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Apuntes sobre la necesidad de una escuela ciudadana

Fuentes: Rebelión

Algunos intelectuales han llamado la atención sobre la (des) o (a) politización de la sociedad [1], también hay que cuidarse de la sobre politización. Esto tiene como consecuencia una sociedad – al menos la panameña – que no se organiza, no participa y no exija mejores condiciones de vida. Esto en otras partes del hemisferio […]

Algunos intelectuales han llamado la atención sobre la (des) o (a) politización de la sociedad [1], también hay que cuidarse de la sobre politización. Esto tiene como consecuencia una sociedad – al menos la panameña – que no se organiza, no participa y no exija mejores condiciones de vida. Esto en otras partes del hemisferio está variando.

El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) señala que la tendencia en educación es: «adquisición de conocimientos presuntamente universales, objetivos y apolíticos« [2] . Esto apoya la primera línea de este artículo.

En el plano de la educación en general y la superior particular, ya se inicio un proceso de privatización de la educación, con la proliferación de universidades garajes y universidades transnacionales, que compran derechos de otras universidades para poder operar, la mayoría de estas universidades son funcionales exclusivamente a la sociedad de mercado, no producen conocimiento alguno.

Siguiendo estas preocupaciones, es necesario crear las condiciones para la formación política de la sociedad, entiéndase «política» como la búsqueda de bienestar común y un mejoramiento sostenido de la condición humana. Una formación que se visualice un mundo más democrático y justo.

En esta formación deben converger tanto los actores políticos, intelectuales, activistas como las organizaciones, instituciones y ciudadan@s de diversas tendencias ideológicas. No está de más recordar que la verdadera representatividad, de la que tanto se habla en la democracia representativa, está en la diversidad, no en los discursos abstractos, necesitamos una diversidad que tengan como norte el ejercicio de la ciudadanía en todas sus dimensiones.

Desde esa perspectiva, es necesario re-pensar la democracia representativa y sus limitaciones, y empezar a pensar en democracia participativa.

Objetivos mínimos para formar políticamente a l@s ciudadan@s

Dentro de los objetivos mínimos a los cuales debemos apuntar para lograr formar políticamente a los ciudadanos, podemos enumerar al menos tres: crear espacios de debate político, democrático y horizontal, donde todos estemos en la misma posición. Educar políticamente a la ciudadanía en general, dependiendo de cada particularidad y grado de complejidad. Por último, estimular una cultura política consiente de los problemas sociales, en todas sus dimensiones, desde las escuelas, las universidades y llevarlo a la cotidianidad, a las comunidades, a las comarcas, a los barrios, a las veredas, al campo, a los diversos sectores emergentes que exigen mayores reivindicaciones, desde sus particulares condiciones.

Los descontentos tanto en el plano nacional, como el global (en Hong Kong, Ayotzinapa México, Puerto Príncipe Haití, Fergunson Misuri, crecen) ya son evidentes, las demandas por mejores condiciones civiles, económicas, sociales y culturales también.

¿Cómo lograr eso? La respuesta es; formando políticamente a la sociedad, para el ejercicio de la ciudadanía, es decir formar a un(a) ciudadan@ con conciencia. Que pueda pensar con su propia cabeza los problemas que l@ rodean.

Pero l@s ciudadan@s, que aún no logran concientizarse, no logran hacer la batalla ciudadana – política, no logran fundamentarse por sí mismo sus reales necesidad, tanto individuales como colectivas, sino que se dejan imponer desde afuera, por la publicidad y los medios de comunicación masivo lo que necesita e incluso como debe actuar, resultado de esto tenemos el social-conformismo (sujeto conforme con el mundo en que vive) así el ciudadano, sin formación, se deja guiar por su sentido común y lo que desde afuera se le impone.

La educación tanto en la escuela como en la universidad – así como está fundamentada en la sociedad de mercado – no ha logrado hacer eco de las reales necesidades, por lo que no hay que reducirse a estos espacios tradicionales, sino trabajar en y con las comunidades, con las comarcas, con los barrios, en las veredas, en el campo.

Hay que enseñarle a nuestros ciudadanos desde los más jóvenes especialmente, hacerse preguntas, por ejemplo ¿cómo ejercitarse en la ciudadanía? La respuesta a esta pregunta nos lleva a lanzarnos en busca de una nueva utopía, de un mundo mejor, un mundo diferente a este lleno de desigualdades, donde el 1% (los mega ricos del mundo) se quedan con el 50 % de la riqueza global.

¿Qué es la política?

En nuestra sociedad es muy común reducir a la política a las elecciones, y que un político es aquel que tiene un puesto de gobierno gracias a unas elecciones, esta visión simplista es la que la formación política debe borrar por completo de la mente de nuestr@s ciudadan@s. La formación política debe hacer una aclaración conceptual de los temas relacionados a la ciudadanía, para hacer buen uso del concepto y lograr una práctica correcta del mismo.

La política tiene que ser entendida como servicio, como bien común. Ya se ha hecho evidente que nuestros «políticos criollos», están lejos de esa definición, no tienen buenas prácticas, están corroídos por la corrupción hasta el tuétano.

Debemos estar enfocados en que una formación política tiene que ser liberadora, alejada de los dogmas, no estar reducida a un manual, sino potenciar el pensamiento de l@s ciudadan@s, para que tengan la capacidad por si mismos de plantearse el sin numero de problemas que tiene la sociedad hoy, que nos aquejan todos los días.

Una formación política entre lo posible tiene que crear un juicio científico y humano con respecto a la política y la ciudadanía en sus diversas acepciones y manifestaciones.

Hay que responderse a la pregunta por la política en términos humanos y colectivos, donde se respeta la individualidad y la diversidad.

¡Es necesario el apoyo de tod@s!

En este punto es necesario contar con el apoyo de intelectuales, activistas, políticos (en el sentido real del término) y ciudadan@s con ánimos de ejercitarse en la ciudadanía. Para entablar el debate permanente en lo que nos ocupa: «la ciudadanía y la política en todas sus dimensiones», hay que buscar espacios comunes. A partir de estos hay que crear seminarios, talleres comunitarios, cursos, cátedras libres que atiendan la demanda de la sociedad que necesita formarse políticamente.

Para ir concluye, para empezar a trabajar

No podemos pensar en mayor participación – a la menos una coherente-, sino nos planteamos y debatimos dónde estamos y para donde queremos ir como sociedad. También debemos alegarnos de la participación oportunista, esta, donde el activismo llega hasta donde un nombramiento le arrebate lo crítico.

Debemos empezar a trabajar, a des-aprender de las viejas prácticas, y aprender nuevas, donde la formación y participación son el norte en la construcción de un país más justo y democratico, un país donde se respete los derechos civiles, económicos, sociales y culturales.

Un país formado políticamente es más difícil doblegarlo.

 

Blog del autor:  http://filosofiaysociedadpanama.blogspot.com/

Notas

[1] Véase: José Mathurin, «La despolitización de la sociedad y sus peligros». En: La Estrella de Panamá.

[2] Declaración del Grupo de Trabajo de CLACSO: Políticas educativas y derecho a la educación en América Latina y el Caribe. «No ha Pisa. Por una evaluación al servicio de una educación emancipadora».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.