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La Fábrica de Sueños. "No Bears" (2022), de Jafar Panahi

Entre el miedo sembrado y la represión desatada

Fuentes: Rebelión

En mi familia conviví de cerca con enfermedades como la demencia, que marcaron a mis padres y abuelos. Eso me enseñó que todo es frágil. Ama, crea, trabaja, pero nunca olvides que cada día puede ser el último. Por eso cada día merece dignidad. VIGGO MORTENSEN

El porvenir no nos aporta nada, no nos da nada; somos nosotros, los que para construirlo, debemos darle todo, darle nuestra vida misma. Pero para dar hace falta poseer y no poseemos otra vida, otra savia, que los tesoros heredados del pasado y digeridos, asimilados, recreados por nosotros. De todas las necesidades que tiene el alma humana, no hay ninguna más vital que el pasado. SIMONE WEIL

Para escribir una poesía / que no sea política / debo escuchar a los pájaros. / Pero para escuchar a los pájaros / hace falta que cese el bombardeo. MARWAN MAKHOUL

Desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños, vía Cine-Club Al Filo del Tiempo, termina el Ciclo sobre vida y obra del iraní Jafar Panahi: ante la dificultad de conseguir en Occidente el filme It Was Just an Accident (2025) o Sólo fue un accidente tuvo que ser reemplazado por No Bears (2022) o Los osos no existen, una metáfora sobre el miedo sembrado por el líder supremo Alí Khamenei (así el presidente sea Masoud Pezeshkian desde 2024) y la fascistización del planeta por el orate Hitler Trump, quien con Netanyahu es el máximo genocida, narco y criminal, y quien hoy tilda a Petro de ser ‘un matón, que fabrica muchas drogas y un tipo muy malo’: y éste le dice la verdad: [Trump] ‘es cómplice de genocidio’ (1). Esa mezcla entre ficción y realidad o documental y ficción, tan usual en JP, va en este caso más allá para darnos un paradigma de meta/filme/cine (2): el reflexionar sobre su medio artístico por vía de la práctica, como quien se mira al espejo para conocerse mejor.

El plano secuencia del inicio ya lo dice todo al respecto, por la entrada en juego de las voces metaficción (la convivencia entre la creación y la reflexión sobre la creación, Patricia Waugh dixit), autorrerencialidad (el citarse a sí mismo, según G. Lipovetsky y J. Serroy), metatexto (o la textualidad, el texto sobre el texto, para M. Pfister) e intertextualidad, es decir, metacine como intertextualidad, de acuerdo con J. Kristeva o G. Genette: la relación de copresencia entre dos o más textos o la presencia efectiva de un texto en otro. Genette va más allá y añade a la intertextualidad, las voces transtextualidad, la relación manifiesta o tácita entre textos distintos; y architextualidad, o la adición de un texto a un género: en este caso, se pasa de metafilme al género metacine. En efecto, ese filme que se rueda en la frontera Irán/Turquía, con el drama de Zara y Bakhtiar para conseguir sus pasaportes hacia Occidente, resulta ser la pantalla del pc de JP: así, el plano continúa en el cuarto de la casa donde Ghanbar lo aloja.

Los osos no existen es tanto una obra maestra como una declaración de amor al cine. Prueba del compromiso de un cineasta, JP, con la vida, el arte, su pueblo, en fin, consigo mismo. Un filme clave desde la forma y el contenido: no se trata sólo de un ejercicio de estilo, que le reconoció el público en Venecia y que obtuvo el Premio Especial del Jurado, sino una prueba fehaciente de su valor como sujeto histórico, de su tesón para superar la represión del régimen que hasta feb.2025 lo tuvo en la cárcel; obra que rodó una vez más en la clandestinidad, como en Taxi Teherán (3) y en Esto no es un filme, y que tan sólo cuatro meses después estrenaba No Bears. Filme en el que se pasa del humor a la tristeza, del amor a la nostalgia, de la alegría a la saudade, o, si se prefiere, del ánimo a la depresión: la que, a propósito, para Freud era la melancolía, pues la depresión no es sólo tristeza sino el efecto de un conflicto interno profundo, vinculado con la pérdida de algo amado: una persona, una idea propia, un ideal…

