundo deberían instituir a partir de ahora el Premio Mundial de la Infamia, teniendo como sus primeros galardonados al comité noruego y a todos sus integrantes encargados de la definición del Nobel de la Paz de este año.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.