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Balcanización del euro por los doberman mediáticos anglosajones

Fuentes: La Jornada

El centro de pensamiento europeo LEAP/Europe 2020, en su lúgubre boletín GEAB No. 42 (15/2/10), después de exponer el grave momento de la crisis fiscal global y la «dislocación geopolítica mundial» (como consecuencia del desempleo masivo y la guillotina a los gastos sociales de primera necesidad) analiza el » caso griego» y su efecto contagioso sobre el euro: «emblemático» de la «evolución de la información (¡súper sic!)» como una «comunicación de guerra (¡súper sic!)» entre «bloques e intereses cada vez más conflictivos»

En medio del inicio de la segunda ola del tsunami financiero global gestado en Wall Street, se están diciendo cosas impronunciables a los dos lados del Atlántico.

Henry Hank Paulson, anterior mandamás del banco de inversiones estadunidense Goldman Sachs y ex secretario bushiano del Tesoro, atrapado en sus manejos delincuenciales para rescatar a la «aseguradora» (sic) mafiosa AIG, reveló la supuesta «conspiración» de Rusia, quien según esto incitó a China a desprenderse de sus bonos del Tesoro con la finalidad de quebrar a Wall Street (Bloomberg, 29/1/10).

Estados Unidos no necesita tantas municiones adversas para exhibir su insolvencia financiera, como ha descubierto el célebre «reporte Wegelin», que coloca el adeudo de Washington en un azorante 600 por ciento (¡así con tres dígitos!) en proporción a su PIB: más de seis veces lo que pretende ocultar su «contabilidad creativa», como ahora la jerigonza bursátil califica al desvalijamiento global (ver Bajo la Lupa, 21/10/09).

El centro de pensamiento europeo LEAP/Europe 2020, en su lúgubre boletín GEAB No. 42 (15/2/10), después de exponer el grave momento de la crisis fiscal global y la «dislocación geopolítica mundial» (como consecuencia del desempleo masivo y la guillotina a los gastos sociales de primera necesidad) analiza el » caso griego» y su efecto contagioso sobre el euro: «emblemático» de la «evolución de la información (¡súper sic!)» como una «comunicación de guerra (¡súper sic!)» entre «bloques e intereses cada vez más conflictivos».

¿Hasta ahora se percataron, cuando lo que prima y abunda en el mundo es la obscena desinformación?

LEAP/Europe 2020 defiende estoicamente la vapuleada divisa europea común y aduce que el «caso griego» sirve de cortina informática de humo para encubrir «la evolución catastrófica (sic)» de Estados Unidos y Gran Bretaña «con severas dificultades para atraer capitales»: el debilitamiento del euro rellena transitoriamente sus urgentes necesidades faltantes.

Asombra el aplomo de Alemania, quien con Francia tiene la llave del euro, frente el feroz ataque de los doberman multimediáticos anglosajones, espléndidamente entrenados y condicionados.

En la nueva versión financiera de la tragedia griega posmoderna, Goldman Sachs jugó el papel de Caballo de Troya para aniquilar al euro, como «bomba durmiente», al haber «asesorado» al gobierno de Atenas para ocultar su deuda mediante ingeniosos artilugios contables («contabilidad creativa» con un montaje complejo de «derivados financieros» y swaps, al estilo del Banco de México) y así haber podido ingresar a la eurozona (Der Spiegel, 8/2/10).

¿Pues qué pretendían los europeos continentales? ¿Qué Fox News, punta de lanza de la propaganda bélica global, al unísono de sus caricaturas tropicales locales como Televisa, defienda a China e Irán?

Durante las guerras la primera víctima es la verdad, y hoy nos encontramos ante una guerra multidimensional en varios frentes y en la que la «guerra de las divisas» (la unipolaridad del dólar contra el euro y el yuan, como ayer lo fue contra las valetudinarias divisas latinoamericanas, africanas y asiáticas) constituye una de sus componentes cruciales.

