La Mesa de Unidad Democrática (MUD), mayoría derechista parlamentaria en la Asamblea de Venezuela, representa y conjunta políticamente hoy día (en la muy delicada situación de la lucha de clases abierta desde el triunfo el chavismo en 1999) a todos los sectores, facciones e individuos que promueven y quieren el sometimiento del estado-nación venezolano a […]
La Mesa de Unidad Democrática (MUD), mayoría derechista parlamentaria en la Asamblea de Venezuela, representa y conjunta políticamente hoy día (en la muy delicada situación de la lucha de clases abierta desde el triunfo el chavismo en 1999) a todos los sectores, facciones e individuos que promueven y quieren el sometimiento del estado-nación venezolano a los ignominiosos designios del imperialismo norteamericano. Lo quiere decir -ni más ni menos- el sometimiento al capitalismo mundial hegemónico de manera directa y sin mediaciones o diques nacionalistas o antineoliberales.
En este sentido lo grupos y personas que nos digamos de izquierdas que no comprendamos la importancia de cerrar filas coyunturales contra esta alianza derechista-imperialista estamos condenados por las mismas condiciones de polarización política clasista que se viven en su máxima agudización en estos días y de serias acciones que amenazan con la invasión militar, y/ con la intervención exterior y/o con el golpismo derrocador a un gobierno constitucionalmente establecido, a ser (quiérase o no) cómplices de este atropello a la soberanía e independencia de esta nación latinoamericana que ha venido luchando y resistiendo contra la restauración de esos dominios imperialistas y neoliberales.
De cumplirse estas amenazas que no son para nada paranoias de un presidente o un partido que se están convirtiendo en «dictadorzuelos», sino que por la historia de rapiña geopolítica del imperialismo yanqui en Latinoamérica y en el mundo, implican un baño de sangre mayúsculo y la represión masiva de los líderes chavistas e izquierdistas venezolanos como exactamente pasó en Chile en septiembre de 1973 donde fueron asesinados, encarcelados y desaparecidos miles y miles de luchadores, intelectuales, trabajadores y proletarios.
A estas alturas y después de la ofensiva geopolítica regional contra los gobiernos progresistas y nacionalistas en Sudamérica (especialmente con el golpe «blando» ejecutado contra Dilma Rousseff en la presidencia de Brasil) tenemos ya decenas de advertencias y evidencias contundentes que indican que dicho capitalismo imperialista hegemónico y sus corporaciones y personificaciones dentro y fuera de Venezuela van por el apetitoso botín venezolano (valiosos recursos codiciados: petróleo, gas, oro, etc.) y por tanto les estorba el gobierno de Maduro Moros: la desestabilización y la guerra económica declarada por la clase empresarial-financiera que ha implicado desabastecimientos, red de revendedores de productos básicos, mercado negro de bienes y divisas, inflación instigada, etc. (incluso el derrumbe de los precios del petróleo ha sido una política claramente implementada por el gobierno estadounidense), la violencia provocada y azuzada en las calles venezolanas, las presiones agresivas del revocatorio encabezadas por el testaferro Capriles, las provocaciones manipulatorias periodísticas nacionales e internacionales (periódicos, canales de televisión, etc.), el papel reaccionario de la propia MUD encabezada por el pro-neoliberal Henry Ramos Allup, las intervenciones diplomáticas y personales de conspicuos personajes de la derecha internacional, la manipulación de la OEA y el uso de su secretario Almagro como títere de los intereses intervencionistas de los yanquis y las burguesías y oligarquías latinoamericanas plegadas a Obama-Clinton; todo ello -como han denunciado con toda precisión articulistas de izquierda como Gilberto López y Rivas y Ángel Guerra- articulado perfectamente con los mandatos de los manuales del Comando Sur norteamericano para la destrucción de la Venezuela bolivariana-chavista, que, además, éste ha activado sus aparataje militarista en sus bases latinoamericanas y con la violación del territorio venezolano con aviones de espionaje electrónico.
Toda esta panoplia de las derechas está construida para domeñar y someter a la luchadora pero atribulada nación venezolana a los dictados del capital mundial dominante, por ello, en efecto, el decreto de excepción y de emergencia puede ser un instrumento útil de legítima defensa para la resistencia histórica del estado-nación venezolano que se haya múltiplemente asediado. Así lo ha considerado legalmente el Tribunal Supremo de justicia de Venezuela que hoy ha declarado la constitucionalidad del mismo. Así los Almagros, los Uribes y los demás intervencionistas de adentro y de afuera de las fronteras de Venezuela, podrán ser evidenciados como golpistas y traidores.
¡Nación venezolana bolivariana Resiste!
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