«Antología. Marx, el arma de la crítica», de Joaquín Sempere (editor), Ed. Catarata.
Esta variada muestra de fragmentos de la obra de Marx hecha por el profesor de la Universidad de Barcelona Joaquín Sempere (Barcelona, 1941), doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona y licenciado en Sociología por la Universidad de París-X, ex director de la revista Nous Horitzons y miembro del Consejo editorial de la revista Mientras tanto, tiene un valor intrínseco y es el de motivar a quien lee a conocer más profundamente el trabajo del gran revolucionario. Análisis concreto de la realidad concreta, política de clase, filosofía materialista dialéctica. Carlos Marx no dejó que el mundo capitalista se le escapase, y su ciencia social, extraída de la práctica revolucionaria y del estudio, ha sido su legado, la crítica más profunda abriendo perspectivas que impulsan en la conciencia política a la clase obrera mundial en su lucha contra sus explotadores.
Si en cualquier otro momento ha sido necesario Carlos Marx, en el ahora- hoy histórico, es urgente para la formación de quienes salen a la calle. Disponer de la capacidad crítica que permita extraer en cada caso la enseñanza de las nuevas luchas y crear organización que una, es la garantía de permanencia de la voluntad transformadora.
En la introducción, cuando habla de El Manifiesto Comunista, Quim Sempere recoge las palabras del historiador Eric Hobsbawm que lo sitúa como premonitorio del final del siglo XX, y explica la situación europea tras la Segunda Guerra Mundial como consecuencia del resultado, con lo que se impuso el acuerdo social y político bajo el que se ocultaba la lucha de clases. Pero con el estallido de la crisis capitalista-financiera en 2007, estado superior del capitalismo, quedó a la vista la esencia explotadora del sistema, y así lo expresó Warren Buffet, el multimillonario: «Por supuesto que hay guerra de clases, y la mía está ganando».Después explicará la consecuencia enajenadora en la clase obrera, mientras crece el capital financiero puesto que todos los instrumentos de producción le pertenecen, y el llamado «progreso» se dará bajo la injusticia.
Sempere recoge las palabras de Marx «las ideas dominantes en la sociedad son las ideas de la clase dominante» para introducirnos en la importancia de las ideas concretas, ideas que se imponen con la fuerza y el convencimiento, pues la clase dominante invierte en que las grandes masas asimilen que la injusticia es fruto de la naturaleza y está justificada, además de ser, nos dicen, la mejor forma social que se ha descubierto. Que asimilemos ese pensamiento de conformidad supone que la clase dominante conserve el poder. De ahí que todos los medios de comunicación en sus manos, y legiones enteras de los llamados «intelectuales orgánicos» se dediquen a amedrentar, a distraer y a conformar al pueblo, inoculando miedo a la posibilidad de un cambio social.
Los análisis de Marx disponían del conocimiento de las estructuras, de la psicología y la manera de ser y las circunstancias concretas de los individuos, con las ilusiones, creencias, virtudes, etc, no teniendo nada que ver con la acusación de determinismo, nos dice Joaquín Sempere.
Marx señalaba que la Historia no hace nada, que los individuos son quienes hacen la Historia. De ahí que las ideas que difieren en una misma clase impiden la realización de proyectos de clase, y que tomar conciencia de clase, objetiva y subjetivamente, es tener en las manos el arma más poderosa.
En su detallada lectura de la obra de Marx, hace constar la burla del gran revolucionario sobre lo que la burguesía ha pretendido transmitir con el personaje literario Robinson Crousoe, un ser aislado que es capaz reproducir la vida burguesa por sí mismo y, demostrada su capacidad, unirse a la sociedad feliz por antonomasia, suma, quiere decirnos, de hombres que se arriesgan solos. Marx denunciaba la mentira que sustenta tal idea: nadie conforma su individualidad al margen completo de la sociedad humana, y estamos hablando de la sociedad capitalista donde el eje principal es la producción social, con la contradicción, también principal, de que la propiedad de los medios es individual, un modo que proviene del feudalismo; por eso Marx declaraba que el próximo avance sería el de la socialización de la propiedad o, lo que es lo mismo, los medios de producción al servicio de la mayoría; por eso el futuro es del colectivo.
Se estudia después la posición de Marx sobre el consumo de masas, la superproducción, la crisis energética, el agotamiento de los recursos,..asuntos que hoy nos afectan más que nunca.
