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A propósito de «La tentación del mal», de Carlos Fuentes

Fuentes: Rebelión

El domingo pasado (6-VI-04) el diario La Nación [de Buenos Aires] publicó una nota del sobresaliente escritor mexicano Carlos Fuentes. Dicha nota hace referencia al multipublicitado tema de las torturas en Irak.Como Fuentes está dentro de los cinco o diez intelectuales más prestigiosos de Latinoamérica que son asiduamente requeridos por los medios para que emitan […]

El domingo pasado (6-VI-04) el diario La Nación [de Buenos Aires] publicó una nota del sobresaliente escritor mexicano Carlos Fuentes. Dicha nota hace referencia al multipublicitado tema de las torturas en Irak.

Como Fuentes está dentro de los cinco o diez intelectuales más prestigiosos de Latinoamérica que son asiduamente requeridos por los medios para que emitan juicios sobre el desarrollo de la política en el mundo, sus opiniones son valoradas y motivo de reflexión.

Para un intelectual de su talla es curioso el comienzo («Las terribles imágenes de la prisión de Abu Ghraib suscitan un horror…»), luego de que hasta el hartazgo la televisión y los diarios se han solazado con el despliegue de las fotos complementándoles adjetivos acusadores y morales produciendo un pleonasmo trivial y anodino totalmente innecesario, del que Fuentes pudo muy bien haber prescindido.

De inmediato, describe las fotos y menciona los desarreglos sexuales y las etcéteras del caso. Luego rememora las peores infamias de Vietnam, y la « cuestión» en la guerra de Argelia, y los crímenes de israelíes contra palestinos… y de palestinos contra israelíes (¿para no herir susceptibilidades y quedar bien con Dios y con el Diablo?). Por supuesto, no faltan ni Stalin ni Hitler, aleccionando que uno ocultó sus crímenes y el otro los programó. Con la diferencia de que, según Fuentes, para los EEUU, lo ocurrido en Irak se trata de excepciones, de aberraciones a una filosofía política que abomina de horrores… y llama a cuenta a quienes los perpetraron. Agrega que Bush W. ha pedido perdón, que Rumsfeld se ha hecho responsable. Es decir: pidieron perdón, tragaron la hostia, pusieron en penitencia a los exagerados, y colorín colorado este cuento se ha acabado. Asimismo suena a ligero despropósito informarse que la filosofía política de EEUU abomina de horrores. Suena fuerte e inconfesable.

Le surgen dudas a Fuentes sobre lo que podría haber ocurrido si no se hubieran dado a conocer las fotos; revisa la abundancia de violencia en la Biblia; y le bastan unas pocas líneas para citar a Hobbes con aquello del lobo y el hombre, a San Agustín, a Max Scheler, a Hegel, Karl Schmitt, Freud y la ahora de moda Hannah Arendt. También relata una experiencia en la universidad de Stanford donde estudiantes, en papeles de guardias y prisioneros, llegaron a los mismos abusos porque no resistieron la tentación del mal. Es decir que todos somos malos por naturaleza. Y pone el grito en el cielo al descubrir que entre un 70% y un 90% de los arrestados fueron por equivocación.

Remata con: «Restaurar esa credibilidad. Devolverle a los EEUU su postura constructiva… Limpiar la deshonra de un país maculado por un régimen ideológico de extrema derecha… que acabó arrinconado por los mismos derechos que tanto despreció. Triste fin del reinado perverso de Bush W…. John Kerry tiene la tribuna regalada…». Para ser civilizado y no caer en exabruptos estridentes, hay que volver a leer lo leído con calma, dar una caminata, contar hasta cien, y entrar en plática razonable con las observaciones siguientes.

Las cursivas no tienen ningún fin perverso, sí remarcar el desconcierto de lo leído. Si la página de Fuentes hubiera estado firmada por nuestra «Doña Rosa» (promedio elemental, muy primario, de la mentalidad argentina), no hubiera estado tan mal, hasta podría caber un elogio. No, en Fuentes. Pero este detalle es sólo la forma. Lo que no es grave. Lo grave es cuando la forma, el formato, el envoltorio, esconde algo más importante. O, en un peor caso, sublimiza el mensaje.

Fuentes, acumula, suma y desordena. Y eso no es justo. Aún sin ser grave, no es justo caer en lugares comunes del lenguaje porque con ello se actúa con demagogia. Pero sí es grave hacer demagogia cayendo en lugares comunes de contenido. Es grave porque se confunde y tergiversa.