En suma, dice Sergio Rodríguez B., en la melancolía, el sujeto pierde al objeto, pero también pierde al yo. Depresión como agresión contra sí mismo pues en clave freudiana la depresión no es pasividad sino agresión invertida: lo que no se expresa hacia afuera o la gente prefiere guardárselo (rabia, rencor, reclamo), vuelve adentro en modo culpa, auto denigración, sensación de inutilidad. Sentimientos que, por distintas vías, persiguen a los personajes de la otra relación amorosa del filme: el triángulo formado por el estudiante de la U. de Teherán, Soldooz, a quien expulsan por haber hecho parte de una protesta y tenía otra motivación para volver a empezar, y es Gozal pues está enamorado de ella; su rival, el resentido Yaghoob, quien ha estado detrás de Solduz desde que regresó, que le prometió a Gozal que se la llevaría lejos del pueblo y del que se dice fue quien cortó el cordón umbilical de Gozal, lo que, en otras palabras, habla de un matrimonio por conveniencia y cuyas familias no se llevaban bien.

Es casi imposible no advertir la docuficción Close-Up (1990) o Primer plano, de Abbas Kiarostami, la historia real de un tipo que se hizo pasar por otro gran cineasta iraní, Mohsen Makhmalbaf, y timó a una familia bajo el pretexto de que podrían encarnar su nuevo filme: un metatexto sobre la identidad humana o la propia concepción del cine y del arte en el marco de la cultura iraní. Metatexto y metafilme que se pregunta sobre los resultados funestos que puedan derivarse de crear una imagen, por más nobles intenciones que haya de entrada: El camino al infierno está asfaltado de buenas intenciones, según la frase atribuida a Nietzsche. (4) Frase que también se atribuye al monje francés Bernardo de Claraval (1091-1153) y, luego, a los autores ingleses Samuel Johnson, Walter Scott y James Boswell: éste, además, abogado y aristócrata escocés que escribió, todo hay que decirlo, la biografía sobre el doctor, intelectual y hombre de letras inglés primero citado: La vida de Samuel Johnson (1791) (5).

Se relata esto porque la imagen que el futuro tendría de S. Johnson como atildado/entrañable protagonista de la alta sociedad británica, y un (im)perfecto conservador, en gran parte deriva del sesgo que Boswell presenta en su biografía pues, por contraste, se dice que Johnson vivió la mayor parte de su existencia en la pobreza y su concepción política de temas como colonialismo, esclavitud o pobreza no podrían ubicarse jamás dentro de la godarria, como lo dejó en evidencia Th. Carlyle en dos ensayos que escribió sobre el Johnson de Boswell para al cabo ponderar su trabajo sin rodeos. En tal sentido, JP en No Bears también se refiere a pobreza, esclavitud y neocolonialismo, con un cine que, de nuevo, como en El globo blanco (6), Taxi Teherán y El círculo (7), pasa del cine social al cine político y se remite a la situación de Irán, a su Estado policivo, a la corrupción policial, al menor como testigo de una pesquisa, a la tradición y al valor de un juramento, al contrabando de personas en la frontera turco/iraní.

Frente a estos y otros temas, JP ama, crea y trabaja sin olvidar jamás que cada día puede ser el último, como hacen todos aquellos que han sufrido la persecución, la cárcel, la tortura o una pérdida irreparable en sus vidas, sin olvidar al mismo tiempo que cada día merece dignidad. La misma dignidad que hoy Petro le enseña a Trump para recordarle que no puede ser narcotraficante un hombre que enfrenta a los peores criminales del planeta, además promotores y pedófilos (8), neocolonialistas a ultranza y esclavos de la codicia. Los mismos que han sembrado el miedo y su efecto el odio en el mundo y han desatado la represión por medio del fascismo: hoy EE.UU está ad portas de una guerra civil como la que muestra Alex Garland en su filme homónimo Civil War (2024) (9) e Israel está a dos años del declive total de su imperio sionazista, según el análisis del politólogo Lior Ben Shaul (10). JP, por su lado, hace un desafío constante a su estado de preso en su propio país, sin pérdida de su dignidad.

Los osos no existen no sólo refleja la vida de un hacedor de silencio silenciada, sino que es el espejo de quien por eso es mandado a matar. Pero que gracias a su valentía, terquedad y compromiso, ha salido indemne para sacar fuerzas de su ocasional desánimo y transformarlo en materia viva de su cine revolucionario, rebelde, disidente, no necesariamente por vocación sino como producto de un régimen que lo censura por decreto y lo obliga a atravesar en pantuflas de gato su país y a hacer humor con la tragedia: v. gr., con esa señal de Wifi intermitente. Pocas veces se ve en el cine como arte una confesión, a la vez un búmeran que se vuelve contra sus verdugos y no contra él, en tanto sabedor de que el porvenir no nos trae nada, sino que con el trabajo y la entrega de la vida misma, seguros de que no hay más savia que los tesoros del pasado, podremos cambiar la vida: de todas las urgencias del alma humana, no hay ninguna más vital que el pasado, que es presente y que no incluye al futuro.         