En la última parte se recoge de los trabajos de Marx la expresión fiel de lo que fue, un gran demócrata, un anunciador del régimen que se apoya en la defensa de los intereses de la mayoría, y a lo que a lo largo de la Historia la clase en el poder se ha opuesto violentamente. Para referirse al punto de la desaparición de las clases se recogen los términos empleados por Engels: «sustituir el «gobierno sobre las personas» por «la administración de las cosas». Se enumeran algunas de las medidas que Marx proponía para que resultase un gobierno de la mayoría: sufragio universal; ejército popular; sueldo de los funcionarios igual al salario del obrero medio; separación iglesia-Estado; judicatura elegida por el pueblo; revocabilidad inmediata de cargos políticos; enseñanza obligatoria y gratuita. Para terminar se refiere a la posición de Marx sobre la mujer, y se nos dice: «Marx hacía suya la idea -formulada ya por Fourier años antes- de que el progreso social se mide por la manera como la sociedad trata a la mujer y por los derechos que se le reconoce.»
Los escritos de Marx seleccionados corresponden al amplio y fructífero período que va desde 1841 a 1881, dos años antes de la muerte del gran revolucionario,el 14 de marzo de 1883. Y el libro comienza por una carta a su hijo, otra a su esposa, otra a Paul Lafargue, y en ellas se manifiesta su mundo interior, afecto, consideración y reflexiones sobre la vida familiar. Después, leemos un conjunto de documentos en los que se aprecia una evolución continua en torno a los descubrimientos sociales, tanto en el lenguaje más preciso como en la objetivación de los asuntos, filosofía, sociología, economía política, conocimiento histórico en desarrollo constante. Señala el valor principal de la burguesía, el dinero, como aniquilador de todos los demás y una afirmación que, desde entonces, no ha dejado de pronunciarse: «Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos: de lo que se trata ahora es de transformarlo».
Partiendo del Manifiesto Comunista, encontramos apartados sobre la condición social de la burguesía, la destrucción de los estados anteriores a ella, la consideración de su libertad comercial como la libertad que limita los derechos sociales, sus condiciones de existencia como disolvente de aspiraciones ante la vida. Sobre la extensión mundial del comercio, lo que hoy llamamos globalización. Cómo resuelve sus crisis la burguesía destruyendo fuerzas productivas y expoliando nuevos territorios y poblaciones. Sobre el precio del salario con el desarrollo industrial capitalista, mediante el incremento de la producción, la prolongación de la jornada, nuevas exigencias de resultados en menos tiempo. En torno a la lucha de la clase obrera y su objetivo. Programa para la transformación social. En quién se deben apoyar los comunistas. Carácter y contenido de los acuerdos a nivel internacional de los comunistas. Y lo que rubrica todo lo expuesto: «Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas e intenciones… ¡Proletarios de todos los países, uníos!»
A continuación se extraen de «Trabajo asalariado …» una batería de conclusiones completamente actuales: salario para las necesidades; carácter social; precio del trabajo y mercancías; intereses contrapuestos; mayor productividad constante; plusvalía; tiempo de trabajo y tiempo libre; embrutecimiento, alienación de la clase obrera; abolición del sistema de trabajo asalariado.
De aquí se pasa al Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de Trabajadores (1864): profundización de la contradicción capital-trabajo; limitación de la jornada laboral; sobre cooperativismo obrero; el deber de la clase obrera; la conquista del poder político; y, una apreciación relacionada con su triunfo: «el número. Pero el número no pesa en la balanza si no está unido por la asociación y guiado por el saber», y la importancia del conocimiento de la política internacional por parte de la clase obrera y «reivindicar las sencillas leyes de la moral y de la justicia…entre individuos y entre naciones».
Se adentra la selección en «El Capital» eligiendo apartados sobre el aumento del capital, la ganancia incesante; la necesidad social; el trabajo diurno y nocturno; la duración de la vida del trabajador; la explotación infantil; la explotación de las mujeres trabajadoras; disolución de la vida familiar; división social y manufacturera, y de aquí entresaco unas líneas: «La misma conciencia burguesa que celebra la división manufacturera del trabajo… denuncia todo control y toda regulación sociales conscientes del proceso social de producción, condenándolos como intromisión en los intangibles derechos de propiedad, de libertad y de «genialidad» del capital individual, definida por él mismo.»
