Cuando se avecina un nuevo aniversario de la masacre de Chicago en los EUA, y se recuerda en todas partes el día del trabajo, encuentra al mundo en una nueva encrucijada peligrosa, por la irresponsabilidad del sistema imperante, causante de la crisis decadente que una vez más por el desarrollo dinámico de las fuerzas productivas, […]
Cuando se avecina un nuevo aniversario de la masacre de Chicago en los EUA, y se recuerda en todas partes el día del trabajo, encuentra al mundo en una nueva encrucijada peligrosa, por la irresponsabilidad del sistema imperante, causante de la crisis decadente que una vez más por el desarrollo dinámico de las fuerzas productivas, ya no se corresponden, ni para un simple desarrollo armonioso de las relaciones sociales de producción, entre trabajadores y capital pues dado el agotamiento del sistema violento, consumista, depredador y avasallador de las riquezas en lucro para pocas manos.
Este sistema de producción para su permanencia «necesitaría más muertes y dos planetas para satisfacer sus mezquinos interés de grupos» y los pueblos con sus trabajadores al frente, ya no podemos permitírselo más.
Es la hora de cambiar la forma de propiedad sobre los medios de producción por las buenas o por las otras, admitiendo las respectivas realidades que cada momento y cada país lo determinen como históricamente ha sucedido en anteriores formaciones económicas y sociales, desde la sociedad primitiva hasta el socialismo, para que cambien las relaciones sociales de producción y todo el beneficio del trabajo sea de todo el pueblo y para todos, para así cambiar esta sociedad y evitar su destrucción vertiginosa de la humanidad y el planeta, por la actitud delirante de sus responsables, las clases dominante del norte y países de otras latitudes llamados «emergentes», camino a convertirse en otras potencias avasalladoras e imperialistas o sub imperialismos regionales.
Este llamado angustioso a los compañeros trabajadores, debe cimentarse en una genuina y verdadera unidad de lucha, en los principios básicos y fundamentales de los explotados del mundo al repetir incansablemente de que toda la historia de la humana, es una permanente lucha de clases entre explotados y explotadores y aquí no hay medias tintas o las luchas son claras y precisas contra el enemigo común, o simplemente serán un jugo a la provocación de quienes se interesan que los pueblos salgan a las calles, no a cuestionar el sistema, sino a pedir remendar lo que ya no se puede remendar. Teniendo siempre en cuenta que en este caso, como lo demuestran las largas luchas socales y políticas por cambiar esta situación, la peleas siempre han sido a muerte y ya le cuestan demasiado caro a los trabajadores y a los pueblos, las clases dominantes en ningún momento cederán de forma voluntaria, su supuesto «derecho divino» de seguir amedrentando a quien les da la gana, expoliando, saqueando y destruyendo países y pueblos con el fin de pretender seguir rigiendo los destinos y vidas de la humanidad por encargo del poder de sus armas.
Ya no debemos salir a las calles o a las montañas a solicitar pedir o reclamar, mejores condiciones de vida o sólo salarios, o educación, o salud hay que exigir, EL PODER, para solucionar todos los problemas que el sistema los ahonda cada día que pasa.
No importa el nombre o los nombres que tomen los movimientos de rebelión, la única condición indispensable para asegurar el éxito de las luchas arduas que siempre tendrán que librarse, deben estar inexorablemente a la cabeza de los explotados del mundo con sus aliados naturales organizados como clase de reserva moral de la humanidad, porque en estas luchas ya tienen demasiado tiempo lo «único que tienen que perder son sus cadenas de explotación» y mucho por ganar en una nueva sociedad de iguales.
Es cierto plantear todo esto no es nada nuevo, los pueblos siempre (salvo determinadas épocas o circunstancias) hemos estado y seguiremos luchando con éxitos y con fracasos, pero hoy la historia nos exige nuevos desafíos, el imperialismo norteamericano y sus cómplices ya han ido demasiado lejos, mañana puede ser demasiado tarde y como dice ese dicho popular «en la tardanza está el peligro», no hay un mañana para que siga viviendo la humanidad y la naturaleza en un planeta en paz y armonía, mientras este sistema criminal siga rigiendo los destinos de la humanidad.
Ojala que este pretencioso modesto y sincero llamado a todos los y las trabajadores del mundo, pueda tener alguna acogida positiva de organizaciones sindicales, sociales, tendencias, partidos políticos verazmente revolucionarios, academias, personalidades progresistas, vecinos organizados, juventudes, amas de casa etc., para que al discutirlo en el seno del los pueblos mejorarlo, acomodarlo, criticarlo con el objeto de contribuir y no de destruir, cualquier iniciativa que nos convoque a esta gesta unitaria mundial, para el beneficios de toda la humanidad, porque si esto no es,¿ que es entonces lo que hay que hacer?’
Sólo así otros primeros de mayo, nos encontraran en mejores condiciones de poder pensar en un futuro mejor para todos y todas, recordando a los mártires de Chicago y todos lo mártires que ofrendaron y seguirán ofrendando su vidas, por una sociedad socialista rumbo al comunismo.
No nos dejemos arrebatar por el enemigo la necesidad de plantear siempre SOCIALISMO Y COMUNISMO como solución a las necesidades de la humanidad y del planeta. En este nuevo primero de mayo al recordar al creador del mejor instrumento científico ideológico de lucha, Carlos Marx, como un abecedario latente y actual de liberación, el MARXISMO cuando sentencio que: «LA EMANCIPACION DE LA CLASE OBRERA SERA OBRA DE ELLA MISMA». Explotados y pueblos de todo el mundo, unámonos todos en esa lucha. Leguémosles con nuestras luchas a esta y las nuevas generaciones un mundo de paz y libertad, un mundo SOCIALISTA.
Si las burocracias políticas y sindicales, se acobardan en un silencio cómplice, la solución es ACCION DIRECTA DE LAS MASAS. Es importante que donde se estén desarrollando procesos democráticos y liberadores, los apoyemos y exijamos su profundización para evitar retornos al pasado .Así mismos a todos los movimientos de liberación nacional antiguos y en gestación, así como la lucha de pueblos por su autodeterminación, necesitan de nuestra solidaridad internacional .Por la paz mundial denunciemos las bases militares del imperio ,como puestos de avanzada para asaltar naciones y destruir pueblos enteros .Castigo con el voto y lucha en las calles en contra de gobiernos sumisos y cómplices del imperio norteamericano.
¡Vivan el 1 de mayo movilizados y combativos en lucha permanente!
José Justiniano Lijerón es ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.