Y no lo incluye pues se trata de una aventura emocional de la alegría a la tristeza, del género docuficción a la factura concreta de los hechos, del llamado documental de la puesta en situación (según la U. Pompeu Fabra, de Barcelona) al drama y la ficción sobre una realidad que aplasta y donde se pasa de la ganancia ocasional en la vida a la pérdida total en la muerte. Porque ‘habrá sangre’, ‘sabe Alá que habrá sangre’, le dice la joven de noche en la frontera a JP, guiño tácito a There Will Be Blood o Habrá sangre, título original del filme de P. Th. Anderson, retitulado Petróleo sangriento, con la sublime actuación del tres veces ganador del Oscar, Daniel Day Lewis. Luego, en el juramento de JP ante el alguacil y la gente de Jaban, Solduz, quien luego muere asesinado junto a Gozal, lo reitera frente a todos: Habrá sangre. Al cierre, el suicidio de Zara, quien deja así a su amado Bakhtiar íngrimo solo: él, que no puede ponerse la insulina contra su diabetes que es muy probable contrajo con el licor.

Sobre las imágenes prohibidas por la tradición, v.gr. no tomar fotos a las personas y menos sin su consentimiento, lleva al episodio de JP con la madre de Ghanbar, a quien le pregunta si va a la ceremonia y ella se declara muy mayor para eso, es para los jóvenes. Se trata de una ceremonia de compromiso, una antigua tradición, que Alá bendiga a su madre. En esa época, cuando un chico se enamoraba de una chica, se escondía junto al río… si él le cogía el velo, entonces ella tenía que desposarlo, de buena o mala gana. ‘Ninguna foto mía. Confíe en mí’, dice la anciana a JP. Ahora es el Lavado de pies, otra de sus tradiciones. Chica y chico van a las rocas del río. La chica se sienta a la izquierda y el chico, a la derecha. La misma tradición que la del cristianismo: la mujer se sienta a la izquierda de ‘Dios padre’, mano siniestra y por ello es marginada, y el hombre a la derecha, la mano diestra. Las mujeres lavan los pies a la chica, y los hombres, al chico. Su futuro será tan brillante como sus pies…

Es decir, su vida juntos comienza con pureza. JP piensa que es buena tradición, pero no halla la razón de ser. La chica a la derecha, dice, e invierte ahora las cosas, y el chico a la izquierda: o ¿error en la traducción de subtítulos? ‘¡Qué sé yo! Se molesta la anciana: ‘dicen que las chicas vienen del lado izquierdo del hombre, ¡déjelo así! Y coma, no sea que se enfríe, le advierte a JP, antes de la secuencia más fuerte de metacine y que sacude a quien la observe. Como en El círculo, la protagoniza una puta, sólo que aquí es de la vida real: la ahora actriz Mina Kavani, como Isabelle Lacroix. Se remite a la despedida de Zara y Bakhtiar de sus familias y amigos. Al subir al carro, de pronto se voltea, furiosa, y mira a la cámara: difícil saber si está en la ficción o, más allá, de ella, por el metatexto que surge: llama a JP, se pone el audífono, dice lo siento. ‘¿Qué pasa, Zara?’ ‘¿No nos dijo que iba a hacer una película basada en nuestras vidas?’ Bakhtiar está justo detrás de ella. Sus ojos verdes relampaguean…

JP asiente. ‘¿Qué es esta farsa, entonces? Nada de esto es real’. Qué no lo es, dice JP. ‘¿Quiere decir que no lo sabe?’ ¿Qué se supone que debo saber que no sé?, responde JP. Zara le pide el pasaporte a Bakhtiar y éste se molesta. Le esculca y lo saca y pregunta a JP si no sabe que es falso: pero no es sólo un papel que estruja sino la verdad que esgrime sobre el timo/negocio de los documentos. JP dice que no entiende, si acaso no es que consiguió el pasaporte del mismo contrabandista, ¿no?, recalca. ‘Ahora ya lo sabe, acabo de ver la portada’. JP: Pensé que el suyo [el de Bakhtiar] era tan bueno como el tuyo. ‘¿Sólo quiere que me vaya? –No era consciente… ‘Basta, Sr. Panahi. Aquí todo es falso. Aquí todos nos hemos vuelto falsos. Soporté la cárcel y la tortura para ser fiel a mí misma’. Zara cree que al robar la identidad de una mujer, la traicionó a ella y a sí misma. Así, en señal de respeto por ella y la identidad de ambas, se quita la peluca: ya no es más I. Lacroix. Zara parece poder desentrañar el secreto.