En el apartado «La ciencia, fuerza productiva inmediata (1857-1858) («Grundrisse»), encontramos el párrafo siguiente: «Una nación es realmente rica cuando en lugar de trabajar 12 horas trabaja 6. Riqueza no es poder de disposición sobre el tiempo de plustrabajo, sino tiempo disponible, al margen del necesitado para la producción inmediata, para cada individuo y para toda la sociedad.»
La selección sobre los trabajos de Marx continúa con el «Programa de Gotha», y lo sintetiza bajo los títulos: Las fuentes de la riqueza son el trabajo y la tierra; Fruto del trabajo y reparto equitativo; La distribución en la fase superior de la sociedad comunista; Cooperativas de producción, de la que también extraigo un pequeño párrafo: «las sociedades cooperativas actuales, … solo tienen valor en cuanto son creaciones independientes de los propios obreros, no protegidas ni por los gobiernos ni por los burgueses». Continúa con trabajos sobre: Educación popular y gratuita.
El siguiente libro escogido para esta síntesis es «El 18 Brumario de Luis Bonaparte», y comienza con el título: «La Historia se repite, pero ya no como tragedia, sino como farsa». Más adelante, continúa con: Ideas y condiciones sociales de existencia, aquí hace mención a la dinastía de los Borbones y la de Orleans y lo que representa cada una, digno de una lectura más espaciosa. Sigue con los títulos: El estado, organismo parásito de la sociedad; Los campesinos, víctimas de las deudas y los embargos hipotecarios, y vemos la conexión directa con nuestra vida diaria.
La selección de textos realizada por Quim Sempere se termina con algunas cartas, artículos periodísticos y contribuciones varias. De entre éstos quiero destacar el artículo pubkicado en el «New York Daily Tribune», el 27 de octubre de 1854, con el título «La Junta Central, Las Cortes de Cádiz y la resistencia antinapoleónica». Este apartado merece una lectura atenta y la reflexión consiguiente y comparación con los últimos periodos o periodo de nuestra reciente Historia. Entresaco unas líneas: «…la Junta actuó positivamente en un sentido contrarrevolucionario, restableciendo las antiguas autoridades, volviendo a forjar las cadenas que habían sido rotas, apagando el fuego revolucionario en dondequiera que se encendiera y por el procedimiento de no hacer nada e impedir que otros hicieran algo.» A éste le sigue otro artículo del 30 de octubre de 1854 que estudia los tres periodos de la guerrilla en España: en el primero es la población la que domina y responde a los invasores, en el segundo es la combinación de pueblo y restos del ejército, y en el tercero es el ejército regular, alejando al pueblo cuanto puede, y su fracaso resulta estrepitoso; cuanto más ajeno es el pueblo a la lucha más decrecen las posibilidades de triunfo.
Llegamos al final leyendo: Producción: ¿Qué produce un criminal?; Mensaje de la AIT a Abraham Lincoln; unos párrafos de La Comuna de París; forma de la «República social» («La guerra civil en Francia, 1871») donde se hace relación de algunas medidas tomadas por los comuneros: supresión del ejército permanente y sustitución por el pueblo en armas, elecciones por sufragio universal y quienes se elegían «eran responsables y revocables en todo momento». La Comuna (era) una corporación de trabajo ejecutiva y legislativa al mismo tiempo. «Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los que desempeñaban cargos públicos debían desempeñarlos por salarios de obreros…los magistrados y los jueces habían de ser funcionarios electivos, responsables y revocables.» En una siguiente carta, Sobre el París insurrecto, analiza los errores de la Comuna. El primero, no se llevó a cabo la ofensiva contra Versalles tras retirarse de París la reacción con su Guardia Nacional. Y el segundo en importancia, «el Comité Central renunció demasiado pronto a sus poderes, para ceder su puesto a la Comuna. De nuevo ese escrupuloso «pundonor» llevado al colmo».
«Antología. Marx el arma de la crítica» es una buena herramienta para conocer a Marx y su obra, un libro que incita a la reflexión y la práctica política eminentemente crítica-científica, revolucionaria. Con los tiempos que corren no hay que dudar: hay que leerlo con todas las consecuencias.
Fuente: http://www.cronicapopular.es/2013/05/aprender-de-la-experiencia-marx-y-el-arma-de-la-critica/