El 11 de junio de 2018 se inauguraba la Conferencia Regional de Educación Superior, en la ciudad de Córdoba, Argentina. Era la oportunidad para que América Latina y el Caribe conmemorarán los 100 años del Manifiesto Liminar y el Grito de Córdoba. Un panel institucional conformado por autoridades universitarias locales y representantes de la UNESCO […]
El 11 de junio de 2018 se inauguraba la Conferencia Regional de Educación Superior, en la ciudad de Córdoba, Argentina. Era la oportunidad para que América Latina y el Caribe conmemorarán los 100 años del Manifiesto Liminar y el Grito de Córdoba. Un panel institucional conformado por autoridades universitarias locales y representantes de la UNESCO parecía augurar que lo interesante de la instalación sería la clase magistral que dictaría Boaventura de Sousa Santos. Todo indicaba que en tiempos de discursos descoloniales ninguna figura latinoamericana y caribeña había sido ubicada ni merecía el honor de compartir escenario con Boa y, que la voz del continente estaría expresada en los ejes temáticos, foros y mesas, durante los días siguientes.
En el acto inaugural sorprendieron positivamente el contenido de las cortas salutaciones de Francisco Tamarí un académico progresista vinculado al Peronismo y del Rector de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) Hugo Juri, -según me informan- un viejo militante de la UCR Argentina. Lució incómoda la intervención de Stefania Giannini (Italia), nueva Subdirectora General de Educación de la UNESCO quien en su intervención pasaba de manera intermitente del español, al inglés y al italiano en un evento de esta magnitud y una región donde predomina el español como lengua oficial; mientras en la sede de ese organismo en París cuando un latinoamericano interviene, es obligatorio hablar francés o inglés, demandando el lenguaje local o el «universal», aquí esta formalidad fue saltada. Cuanto todo parecía transcurrir como un acto de trámite para iniciar los debates de la CRES2018 con la conferencia de Sousa Santos, le correspondió cerrar la instalación del evento al Sr. Ministro de Educación de la Argentina, Alejandro Oscar Finocchiaro. A partir de ese momento los aplausos protocolares fueron sustituidos por un ensordecedor clamor de los estudiantes ubicados en la parte superior del Aforo, quienes pedían que NO hablara la autoridad educativa y, gritaban consignas contra la política neoliberal del Macrismo.
Fueron minutos tensos en los cuales las palabras del ministro Finocchiaro eran literalmente silenciadas por las consignas de los jóvenes. A punto de culminar su «intervención» el alto funcionario hizo una pausa, para señalar algo así como que los estudiantes de 1918 eran un ejemplo de luchas por la universidad pública, no como otros que en el presente parecen fascistas escondiéndose en las sombras, lo que fue interpretado por muchos de los presentes como una referencia directa a los estudiantes que protestaban por su presencia. Sin embargo, la mayoría de los presentes, profesores universitarios no acompañaron las expresiones rebeldes de los jóvenes, si no se limitaron a observar lo que ocurría como si fuese un video juego asociado a una externalidad del mundo académico.
Esta expresión del alto funcionario de la administración Macri me hizo recordar el incidente parecido que ocurrió en la inauguración de la CRES2008 en Cartagena de Indias, Colombia. En esa oportunidad, el día del inicio de la II Conferencia Regional de Educación Superior, el auditorio estaba pleno de representantes gubernamentales y de la UNESCO, así como de profesores y autoridades universitarias. Todos esperaban la llegada del presidente de la República de Colombia para iniciar el protocolo ceremonial. El Sr. Uribe, presidente constitucional de la nación neogranadina en ese momento, hizo su entrada al recinto y de inmediato un grupo de estudiantes comenzaron a gritar «Asesino, Asesino». El primer mandatario de ese momento perdió los estribos, y caminando aceleradamente a la tarima central -aún no había comenzado formalmente la inauguración de la CRES2008- tomó el micrófono central e invitó a alguno de los que están vociferando, si tiene pantalones, a que le dijeran por que le llamaban así. Para sorpresa de los presentes e imagino que de quien giró la invitación pública, un joven se levantó de su asiento en el teatro y camino de manera decidida a la tarima. El mandatario comenzó a increpar al joven señalándole que se quitara la gorra que el joven tenía y se metiera la camisa dentro del pantalón porque estaba frente a un presidente. El estudiante no se inmutó, subió las escaleras y tomo uno de los micrófonos para enumerar una larga lista de crímenes de Estado en los que -señalaba- estaba involucrado el alto gobierno de ese país. El dignatario demandó pruebas y el muchacho le respondió «no me va a provocar, usted hizo una pregunta y ya se la respondí. No tengo más nada de qué hablar con usted». Seguidamente el joven procedió a descender de la tarima rumbo a la silla que ocupaba minutos antes. El regente público tomó nuevamente el micrófono para proferir una expresión que más o menos señalaba: yo sé de dónde eres tú y tu sabes de donde soy yo. Todos los presentes entendimos claramente el mensaje.
El paralelo de los dos incidentes, con diferencia temporal entre uno y otro de diez años, mostraba que lo contestatario del mundo universitario sigue estando en los estudiantes, en los jóvenes que no juegan a la conveniencia ni los buenos modales, sino que expresan a viva voz su rebeldía. La voz de la negra Mercedes Sosa resonaba en mi memoria tarareando: Me gustan los estudiantes. Estas dos fotografías generadas en dos momentos históricos y contextos diferenciados, deberían ilustrar que a los profes universitarios nos hace falta mirar con mayor detenimiento los desbordes ciudadanos de nuestros jóvenes.
Días después, toda Argentina amanecería en clave verde, presionando a los diputados nacionales para que aprobaran la despenalización del aborto. Cientos de miles de mujeres recorrían las calles de Argentina y los propios pasillos del evento, mostrando que algo se estaba moviendo en América Latina y el Caribe en materia de protagonismo de las mujeres. Una agenda extra institucional comenzaba tejerse en Córdoba, espero cooperar en su construcción y poder ver en los próximos años el posicionamiento de las nuevas agendas rebeldes que hoy recorren el continente.
Finalmente quiero aclarar que me han pedido que emita opinión sobre los contenidos de los debates de la CRES2018, pero aún no he podido leer todas las ponencias y exposiciones, espero poder hacerlo en las próximas semanas y entonces, escribir al respecto. Por ahora, espero que el espíritu contestatario juvenil de Córdoba siga empujando los debates necesarios para la transformación de la universidad latinoamericana y caribeña.
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