‘Todos ustedes están en este lío sólo para poder crear su final feliz, mostrando la luz al final del túnel: que algunas personas podrían salir de aquí. Vienen las preguntas cruciales, con la figura, de nuevo, del metatexto: ¿Se ha preguntado que será de mí? ¿Por qué tengo que irme? ¿Por qué debería irse [alguien]? [No, ‘nadie’, porque nadie no se va, ¿cierto?] Han pasado diez años, desde 2010, que a JP se le prohibió viajar y hacer cine, pero él lo hace en la clandestinidad. Otra voz, Mina Kavani es JP, en modo mujer, o en solidaridad con los géneros y su unión. Zara considera que lo intentaron todo, incluso arriesgar a ahogarse en el océano y así una y otra vez. A cada vuelta se quedaban atascados en la frontera y lo intentaban de nuevo. Ahora aboga por Bakhtiar y le pregunta a JP: ¿Se ha preguntado qué será de este hombre sin mí? Ni siquiera puede inyectarse la insulina sin mí. Peor aún, ni siquiera puede lavarse los dientes. Ya no quiero esta vida. ¡Basta ya! Lo que cumplirá, sin remordimientos.

En conclusión, el título o la expresión, mejor, Los osos no existen equivale a decir que las fronteras tampoco existen: son también osos de papel o el oso que hacen los medios, vía políticos, al tratar de presentar lo impresentable, lo que es, desde lo fáctico, una entelequia. JP le pregunta a Reza dónde está la frontera y éste le responde: ‘Está justo sobre ella’. Es decir, en un punto incierto que podría ser otro cualquiera. He ahí el engaño de la abstracción geopolítica para que los políticos obtengan del pueblo la obediencia que por otros medios jamás lograrían. Frente a tal anomalía, JP plantea un ajedrez entre distintas opciones que derivan del drama al humor, y viceversa, del pasado al presente, de la libertad como sacrificio a nombre del amor al extravío del optimismo, la alegría y la esperanza. Como único recurso queda la melancolía, pero no la depresión, o ese sentimiento de tristeza que, gracias a su amor por el cine, por la vida, por su pueblo, transforma en rebeldía actuante y en filmes concretos.

Por su pueblo, uno que diferencia a aldeanos de citadinos. Por aquello de las supersticiones, entre otras causas: ‘No se ve bien, si vamos juntos’, le dice el anciano a JP, y entonces aquél coge hacia la derecha y éste hacia la izquierda, para despistar al enemigo o a quien encarna la persecución o el acoso y sume a los demás entre el miedo sembrado y la represión desatada por fuerzas muy concretas, pero al parecer imponderables: al cabo, el Poder es invisible. Se sabe quién no lo tiene, pero no quién lo tiene. Los aldeanos tienen, por ello mismo, problemas con las autoridades. JP pregunta por los osos y el campesino responde, en su sabiduría: ‘No hay osos, eso son tonterías, invenciones para asustarnos’. Y asegura que el miedo empodera a los demás. Como pasó en Colombia con Varito, Chucky y Porky. ¡Nada de osos! ¡Sólo osos de papel!: los medios de (des)información y sus osos, sí señor. Al tomar juramento, JP da fe de que nunca tomó la foto que Yaghoob cita y así desmonta la ignorancia que lo perjudica… 

Ghanbar le recuerda su único recurso: ‘¡Váyase!’. Pero, como JP es un rebelde, hace una vuelta de tuerca: al frenar en seco en su camioneta, quizás sea porque quiere reconocer los cuerpos de Solduz y Gozal y ver qué puede hacer. Así, el final es abierto pero no feliz. Porque, ¿qué felicidad puede haber detrás del Estado policivo, represor, desaforado, que sólo ofrece cárcel, tortura y exilio, ante lo cual sólo queda la retaliación o la venganza, la huida o el suicidio? Estado que da inmunidad total, incluso, como en el caso del payaso de cuyo genocidio no es cómplice sino coautor, junto a Netanyahu, y por eso F. Albanese dice que lo comparten en esencia EE.UU e Israel. (11) Al frenar JP parece decir: No me voy, ni me vengo, ni, menos, me suicido. Que lo hagan otros. Así deja la protesta contra opresores y oprimidos, contra la Sharia, las bodas acordadas y no decididas por sus parejas, el tráfico de personas en la frontera, contra una verdad oficial instrumentalizada para joder, en este caso, a los iraníes.

