A propósito de la derrota, reivindicar también lo positivo… Cuando se pierde siempre es más fácil ver lo negativo. Sobre todo cuando esa derrota significa la victoria del fascismo. Sin embargo, viéndolo por el lado positivo, hay algunos logros interesantes. El primero fue tener 46 por ciento de los votos, en una situación como la […]
Cuando se pierde siempre es más fácil ver lo negativo. Sobre todo cuando esa derrota significa la victoria del fascismo. Sin embargo, viéndolo por el lado positivo, hay algunos logros interesantes.
El primero fue tener 46 por ciento de los votos, en una situación como la que se vive en Brasil luego del golpe de Estado contra Dilma y la prisión de Lula. Es un apoyo muy significativo. Además, en algo sumamente simbólico: se logró la victoria en todo el Nordeste.
El segundo es el surgimiento de un liderazgo nuevo, más joven, dentro del PT, que se posiciona con un apoyo electoral importante y, dependiendo de las actuaciones, se puede proyectar a futuro. La renovación de liderazgos, que se hacía difícil, se puede gestar a partir de ese apoyo y consolidar en la lucha contra un gobierno que será necesario resistir.
El tercero es haber remarcado la presencia de un hilo de lucha histórico, representado por Lula, por el MST y las organizaciones sociales-sindicales, que se consolidaron en un proyecto común de lucha y no sirvieron de escalera a la derecha como en otros lugares.
El cuarto, y más importante, es el aprendizaje que deja la derrota, cuando se asume con mirada estratégica. Entonces se puede analizar mejor y hacer autocrítica, desde los errores puntuales cometidos, que siempre es más fácil verlos en los otros, hasta las equivocaciones estratégicas que son más importantes.
La victoria nunca está a la vuelta de la esquina…
Viví en Brasil entre 1980 y 1985. Recorrí buena parte del país. Vi nacer al MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), y todavía recuerdo aquel primer campamento de Encrucilhada Natalino, la ocupación de la Fazenda Annoni… Cuánta lucha, cuánta esperanza, cuánta fuerza colectiva…
Vi nacer al PT, y en la primeras elecciones sus candidatos tenían 200 votos con suerte y viento a favor. Ya de regreso al Uruguay, y después desde Ecuador, seguí vinculado a muchos compañeros y compañeras del PT y al MST.
Se creía imposible que el MST conquistara tierra para plantar primero y luego la haga producir, pero la fue conquistando y fue resistiendo y la fue haciendo producir, aunque falte mucho claro. Se creía casi imposible que Lula llegara a la presidencia, pero después de muchos años y mucha lucha llegó.
La victoria nunca está a la vuelta de la esquina, hay que caminar y caminar, luchar y luchar y nunca se llega a la victoria total o la victoria final. Nada es fácil. Nadie regala nada. El problema está en creer que las luchas son fáciles y pasan por ganar alguna que otra elección. La lucha es permanente, nunca se termina. Lamentablemente, muchos jóvenes crecieron a la sombra de un puesto burocrático durante los gobiernos progresistas y no se dieron cuenta que eso les cayó de arriba por un rato. Que era producto de muchas luchas. A no ser los que se acomodaron en ese puesto conscientes de lo que hacían.
Hay que saludar a los compañeros y compañeras de Brasil que pelearon bien. Algunos y algunas me enviaron mensajes hoy, casi llorando… Pero un rato nomás, porque mañana seguirán en la trinchera que les toque, y posiblemente en una lucha más difícil. Pero, ¿era fácil la lucha de los obreros paulistas contra la dictadura? ¿Era fácil ocupar tierras, resistir y producir en aquellos comienzos del MST durante la dictadura?
En fin.. La lucha recién empieza en Brasil y en todo lado… y nunca ha de terminar…
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.