Carrer d’en Miquel Pedrola era el nombre de la calle dedicada al miliciano cambiada posteriormente a Sant Miquel
Nada de particular, al margen del engorro que habitualmente provocan, suelen tener las miles de obras que en diferentes ciudades se llevan a cabo para la remodelación de determinadas zonas. La sucedida en el barrio de La Barceloneta, en cambio, ha tenido mucho de especial.
El historiador Daniel Cortijo llevaba tiempo en la búsqueda de una de las dos inscripciones que quedaban de la era republicana (sólo se mantiene del nomenclator original de la época Plaça del milicià desconegut, junto a la iglesia del Pi) y que hacía referencia al nombre de Miquel Pedrola.
Sería Wilebaldo Solano, secretario general de la Juventud Comunista Ibérica en su momento, quien aclararía que se trataba de un miliciano perteneciente al POUM y muerto en el frente de Aragón. La calle bautizada con su nombre sería renombrada, a base de esconder por medio de manos de pintura el original, en la época franquista. Todavía en la actualidad mantiene ese nombre, Sant Miquel.
Las obras que desde el 2008 se han realizado en la zona han puesto en peligro la mantención de dicho descubrimiento. En un primer momento desde el ayuntamiento, a pesar de reconocer el hallazgo, se tenía previsto continuar con la remodelación, lo que llevaría a su desaparición.
Es por ese motivo que el joven historiador decidió movilizar a las diferentes agrupaciones vecinales en las que desde un primer momento encontró apoyo y colaboración. El dueño del inmueble intervino para que no se pintara encima de la inscripción, pero resultaba insuficiente para evitar que a la larga pudiera estar en peligro.
Así que en una segunda fase fue necesaria de nuevo la movilización del barrio y diferentes campañas en blogs y redes sociales para que el Instituto de Paisaje Urbano decidiera conservarlo y remodelarlo. Así sucedió, y los andamios y obras que en este ocasión ocupaban dicha calle perseguían una meta muy diferente, cuidar uno de los últimos vestigios de la era republicana.
Un problema añadido al, de momento buen final, son las amenazas vertidas en internet por algunos miembros de Falange que aseguran que borrarán ellos mismos , si no lo hace el Ayuntamiento, la pintada.
Todo este caso, además de otros muchos, aparecen en el libro publicado por Daniel Cortijo, «Historias de la historia de Barcelona» (Editorial Robin Book), nacido a partir de su blog Altres Barcelones y que trata de rescatar la historia que hay detrás de los diferentes lugares de la ciudad catalana.
Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article17710