La comunicación inclusiva trasciende el enfoque de género y debiera ir mucho más allá de simplemente visibilizar a las mujeres en los medios de prensa.
En ello coincidieron comunicadores y periodistas en el panel «Claves para una comunicación inclusiva», celebrado de modo virtual a través de las redes del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), como parte del programa por las 14 Jornadas cubanas contra la Homofobia y la Transfobia.
Para la Doctora en Ciencias Demográficas y periodista Dixie Edith Trinquete, «este es un tema polémico, difícil y contradictorio, pues pasa por muchas determinaciones diversas, desde las rutinas productivas de los medios de prensa, hasta la sensibilidad y el conocimiento de los profesionales que están en esos medios y los que reciben sus mensajes».
«Las contradicciones parten desde los mismos conceptos. Hay todo un ámbito de la diversidad que no está reconocido aún, ni siquiera en las maneras en que muchas veces se explica el concepto de comunicación inclusiva», consideró la especialista del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.
En ese sentido, se refirió a las personas con orientaciones sexuales e identidades de género no heteronormativas pero también a las que tienen capacidades diferentes. «¿Cómo se acerca un medio de comunicación a una persona que es sorda, o a una que es ciega? ¿Estamos pensando en esas personas cuando hablamos de comunicación inclusiva? Creo que no, y me parece que por ahí se podría posicionar también el debate», reflexionó Trinquete.
De acuerdo con la periodista, otro elemento a tener en cuenta son las rutinas productivas de los medios. «Vivimos en un escenario periodístico donde los manuales de estilo de la prensa y la organización de las dinámicas productivas no están pensados desde la inclusión, ni desde los enfoques de género. La referencia fundamental de un manual de estilo de cualquier medio en Cuba y en los países de habla hispana en el mundo es la Real Academia de la Lengua, y ya sabemos que estas son normas machistas y que reproducen estereotipos», dijo.
Asimismo, comentó que la formación de capacidades y la especialización influyen en el abordaje de una comunicación desde la inclusión. «Somos personas que venimos de una formación cultural patriarcal, nos guste o no. Lo descubrimos en algún momento de nuestras vidas y ello le ha ocurrido a todo el que ha vivido alguna capacitación de género», refirió.
Ania Terrero, periodista del sitio digital Cubadebate, enfatizó que la formación tiene que ser constante. «Incluso quienes tenemos un camino recorrido en estos temas, seguimos reproduciendo muchas veces estereotipos y prejuicios que forman parte de nuestra educación en un entorno machista».
A ello se suma, dijo, que con frecuencia la comunicación y el periodismo con enfoque de género y una mirada inclusiva se reducen a columnas especializadas y a un grupo de profesionales con sensibilidad con el tema.
«Pero de nada sirve tener un espacio especializado en un medio sobre temas de género, si luego desde la sección de deportes, por ejemplo, el comentarista dice que el juego de voleibol de playa fue maravilloso porque el traje de las voleibolistas dejaba mucho que ver, lo cual denota falta de sensibilización y reproducción de estereotipos. Se necesita una política transversal a todos los medios de prensa y a todos los lenguajes», sostuvo.
Agregó que es preciso superar el tópico de que hablar de género es hablar de mujeres, «para llegar más allá, al hecho de que hacerlo es hablar del sistema patriarcal y todas sus consecuencias, que impactan en las mujeres y en los hombres, así como en las personas con orientaciones sexuales diversas».
Para Dixie Edith, una pregunta obligada es quiénes nos estamos capacitando en temas de género y comunicación en los medios. «La crítica más repetida en diplomados de Género y Comunicación del Instituto de Periodismo es que las personas que dirigen los medios no se están capacitando, por lo cual se convierten con frecuencia en barreras de estos procesos», dijo.
«No creo que en el corto plazo las normas de edición y redacción de nuestros medios vayan a cambiar; que en el lenguaje fuera de las redes sociales podamos usar una equis o una e para buscar inclusión. Por tanto, la tarea pasa por utilizar esas otras fórmulas con las palabras inclusivas y los giros del lenguaje, pasa por cambiar el espíritu de la comunicación para luego cambiar la forma, por no hacerle preguntas a una mujer que nunca le haríamos a un hombre, por entender que el tema de la inclusión es más profundo que las vocales, y pasa por aprovechar los espacios que tenemos y no creer que cambiaremos todo de un plumazo», afirmó.