L a revista alemana Der Spiegel (15/2/10) pregunta si existe «un complot (¡súper sic!) de los Medios (¡súper sic!) contra Madrid» cuando los servicios de espionaje de España investigan específicamente a los «medios anglosajones» (Léase: The Financial Times y The Economist, portavoces del neoliberalismo global) de encontrarse en el origen de la » socavación de la confianza en la economía española».

¿A poco se necesita investigar tanto, cuando tienen a su propio enemigo en casa: explícitamente a José María Aznar López, socio conspicuo del bushismo-blairismo?

Quizá lo ignore el espionaje español, pero le podemos ayudar con el » fichaje» (el publicable, lo demás nos lo reservamos por pudor en su alianza con Fox y Castañeda Gutman, al unísono de otros «intelectuales» tropicales latinoamericanos «condecorados» en agradecimiento a su latrocinio) de Aznar López: «empleado» de Centaurus, firma texana-bushiana de hedge funds, domiciliada en el paraíso fiscal de islas Caimán (El Economista.es, 5/6/07).

José Blanco, ministro de Infraestructura de España, lanzó varias ráfagas de metralleta retórica: «España es víctima (sic) de una conspiración internacional (¡súper sic!) para destruir el estatuto económico del país, y luego, del euro. Nada de lo que está sucediendo, incluyendo los editoriales apocalípticos en los medios extranjeros, es casualidad».

¿Por qué no investigan a Banco Santander (ver Bajo la Lupa, 10/2/10), que controla las finanzas de España como Goldman Sachs a Estados Unidos?

Hasta donde nos quedamos, la hermana de Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos (¡oh, la, la!), mandamás de Banco Santander, es accionista relevante de Televisa. ¡Qué ironía del destino!

Se desprende que un componente vital de la guerra multidimensional se ha trasladado a la comunicación: desde Internet (el pleito de Google contra China e Irán), pasando por el Twitter/Facebook (la desestabilización por la CIA de la teocracia iraní), hasta los multimedia convencionales (prensa, radio y televisión).

Sea un banco, sea un partido político, sea un país, quien no posea mínimamente un medio moderno de comunicación habrá perdido miserablemente la partida de antemano; para decirlo más elegantemente: no será «competitivo».

Suena asombroso el grado de candidez de nuestros amigos europeos, quienes ahora se quejan amargamente tanto de la desinformación bélica de los multimedia anglosajones como de la fauna ampliamente conocida de megaespeculadores: en particular, el papel depredador global de Goldman Sachs que, por cierto, estuvo en el corazón del «efecto Tequila» que «dejaron hacer» y «dejaron pasar», a la usanza neoliberal, Zedillo y su controlador Joseph-Marie Cordoba, presunto instrumento del sionismo financiero global, al unísono de sus aliados Jacques Attali y, en mucho menor grado, el foxiano Jorge Castañeda Gutman, presunto operador del fraudulento banco Stanford con el cártel de Juárez (mediante la triangulación financiera en el paraíso fiscal de Antigua que desfalcó a muchos mexicanos, entre ellos a los académicos y empleados de Flacso, lo cual no inmuta a Calderón ni a la PGR ni a Hacienda).

A Goldman Sachs ya lo padecimos en México con sus empleados y aliados: los hermanos cosmopolitas Martin y Alejandro Mariano Werner Wainfeld, (im)plantados en la Secretaría de Hacienda («La Lupa Política», Voces del Periodista, No. 207).

Hay que reconocer que en el estratégico rubro de la comunicación la dupla anglosajona (también Israel: por otros canales y métodos subrepticios de propiedad y control triangulados) gozan una delantera descomunal que obliga al resto del planeta -básicamente a Europa continental y al BRIC (Brasil, Rusia, India y China)- a crear sus propios sistemas de comunicación masiva para, primero, dotarse de anticuerpos ante la intoxicante y avasallante desinformación israelí-anglosajona y, segundo, con el fin de contrarrestar el flagelante desequilibrio de la orwelliana «comunicación» global.