Algunas objeciones:

1) Los palestinos no cometen crímenes contra los israelíes. Los palestinos se defienden como pueden. Los palestinos están en SU tierra. Se defienden del invasor. Noam Chomsky ha dicho que Israel es un estado mercenario. Existen filmaciones en las que se ven soldados israelíes rompiendo, quebrando con pedazos de roca y a culatazos las rodillas de los chicos palestinos para dejarlos lisiados y nunca más puedan correr y arrojarles piedras a los tanques más modernos del mundo. Cuando los palestinos matan a patadas es porque no tienen las armas modernas que les permitirían matar inmaculadamente, desde lejos, sin ser salpicados con sangre. Tampoco poseen misiles inteligentes para destruir edificios con gente adentro. Por eso saltan sobre los cadáveres, porque al matar a un invasor se defienden y defienden a su patria. Porque aman a su tierra se atan granadas caseras en el cuerpo y se inmolan tontamente, creyendo que Alá los recibirá con una caricia. Saltan porque en ese momento tienen una alegría. Una alegría engañosa, claro, pero es la que tienen. Los palestinos nunca fueron los agresores. Los palestinos sí pueden ser hermanos de los heroicos vietnamitas, pero nada tienen que ver ni con Stalin ni con Hitler, éstos fueron invasores, como el ejército de Israel. Los palestinos no tienen la suerte de los israelíes de tener como vocero oficial a la CNN, que tiene dos corresponsales israelíes en Israel (ningún palestino en Palestina) para que digan que los ataques del ejército israelí son una respuesta al terrorismo palestino y que el estado de Israel es territorio soberano.

2) ¿Es posible que Fuentes, con toda la información existente en libros, Internet, y demás, pueda desconocer la verdad sobre algo que ni aún el poder hegemónico de los medios puede disimular, esto es que Israel está legitimando a Hitler al superar, como alumno, al maestro? ¿Y que no sepa que en la constitución israelí la tortura es legal? ¿Es posible que ignore que universalmente siempre se ha estimulado la tortura como ejercicio de derecho sobre el vencido? ¿Cómo es posible que Fuentes no tome en cuenta que en la guerra hay leyes no escritas que permiten al ejército invasor durante la primera semana de ocupación todo tipo de tropelías, robos, violaciones, abusos de todo tipo imaginable, para lograr dos objetivos: 1) Que el soldado tenga un recreo y se sienta recompensado, autoconvencido de tener derecho de propiedad sobre el derrotado, porque así legitima la guerra y no la cuestiona, y justifica su desempeño como soldado, porque para eso ha luchado y expuesto su vida. 2) Que se degrade como persona y se bestialice para ser mejor soldado, más guerrero, más sanguinario?

3) ¿Por qué Fuentes se sorprende de las fotos de tortura si históricamente ha llegado a la conclusión, leyendo desde la Biblia hasta los pensadores más actuales, de que la violencia es inherente al ser humano? La guerra es guerra, es muerte, sangre, dolor, vejación, tortura; si no, no sería guerra. Es hipócrita creer en la publicidad que pasa la CNN donde se ve a un soldado dando de beber a un chico mientras una voz en off remarca: «aún en la guerra debe existir humanidad». Verso. Puro verso para la gilada. Es tomar a la gente por estúpida o, en tal caso, idiotizarla más de lo que ya está, haciéndole creer eso, como en las películas de Hollywood. La tortura existe. Existió siempre y siempre existirá. Es la realidad. Por eso es que hay que destacar la nobleza de los israelíes al ser honestos y legalizarla. Se tortura en todo el mundo. En todas las cárceles del mundo. En EEUU, en Guantánamo, en México, en dondequiera. También en Vietnam, por supuesto, como lo acaba de reconocer un veterano de guerra norteamericano al declarar: «En Vietnam me torturaron pero no me humillaron», se refería a esos hombrecitos feos de ojos chiquitos, los que hacen de malos en las películas en colores. Es la excepción que confirma la regla de que, mientras existan los fabricantes de armas, la droga, la prostitución, los acumuladores de oro, la usura, la ambición por dominar el mundo, el Sistema de Reserva Federal, la Comisión Trilateral y las mafias internacionales de todo pelaje, la tortura será una misa. Y los mayores enemigos de la humanidad, que son EEUU e Inglaterra, la seguirán promoviendo en los estratos inferiores de la represión. ¿O acaso Fuentes ignora, o descree, de que actualmente el mundo está gobernado por EEUU? «Tiranizado», para ser más preciso, y no caer en eufemismos. Es difícil creer que Fuentes no haya leído a Petras, Chomsky, Finkelstein, Israel Shamir, Alan Jones, Adrián Salbuchi, Walter Graciano, por nombrar unos pocos, que no han temido embarrarse en profundas investigaciones para desentrañar el mundo que nos domina. Es difícil creer que Fuentes omita que luego de la segunda guerra mundial, en la repartija de países que los vencedores urdieron, se decidió que el nuevo estado de Israel sería la punta de lanza del imperialismo norteamericano en el medio oriente. Meta que sin duda se cumplió de manera intachable. De ningún modo cabe suponer que desconozca las metas del Sistema de Reserva Federal y del Council on Foreign Relations y otras sociedades semisecretas para saber que así fue y así es como realmente se maneja el mundo. El destino universal tiene que ver con lineamientos más sutiles y no con los efectos impactantes de estas fotos que sobresaltan a espíritus sensibles. Del mismo modo, es probable que estas fotos tengan que ver con alguna estrategia política entre demócratas y republicanos. Basta recordar el fracaso de Carter, ya en la última etapa de su gobierno, con aquellos rehenes en Irán que fueron puestos en libertad apenas asumió Reagan. Las fotos de Abu Ghraib bien podrían ser una jugada de los demócratas, como lo fue el escándalo Watergate y la consecuente caída de Nixon. Republicanos y demócratas. Demócratas y republicanos. No hay diferencia, exhiben la misma marca en el orillo.

