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Actualidad de Pasolini

Fuentes: El Mundo

Dos clásicos de Pier Paolo Pasolini (1922-1975), ya conocidos pero vertidos de nuevo, han aparecido en nuestras librerías mostrando la gran versatilidad y originalidad de Pier Paolo, lo poco que el tiempo ha pasado por él, y cuánto deben añorarlo los italianos de bien en la triste y cenicienta y berlusconiana Italia de nuestros días… […]

Dos clásicos de Pier Paolo Pasolini (1922-1975), ya conocidos pero vertidos de nuevo, han aparecido en nuestras librerías mostrando la gran versatilidad y originalidad de Pier Paolo, lo poco que el tiempo ha pasado por él, y cuánto deben añorarlo los italianos de bien en la triste y cenicienta y berlusconiana Italia de nuestros días… Los libros aludidos son Las cenizas de Gramsci (1957), el primer gran libro de poemas en italiano de su autor (son anteriores las poesías en friulano) y Escritos corsarios, la primera de sus lúcidas y atrevidas recopilaciones de artículos, que apareció póstuma, poco después de su muerte, mejor, de su violento y nunca del todo aclarado asesinato, donde el móvil sexual (un chapero jovencito) dejó paso a la idea de un asesinato político, cometido por más de un sicario. Escritos corsarios ha sido reeditado por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, en nueva traducción de Juan Vivanco Gefaell, mientras que Las cenizas de Gramsci -bilingüe- está en Visor en la nueva versión de Stéphanie Ameri y Juan Carlos Abril. Lo que sorprende en Las cenizas de Gramsci (traducción de las sencillas palabras latinas que cubren los restos del pensador marxista, «Cinera Gramsci») es la capacidad de unir el poema meditador y reflexivo, escrito en una lengua de basamento culto, con la idea -que aún parecía posible en los años 50 pasados- de que el concepto de pueblo (no sólo lumpen-proletariado) resistiese a los valores o modos, muy otros, de la burguesía. Entre otras cosas, el pueblo, (La humilde Italia, como se llama una de las partes del libro) tenía una apertura y una tolerancia moral muy superiores en pluralidad a la de la burguesía católica.

Frente a estos poemas ricos de reflexión y de belleza formal (no falta la rima), los artículos de Escritos corsarios, que ya pedían que se juzgara por corrupción, como ocurrió 20 años después, a la plana mayor de la Democrazia Cristiana, son textos -salvo los pocos de crítica literaria, alabando, por cierto, al gran Sandro Penna- llenos de la rabia sana y cívica del hombre que, angustiado, siente que pierde la lucha. El pueblo está dejando de existir comprado por un capitalismo sucio y barato, pues si la pequeña burguesía no está económicamente lejos del pueblo ya está atrapada por el orden y el estatuto burgués, pero en miseria. Al mismo tiempo -clama Pasolini- la clase política es cada vez más corrupta y el Moloch del dinero se lo lleva todo, o por más acertado decir, todo lo gobierna, pues todo lo compra o puede hacerlo. ¿Sabría usted separar los límites mafiosos?

Es estimulante releer al Pasolini excelente poeta (aunque también hizo cine cada vez mejor) y asistir a su lucha del periodista sin complejos y gran andamiaje cultural, contra una sociedad anestesiada y comprada por el capital más barato, que le repugnaba. ¿Cuánto no darían hoy muchos italianos (en un país que se ha vuelto la retaguardia de Europa) por hallarse con el lúcido y rico decir de otro Pier Paolo? ¿Cuánto no daríamos nosotros mismos?

Estos libros -antiguos y nuevos- aglutinan mucho de lo que hoy le falta a Europa: una literatura crítica y bella (no descafeinada en parodia) y un periodismo político, arriesgado y de verdad, muy de verdad, independiente. Para eso hace falta un Pasolini, y no parece que lo tengamos, nuevo, a la vista.

http://www.elmundo.es/diario/cultura/21344177.html