Una comunicación para todas las personas
A juicio de la periodista y comunicadora del Cenesex, Tamara Rendón Portelles, «desde el punto de vista mediático, se debe trabajar más las historias de las personas LGTBIQ+, «sobre todo respetando su identidad de género, no poner el nombre con el que se identifican entre comillas.
También es importante no permitir ofensas ni agresiones a estas personas en espacios de comunicación en vivo, como los programas radiales», dijo.
«Aún es un reto cómo abordar desde la comunicación los derechos de la comunidad LGTBIQ+. Al respecto hay muchos vacíos académicos en las carreras relacionadas con la comunicación», sostuvo Rendón Portelles.
La periodista de la radio Arletis Zaragoza destacó que es una deuda tanto para periodistas, locutores, como conductores de televisión el empleo de un lenguaje y de términos más inclusivos, como las personas mayores en lugar de adultos mayores, o de la audiencia para referirse a ambos sexos.
Comunicar de manera inclusiva no es una premisa solo para géneros periodísticos, sino para todo tipo de comunicación, como la que se hace, por ejemplo, desde el humor, consideró el caricaturista Jorge Sánchez Armas.
En su opinión, el humor no es un «lenguaje inocente». Se ha empezado a tomar conciencia en este sentido. Eventos como el Taller Nacional de Prensa Humor e Identidad, que ha tenido dos ediciones, y es organizado por el Centro promotor del Humor, el Centro nacional de Artes Escénicas y el Instituto de Periodismo, son un ejemplo de ello.
Apuntó que esta es un área de la comunicación casi vetada para las mujeres. «Casi no hay mujeres haciendo humor y sería muy interesante verlas ejercerlo desde sus propios puntos de vista. De hecho, uno de los elementos más significativos que resultó de la 22 edición de la Bienal del Humor fue la decisión de dedicar la próxima a las mujeres humoristas», dijo.
Para Zaragoza, también gestora de redes de Evoluciona, la campaña cubana por la no violencia hacia las mujeres, la comunicación inclusiva tiene como uno de sus fines cambiar imaginarios sociales, un propósito de Evoluciona desde su surgimiento.
«No hacemos nada con tener una campaña que hable sobre la no violencia hacia las mujeres y las niñas, y las mujeres y niñas que presentemos sean solo blancas, de zonas urbanas, universitarias, y no las diversas realidades que tienen las mujeres y niñas cubanas, así como las demás comunidades vulnerables a la violencia», ejemplificó la periodista.
Zaragoza señaló que, desde sus espacios de investigación y capacitación, la campaña ha identificado diferentes vacíos en los medios, como la falta de diversidad en la representación de las mujeres y el hecho de que los temas de género todavía se centran en fechas específicas y se mantienen ausentes de las agendas el resto del año.
Sin embargo, las especialistas coincidieron en que hay un reconocimiento desde los entornos gubernamentales al papel de la comunicación para cualquier política o programa de desarrollo, ya sea económico, social, de inclusión.
«Es una ventana enorme de oportunidades que tenemos que aprovechar y capitalizar quienes trabajamos estos temas desde los medios de comunicación», apuntó Dixie Edith.
A juicio de Tamara Rendón, en la investigación y la comunicación inclusiva está la clave «para enfrentar, desde el punto de vista mediático, los nuevos retos legislativos que se avecinan, por ejemplo, con la discusión, consulta popular y el referéndum del nuevo Código de Familias«.
«Cuando se habla del Código de las Familias, las personas inmediatamente remiten a un debate que se centró en temas muy específicos dentro de lo que debe traer el código, como es el reconocimiento legal de la unión entre personas de un mismo sexo. Sin embargo, el código debe tener, por el marco que la constitución le abre, una multiplicidad de temas que van mucho más allá de este aspecto», agregó Dixie Edith Trinquete.
En esa multiplicidad de aristas, el reto mayor para los medios de comunicación está en que ese documento se conozca, se pueda hablar de toda su diversidad y de la importancia que tiene que ese proceso sea transparente, señaló la periodista.
«Es vital que las personas entiendan la cantidad de derechos que se van a estar regulando desde ese código, para que un prejuicio o un estereotipo no limite la posibilidad enorme de reconocimiento de múltiples derechos», dijo Trinquete.