4) El final de la nota de Carlos Fuentes, no se puede creer; parece un monje benedictino sermoneando a un chico travieso. Decir que hay que «restaurar esa credibilidad y devolverle a los EEUU su postura constructiva en el concierto de las naciones», y además «limpiar la deshonra de un país maculado por un régimen ideológico de extrema derecha que se sintió autorizado para hacer lo que se le viniera en gana y…». Es cosa de no creer, es delirio puro. Decir que es retórico, es ser prudente, lo menos. Porque leer esas líneas tan ampulosas, enfáticas y grandilocuentes, produce cierto escozor en el estómago y en la mente. Y que quien diga eso sea mexicano y haya escrito los formidables libros que ha escrito…, bueno, es desconcertante, qué más. Pero vale contra opinar señalando que es penoso ver a un latinoamericano de tamaño valor ejerciendo de abogado del país más aborrecido de la historia. Justamente el país que siempre se cagó en México y odia a Latinoamérica más que a los indios del salvaje oeste a quienes en retribución por haberles brindado alimentos a los pioneros ingleses cuando se estaban muriendo de hambre en pleno desierto (Día de acción de gracias), les regalaron enormes cantidades de mantas para el crudo invierno. Mantas con malaria para comenzar el genocidio casero con los verdaderos dueños de esas tierras.

5) Decir «restaurar esa credibilidad», «devolver a los EEUU su postura constructiva», es demasiado para el más ignorante de este continente. ¿De qué credibilidad habla Fuentes? ¿De los apoyos incondicionales a nuestros tiranos? ¿De las academias militares norteamericanas en donde el aprendizaje de la tortura es una materia fundamental? ¿De la obligatoriedad de tomar préstamos para que quedemos agarrados de las bolas ad eternum? ¿Credibilidad, postura constructiva? Fuentes, ¿habla en serio?…

6) Escribe Fuentes, «limpiar la deshonra de un país maculado por un régimen ideológico de extrema derecha…». (¿Acaso alguna vez EEUU fue de izquierda, o de centro?) Es decir que EEUU, antes de W. Bush era «inmaculado», mas luego apareció este cowboy iluminado que camina como soldadito de plomo y echó por tierra todo lo «constructivo» que tenía dicho país. ¿Esto es lo que hay que deducir?… Si no fuera tan dramática la realidad, podría pensarse que Fuentes está bromeando o está intentando figurar en el «créase o no» de Ripley. No se puede hablar de «postura constructiva en el concierto de las naciones» cuando los EEUU jamás respetaron las resoluciones de las Naciones Unidas y siempre actuaron unilateralmente, salvo cuando les convenía lo contrario.

7) Por último (pero no del todo). Decir que W. Bush es «perverso» es tener poca riqueza vocabularia. Y agregar que su reinado tiene un «triste fin», es ser muy mal poeta.

8) Y ahora sí el the end: Si Carlos Fuentes cree que con John Kerry (ex militar, siempre y cuando un militar pueda alcanzar el grado de ex) como nuevo presidente de EEUU, la historia puede ser diferente… Bueno, entonces sí que estamos todos locos y es verdad aquello de que el hombre es el único animal que cae dos veces en el mismo pozo.

9) Respetuosamente. Pero con reservas. Es poco factible pensar que algún norteamericano llegue a compungirse o ir a comulgar luego de leer las admoniciones de Fuentes.

10) Colofón: en la CNN acaba de aparecer la morocha de rulitos planchados y sonrisa de luto, ladera de W. Bush, diciendo que EEUU quiere que Irak se gobierne solo. Vaya… (Seguramente algún atolondrado se preguntará: ¿Entonces para qué lo invadieron?) ¿Y el petróleo?… ¿Harina de otro costal? ¿O la verdadera causa que amerita La tentación del mal?