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El significado de la nueva victoria electoral de Rafael Correa

A paso firme avanza la Revolución Ciudadana en Ecuador

Fuentes: Cronicon.net

Definitivamente, como el propio presidente Rafael Correa lo ha venido señalando desde que llegó al poder hace dos años y medio, el Ecuador está en plena «época de cambio», en la que por fin se ha enterrado la mafiosa «partidocracia», la negra noche neoliberal y los líderes de barro, para avanzar hacia un modelo político […]

Definitivamente, como el propio presidente Rafael Correa lo ha venido señalando desde que llegó al poder hace dos años y medio, el Ecuador está en plena «época de cambio», en la que por fin se ha enterrado la mafiosa «partidocracia», la negra noche neoliberal y los líderes de barro, para avanzar hacia un modelo político solidario, democrático e incluyente.

El nuevo triunfo electoral de Correa el pasado 26 de abril constituye un hito en el proceso político de este pequeño país andino de algo más de 12 millones de habitantes. Por primera vez después de 30 años de que en esta nación se reinstauró el juego democrático, un mandatario es elegido en la primera vuelta electoral. Y por primera vez, también, se inaugura un proceso político que está antecedido por un cambio sustancial tanto en lo institucional como en la correlación de fuerzas, gracias al impulso de una nueva Constitución liderado por el gobierno del Movimiento Alianza País.

Las últimas tres décadas para el Ecuador han sido de frustración y desesperanza, luego de que unos partidos corruptos de derecha utilizaron el poder como botín para saquear al Estado, consolidar unas camarillas lideradas por los banqueros, acabar con la soberanía monetaria, adoptando como moneda oficial el dólar, y mantener al país en permanente crisis institucional.

Proceso de transformación

El ascenso al poder de Correa ha significado para los ecuatorianos iniciar una etapa de transformación política y socioeconómica en su atormentado devenir histórico dado que es la primera vez, en décadas, que un mandatario cuenta con un verdadero proyecto de país, sustentado en equidad social, renovación institucional y soberanía nacional.

Este proyecto político comenzó a plasmarse hace dos años y medio cuando Correa llegó al Palacio de Carondelet a enfrentarse con la mafia «partidocrática» de derecha que dominaba todos los poderes públicos, los especuladores financieros que mantienen aún los grandes medios de comunicación y los sectores más pudientes de la sociedad ecuatoriana que se beneficiaron en grado superlativo del modelo neoliberal.

La lucha de este mandatario ha sido denodada. Inició haciendo realidad una de sus principales ofertas de campaña consistente en la convocatoria de una Asamblea Constituyente para lo cual debió enfrentarse con el Congreso Nacional que estaba dominado por los sectores tradicionales. Derribado ese primer obstáculo, convocó a elecciones para escoger a los miembros de dicha asamblea que redactarían el nuevo estatuto constitucional. Ese fue un primer avance considerable porque los aliados del gobierno obtuvieron un resultado exitoso. Y vino luego la consolidación del proceso transformador cuando en referendo fue aprobada la nueva Constitución por algo más del 64% de los electores.

Entierro de tercera

Con el nuevo marco constitucional se hizo necesario renovar todas las instancias de poder en el Ecuador y por eso se convocó a elecciones generales, en las cuales Correa no solo logró otro contundente triunfo y mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa que le permitirá desarrollar sin traumatismos su programa de gobierno, sino que, además, se dio entierro de tercera a los cadáveres insepultos de la corrupta «partidocracia».

En efecto, los ecuatorianos en forma abrumadora les dieron la espalda a los líderes responsables del desafortunado pasado de esa nación andina.. El desprestigiado ex presidente Lucio Gutiérrez, quien fuera defenestrado por actos de corrupción y por haber traicionado a su electorado al haberse aliado con el gobierno norteamericano de Bush y con el ultraconservador mandatario colombiano Álvaro Uribe, manteniendo el modelo neoliberal y apoyando decididamente el malhadado Plan Colombia. El magnate bananero Álvaro Noboa Pontón, quien por cuatro veces consecutivas ha buscado llegar a la Presidencia para convertir al Ecuador en una «banana republic» y en un paraíso fiscal para beneficio de sus desmedidos intereses personales y empresariales. Martha Roldós Bucaram, sobrina tanto del excéntrico ex presidente Abdalá Bucaram como del ex dirigente político León Roldós, abogado de los inescrupulosos banqueros, quien posó de líder de izquierda, cuando todos en el país saben de la catadura ética de su clan familiar que tuvo un protagonismo nefasto en la política ecuatoriana del último medio siglo.

Hacia el Socialismo del Siglo XXI

Gracias al liderazgo de Correa, en el Ecuador se ha constituido una fuerza política que es el movimiento Alianza País, que a su vez, ha logrado generar una fuerza social con lo cual ha cambiado las correlaciones de poder en ese país.

De esta manera, el mandatario ecuatoriano en sus escasos dos años y medio de gobierno ha puesto a andar un nuevo proyecto de sociedad en el que se privilegia la supremacía del trabajo humano sobre el capital, la acción colectiva para el desarrollo, el papel preponderante del Estado en la vida socioeconómica de la nación, el respeto por el medio ambiente, los derechos humanos, la justicia social, y la búsqueda por la real integración latinoamericana. Principios, todos éstos, que hacen parte de lo que en América Latina se conoce como Socialismo del Siglo XXI, que es un proceso en construcción. Lo anterior se ha traducido en un amplio paquete de ayudas económicas para que los menos favorecidos puedan tener acceso a la vivienda, a la compra de material escolar y uniformes. Así mismo el gobierno ecuatoriano ha impuesto la gratuidad de los servicios de salud y en sólo dos años ha multiplicado por ocho el gasto público. Igualmente, ha exigido a las compañías petroleras que paguen más impuestos y se negó a renovar la concesión al gobierno norteamericano para continuar con la base militar de Manta. Los gobiernos progresistas de esta América mestiza como Venezuela, Bolivia y Ecuador a pesar de sus diferencias, tienen tres coincidencias fundamentales: la lucha por la igualdad social enterrando el criminal modelo neoliberal, la democratización política y la soberanía nacional.

Así como al amanecer del siglo XX un gran visionario y patriota como Eloy Alfaro fue el protagonista de la revolución liberal, ahora, cien años después, Rafael Correa Delgado, ha asumido el liderazgo para hacer realidad la que ha denominado «Revolución Ciudadana».