I Las deshumanización avanza, encuentra nuevas formas y se adentra en las sociedades; dividiendo, generando la agudización de los antagonismos, fragmentando el bien común en interés particular, entre los individuos como entre las naciones, el conflicto se agudiza para favorecer el oscuro propósito del poder y el dominio, el imperio de los Estados Unidos siembra […]
Las deshumanización avanza, encuentra nuevas formas y se adentra en las sociedades; dividiendo, generando la agudización de los antagonismos, fragmentando el bien común en interés particular, entre los individuos como entre las naciones, el conflicto se agudiza para favorecer el oscuro propósito del poder y el dominio, el imperio de los Estados Unidos siembra bases militares en todo el mundo, divide, fragmenta, prefiere sus beneficios económicos por encima del bienestar social global, siempre ha sido así, siempre lo será, los imperios son la expresión de la soberbia, la muerte de palestinos en una batalla más de una larga guerra genocida contra los pueblos, es la evidencia del eterno amino del imperialismo y sus gobiernos aliados como es el caso del israelí, la sangre derramada es para el imperio una ofrenda para su vanidad, cultiva el dolor para sembrar el campo con la flor de la muerte. La crisis de la humanidad reside en sí misma.
II
Las bombas caen sobre el medio oriente, las potencias se sirven en el banquete de la muerte, los pueblos resisten para sobrevivir, occidente contra oriente, reviven la vieja dicotomía que habla de barbarie contra la civilización, mientras tanto la humanidad peligra, destellos del mítico origen del Ser se desvanecen entre las manos de quienes juran cumplirlos, conflictos tan antiguos como las naciones, el derecho a la vida se niega y la dignidad humana se aprisiona entre la pobreza, la explotación y la marginación, el orden mundial está en juego nuevamente, los Estados Unidos y Rusia compiten por ser la ponencia más grande, y, en medio, quedan los pueblo y las culturas usadas como justificantes para su carrera por el poder, la soberbia derrama sangre por que es conducida por el interés del capital, esa misma lógica de la acumulación originaria sigue configurando las políticas exteriores de las naciones en cuestión, la barbarie lleva por bandera lo que llaman libertad y democracia, los pueblos del mundo necesitan el concierto de nuestros esfuerzos para que su voz sea escuchada. Los imperios deben desaparecer para dar lugar al florecimiento de los pueblos y las culturas en armonía.
III
Nuestra América, la misma que descalza anda sus caminos y levanta sus sociedades paridas con el dolor original, hoy se ve amenazada por el desarrollo conservador, los gobiernos populares son derrocados por golpes de estado parlamentarios, por campañas negras mediáticas, por bloqueos comerciales, por la intromisión imperialista que desata campañas en contra de la mejora social, Venezuela esta amenazada resistiendo con dignidad, Cuba sigue en pie ante toda presión, Brasil, Argentina, Uruguay comienza procesos de reorganización que darán lugar a nuevas resistencias, Bolivia mantiene alta la bandera, pero toda nuestra América está siempre bajo el acecho de los Estados Unidos. En México patria de grandes próceres, se vive una coyuntura definitoria, reforma-revolución o barbarie, la dicotomía antagónica se incrementa, la disyuntiva es si la voluntad popular marcará el rumbo o se impondrá violentamente la dominación más lacerante del poder inhumano, la ultraderecha se prepara para hacer sentir su hegemonía destruyendo la esperanza de miles y miles de mexicanos, y con ella, la esperanza de toda nuestra América. El imperialismo estadounidense amenaza desde la frontera generando inestabilidad y distracción, es una más de sus muchas estrategias: ¡Los imperios deben desaparecer para dar lugar al gobierno de los pueblos!
IV
La agudización del antagonismo social pone de manifiesto la coyuntura pre-revolucionaria que vive nuestra patria mexicana, la presión de los empresarios para frenar el avance de los sectores progresistas, deja ver puntualmente, la contradicción entre los intereses privados y los intereses sociales, el gobierno mexicano moviliza todas sus fuerzas y prepara todas las posibles formas para conservar el poder, el fraude electoral se asoma, así como las demás formas represivas, no quiere pues no les conviene un nuevo criterio en el poder que comience a dar lugar al mejoramiento social. Son tiempos definitorios, son tiempos de concientización y movilización, quienes pugnamos por un mejor país tenemos el deber moral de contribuir. México se transformará con la voluntad y organización de los trabajadores, de los estudiantes y de los sectores populares, es hora de que sea el pueblo quien decida su porvenir.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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