Los osos no existen (Dedicado a Hengameh Panahi, por su compromiso de toda una vida con el cine iraní y mundial), es paradigma de cine minimalista, docuficción, metacine, entre documental y ficción, neorrealismo a la iraní, y de sencillez que jamás abandona la hondura. Aunque haya tristeza hay humor, sucedáneo de inteligencia, por dramáticos que sean los hechos jamás devienen tragedia irresoluta, prueba de que crisis es crecimiento, no frustración. En esta, JP jamás caerá mientras persista en hacer cine, buscar la verdad, hacer de su país lo mejor. En medio del acoso y la injusticia, el miedo y la paranoia, la prohibición de hacer cine, él usa el recurso a la clandestinidad y una fuerza y claridad que asombran hasta al más bellaco o escéptico. Su obra, en ediciones piratas, se mueve por el mundo sin esas fronteras que son como los osos del filme: un engaño, una farsa, fantasmas para asustar a incautos, jamás a seres humanos sensibles e inteligentes como él, un faro del cine y metacine, en fin, del arte… 

La espiral de violencia del final es apabullante: Zara se suicida, Bakhtiar queda a la deriva, así sea a la orilla del mar, JP tiene que partir del pueblo por peligroso, mientras su anfitrión Ghanbar se declara honorable y miembro de un pueblo honorable, lo que no le permite tener ni tolerar, dada la presencia de JP, la presencia de policías y Guardias Revolucionarios en su casa. Para terminar, al intentar cruzar la frontera, Solduz y Gozal son tiroteados quizás por esa especie de para/miembro de las redes sociales, al menos eso parece, llamado Yaghoob… Y en el colmo de la desgracia y el infortunio, Ghanbar acude presto a despachar a JP, a quien ya no trata con respeto, admiración ni distancia sino con insolencia y sobradez, hijas de la melancolía como depresión, la misma que es autoagresión, pero de la cual su dueño no se percata: se ha dejado contaminar del antiguo conflicto entre aldeanos y citadinos, tradición y progreso, aunque poco de este y mucho de aquella esté o haya en juego: uno, eso sí, sucio…

Juego tan sucio como el que lleva a JP a errar por su país sin tregua y, aun así, consciente de no poder abandonar el barco de imágenes que ha producido y en el que viaja a placer para conocer, como nadie, las dificultades de su pueblo, la riqueza de sus tradiciones, lo artificioso de la pugna entre labradores y citadinos, lo concreto de la bronca gratuita hacia su obra por la teocracia iraní y, claro, el afán panahiano de hacer de su vida una obra de arte aun en medio de las talanqueras que le pone aquella, ignorante, pobrecita, de que el arte y, en este caso, el cine es una potente declaración de amor como medio expresivo, como arma de conocimiento, herramienta de respeto y admiración por la Historia y pasado y presente de un pueblo, Irán, además de milenario, cuna de  la civilización: la antigua Mesopotamia. Fuentes, todas ellas, en las que JP ha bebido, sin embriagarse, apenas fascinándose con toda riqueza en forma de cultura que cae sobre él, para hacerlo cada día que pasa una figura imprescindible del paisaje.

Del paisaje humano y humanístico ya no sólo de su país sino del planeta, al que le da lo mejor de su trabajo, no se fija en nimiedades y ocupa de lo esencial, lo que transforma y trasciende, sin afán de figuración, sin creerse una estrella del cenit fílmico, apenas un obrero del arte, del cine, de la vida cotidiana del pueblo, de su gente más sencilla, aunque bien empleada, no manipulada, para lograr lo que se propone con mayor determinación: saber que hay que mitigar el bombardeo para poder escuchar con placidez a los pájaros, reflejar, proyectar, hacer sentir y pensar del modo más evidente que un mundo mejor es siempre posible, mientras el artista no se deje arredrar por el Poder, se resista a ser manoseado por las élites o los poderosos, y sea capaz de conservar, eso sí, su dignidad como ser humano y como artista, sin temores ni paranoia y haciendo de la valentía, el sacrificio, la entrega total de su ser, los medios para conquistar los corazones de los más cercanos y alejados habitantes de la Tierra.

