El economista canadiense Eric Usher, director de la Iniciativa Financiera de ONU Medio Ambiente, explica a directivos del sector financiero de América Latina y el Cribe sus ideas para que sus instituciones impulsen los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en un encuentro en la capital de Argentina. Crédito: Daniel Gutman/IPS BUENOS AIRES, 6 sep 2017 […]
El economista canadiense Eric Usher, director de la Iniciativa Financiera de ONU Medio Ambiente, explica a directivos del sector financiero de América Latina y el Cribe sus ideas para que sus instituciones impulsen los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en un encuentro en la capital de Argentina. Crédito: Daniel Gutman/IPS
BUENOS AIRES, 6 sep 2017 (IPS) – ¿Es posible que el sector financiero de América Latina y el Caribe no solo piense en ganar dinero sino que también contribuya con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible? La respuesta se buscó en la capital de Argentina, en un encuentro de la Iniciativa Financiera de ONU Medio Ambiente.
«Cómo movilizar la inversión financiera necesaria es, obviamente, uno de los puntos críticos de la agenda del desarrollo sostenible», planteó Eric Usher, un economista canadiense con experiencia en el sector de energías renovables y actual director de la Iniciativa, conocida también por UNEP FI.
«Por supuesto que la obtención de un beneficio es una herramienta para lograr el desarrollo económico y está bien que así sea. Pero son los gobiernos los que tienen que fijar el marco regulatorio para que el sector financiero gane dinero haciendo las cosas correctamente», dijo Usher a IPS, durante la mesa redonda del martes 5 y el miércoles 6, en que participaron decenas de representantes de bancos, fondos de inversión y organismos internacionales.
Usher aseguró que no encuentra «ninguna contradicción ni ningún problema en hacer dinero a través del desarrollo sostenible. El sector público y el privado deben trabajar juntos para que pueda concretarse del modo más efectivo».
UNEP FI es una sociedad entre ONU Medio Ambiente y más de 200 entidades financieras (129 bancos, 58 compañías de seguros y 26 fondos de inversión) de unos 60 países, que se creó en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992. El encuentro de Buenos Aires significó un regreso, al cabo de 25 años, a la región donde surgió la iniciativa.
A la mesa redonda de América Latina y el Caribe seguirán otros cuatro encuentro regionales en lo que resta del año, con el foco en América del Norte (en Nueva York), Europa (Ginebra), África y Medio Oriente (Johannesburgo) y Asia y el Pacífico (Tokio).
Instituciones financieras y cámaras empresarias del sector de distintos países explicaron en Buenos Aires sus avances de los últimos años en cuanto a la introducción de cuestiones como el riesgo social ambiental o a la averiguación de la huella de carbono en la evaluación previa al otorgamiento de créditos y también sus propias metas de eficiencia energética o de reducción de consumo de papel.
Quedó claro, de todas maneras, que todavía son menos las certezas que las preguntas que quedan por responder, sobre la participación del sector financiero en la Agenda 2030, en que avanzan los países miembros de las Naciones Unidas desde 2016, mediante los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
«Estamos apenas al comienzo del viaje y esto no es fácil», admitió Mario Vasconcelos, director de Relaciones Institucionales de la Federación Brasileña de Bancos (Febraban). Esta agrupación aglutina a 123 instituciones financieras, de las cuales 29, explicó, se comprometieron a financiar proyectos productivos que contribuyan a reducir las emisiones de carbono.
«Hay numerosas oportunidades de negocios en la transición hacia una economía baja en carbono, que ya comenzó», se entusiasmó Vasconcelos.
Son 40 las instituciones financieras de la región que firmaron la Declaración de Compromiso con el Desarrollo Sostenible de la UNEP FI, que viene trabajando fundamentalmente con el objetivo de construir experticia en el sector acerca de cómo identificar en los proyectos de inversión los riesgos sociales y ambientales, de manera que sean contemplados junto con los económicos.
Esa es tal vez la tarea más difícil, como de alguna manera lo reconoció Beatriz Ocampo, gerente de Sostenibilidad del Grupo Bancolombia, el banco privado más importante de Colombia.
«Si a un banquero le dices que tiene que financiar proyectos que contribuyan a la lucha contra el cambio climático, no entiende de qué le estás hablando. Por eso es muy importante establecer qué son finanzas sostenibles», afirmó.
En ese contexto, la región muestra que todavía tiene un largo camino por delante.
En Argentina, por ejemplo, los temas vinculados a las finanzas sostenibles no son prioridad para la mayoría de los bancos, debido a que no hay ninguna relación estatal y la adopción de estos criterios es totalmente voluntaria.
Así lo estableció un informe realizado en 2016 por UNEP FI junto a la CAF, Banco de Desarrollo de América Latina, sobre la base de una encuesta que reveló que solo 39 por ciento de los bancos argentinos tienen implementados sistemas de gestión socioambiental.
Uno de los temas más comentados durante la reunión de Buenos Aires fue el discurso del presidente del Banco de la Nación Argentina, la mayor entidad financiera pública del país, por capital y por tradición.
Javier González Fraga fue el primer orador del encuentro y exhibió un discurso crítico del sector financiero y laudatorio de los ambientalistas que sorprendió a más de uno.
«La lógica financiera de nuestros días no nos permite proteger el ambiente. No hay que dejar que los economistas, y mucho menos los financistas, opinen sobre el planeta que vamos a dejarle a nuestros nietos», dijo González Fraga.
El banquero es un economista de centroderecha con larga experiencia, que presidió el Banco Central durante la presidencia de Carlos Menem (1989-1999) y que en 2016 fue nombrado por el actual presidente Mauricio Macri para conducir el único banco del Estado Nacional.
En diálogo con IPS, el González Fraga, con posgrados en Harvard y en la London School of Economics se mostró «convencido de que debemos hacer finanzas de una manera distinta, especialmente los bancos públicos».
«Muchos años de experiencia me demuestran que la teoría clásica, o neoliberal, de ninguna manera va a solucionar los problemas medioambientales. El Estado debe marcar el camino y tener instituciones como la banca pública que lideren este proceso de cambio de enfoque», sentenció
González Fraga también desdeñó la decisión del gobierno de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de París sobre cambio climático.
«Vemos por TV lo que sucedió en Texas con el huracán Harvey y queda claro que ya no hace falta explicar lo que puede depararnos el futuro, porque está sucediendo hoy. Donald Trump podrá decir muchas cosas pero la realidad de Estados Unidos pasa por otro lado y la gente de la calle está empezando a jugar un papel cada vez más importante en la cuestión ambiental», afirmó.
Para Maria Eugenia Di Paola, coordinadora de Ambiente en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD) en Argentina, las instituciones financieras de la región no deberían encontrar tan difícil sumar los criterios social y ambiental al económico en la evaluación de riesgos.
«Si el análisis de riego es completo, la ponderación no puede ser netamente financiera y cortoplacista. Por ejemplo, cuando un banco analiza invertir en un proyecto de energías renovables, debe contemplar hacia qué matriz energética está yendo un país», afirmó a IPS.
«De esa manera, el sector financiero va a adquirir una visión más vinculada a la Agenda 2030. Y las catástrofes climáticas ya están ocurriendo, por lo cual la noción de mediano y largo plazo es muy relativa», acotó.
Editado por Estrella Gutiérrez