A Santiago, por la magna elección que hizo con Los osos no existen y la que me permite ratificarme en mi admiración por su condición humana y su excelente gusto literario, cinematográfico y musical.

A Marthica, María del Rosario y los Cinéfilos, con la esperanza de un país mejor para todos.

A Jafar Panahi, quien me ha demostrado ser una persona íntegra e integral como artista.

Notas y enlaces: 

(1) https://www.youtube.com/shorts/-6ejDclb7MM 

(2) https://lacamaradelarte.com/el-metacine-como-genero-cinematografico/ 

(3) https://rebelion.org/la-ironia-desnuda-la-sordidez-de-una-realidad/ 

(4) https://claridadmental.com/nietzsche-el-camino-del-infierno-esta-asfaltado-de-buenas-intenciones/ 

(5)https://ia600202.us.archive.org/23/items/390746327vidadesamueljohnsonjamesboswellpdf/390746327-Vida-de-Samuel-Johnson-James-Boswell-pdf.pdf 

(6) https://rebelion.org/el-sufrimiento-de-una-nina-todo-por-el-dios-dinero/ 

(7) https://rebelion.org/el-vicio-circular-de-la-mujer-indeseable/ 

(8) https://www.cuatro.com/noticias/internacional/20250328/caza-pedofilos-donald-trump-violento-viral-europa_18_015171084.html 

(9) Ver el filme en el New Hollywood Digital, es decir, en Netflix.

https://es.wikipedia.org/wiki/Civil_War_(pel%C3%ADcula_de_2024)

(10)https://www.facebook.com/JorgeEduardoRuizF/posts/pfbid0zccJ2dqzEkBGmw2xrBRnG5c6WJwEoyY1uPrPDy1dMXHGbTJbPvUGgDrL1oQGd4Ydl?rdid=yseYORlAoRQ7rZl3# 

(11) https://spanishrevolution.net/francesca-albanese-acusa-los-paises-que-apoyan-a-israel-son-responsables-del-genocidio-en-gaza/?fbclid=IwY2xjawNpX0VleHRuA2FlbQIxMABicmlkETFlUXJmekRFMm1FTldMRUtiAR67VjekTydnrAqBGqt5Ez71nX1txHXp_RhpeN1fb_1am_J8O5zNSraymWWRxw_aem_BPXr392VMDzb0ev1g3nYTw 

FICHA TÉCNICA: Titulo original: No Bears. Castellano: Los osos no existen. País: Irán. Año: 2022. Gén.: Drama / Romance / Social / Político / Metacine / Docuficción. For.: Videollamada; color; 107 min. Dir. y Guion: Jafar Panahi. Fot.: Amin Jafari. Diseño de Prod.: Babak Jajaie Tabrizi. Efectos visuales: Hamed Mousavi / Saadat Bastam. Son.: Mohammadreza Delpak / Abdolreza Heydari / Iman Baziyar. Mon.: Amir Etminan. Int.: Jafar Panahi; Naser Hashemi; Mina Kavani; Vahid Mobaseri; Bakhtiar Panjei; Narjes Delaram; Reza Heydari. Dist. en España: La Aventura Cine. Premios: Festival Internacional de Cine de Venecia: Premio Especial del Jurado, 2022. Fecha de estreno: 2.jun.2023.

Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y jazz, catedrático, corrector de estilo, traductor y, sobre todo, lector. Fundador y director del Cine-Club Andrés Caicedo, desde 1984. Colaborador de El Magazín EE, 2012; columnista, 2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, se lanzó en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por MLK: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, coautoría con Luís E. Soares, publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución, con su ensayo sobre MZO y su novela Changó, el gran putas, lo lanzó UFES, 20.feb.21. Invitado por Pijao Eds. al Encuentro Nal. de Narrativa vista desde las Regiones (Ibagué, 1º a 4 nov.23) Invitado por UFES al Congreso Literatura, Soberanía Nacional y Multipolaridad (Vitória, 25.nov.23). El 10.abr.2025 salió en Brasil La Fábrica de Sueños – Ensayos sobre Cine, primero de ocho libros por publicarse. Autor en ARC, Rebelión, Magazín de EE, Las2Orillas y traductor/coautor, con Luis E. Soares, en dichos medios. Director del Cine-Club Al Filo del Tiempo, que se emite desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños. E-mail: [email protected]

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