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¡Basta de mentiras y de recortes, hay suficiente para todo el mundo!

Fuentes: Le Vif

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Desde hace más de cuarenta años oímos la misma historia de que «no hay dinero». Es la razón (la excusa) para imponernos medidas de austeridad. Pero este mantra se basa en una burda mentira que cada vez se creen menos personas.

El truco de magia

Desde la década de 1980 los gobiernos de austeridad se suceden tanto en Bélgica como en otros lugares. Y es muy raro porque desde 1980 la economía belga a tenido un crecimiento real anual medio de casi un 2 % mientras que la riqueza producida por habitante ha aumentado un 77 % en el mismo periodo de tiempo (1). Somos cada vez más ricos pero tenemos que seguir ahorrando y haciendo sacrificios. ¿Cómo diablos se concilia esto? ¿Cuál es el truco de magia?

Un examen del anterior gobierno [belga] lo muestra claramente. El gobierno Michel (2014-2019) logró salirse totalmente del presupuesto. De aquí a 2022 el déficit deberá ser nada menos que de 14.000 millones de euros, de modo que… no tendremos más remedio que subsanar el déficit.

Pero, un momento, un déficit de 14.000 millones de euros: ¿acaso hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? No: hemos sufrido una pérdida salarial de un 2 % (salto de índice), tendremos que trabajar dos años más, se han recortado las ayudas familiares y el subsidio por enfermedad, ha subido la factura de la luz, lo mismo que el precio del diésel, etc. En 2018 las personas asalariadas perdieron colectivamente no menos de 9.000 millones de euros respecto a 2014. Así que no dependerá ni de usted ni de mí.

Tax shift y mala elección

Entonces, ¿por qué hay este agujero enorme en el presupuesto? Se debe, sobre todo, a varias medidas que favorecen a las personas ricas. Para empezar, el gobierno anterior redujo el impuesto de sociedades. Así, según el Service Public Fédéral Finances [Servicio Público Federal de Finanzas] el gobierno pierde cada año casi 5.500 millones de euros de ingresos.

En segundo lugar, también se han reducido las cotizaciones. Las cotizaciones patronales son la parte del salario de las personas trabajadoras que los patrones deben pagar a la Oficina Nacional de la Seguridad Social. Se trata de la caja de la seguridad social que asegura que en caso de enfermedad, de paro o de jubilación usted se pueda beneficiar de unos ingresos. Pues bien, según la Bureau du Plan [Oficina de Planificación], esta medida supone una reducción anual de 5.800 millones de euros de ingresos.

Una tercera medida consiste en una serie de subvenciones salariales y de reducciones de cotizaciones para los empleadores que ascendieron a 7.200 millones de euros en 2017.

Estas tres medidas deberían servir para crear puestos de trabajo a tiempo completo. Pero no es el caso. En efecto, en los últimos años se han creado unos 230.000 empleos, pero la mayoría de ellos se crearon gracias a la mejora de la situación económica en Europa. En nuestro país, Bélgica, el aumento de los empleos casi ha sido el menor de Europa. Además, menos de la mitad de estos empleos eran a tiempo completo. Según el profesor Paul De Grauwe de la London School of Economics, las empresas belgas no han utilizado las reducciones de impuestos para crear empleo sino para aumentar sus márgenes de beneficio.

Existen, por último, muchas ventajas extralegales de las que se benefician las personas asalariadas, como la bonificación salarial, la prima de rendimiento, los vales de comida, la pensión complementaria, el vehículo de empresa, el seguro de hospitalización, etc. En la mayoría de los casos no se cobra ninguna cotización de la seguridad social, de modo que la seguridad social pierde también al menos 2.600 millones de euros de ingresos.

Por lo tanto, no tenemos que ir muy lejos a buscar el origen del agujero en el presupuesto y la razón por la que nos someterán a nuevas medidas de austeridad. La palabra mágica del gobierno anterior era «tax shift» (transferencia fiscal). En efecto, ha habido una transferencia del simple trabajador al rico. Las personas que son el sustento de la familia, las paradas, las jubiladas y las enfermas han pagado un precio muy alto, mientras que las personas ricas han visto como se disparaban sus beneficios y se saqueaba el Tesoro.

Fraude y exceso de dinero

Veinte mil millones de malas elecciones, ¡casi nada! Pero eso no es todo. No se trata solamente de elecciones mal hechas, se trata también de falta de voluntad. El gobierno belga pierde cada año unos 30.000 millones de euros debido a la evasión fiscal (fraude) y a la elusión fiscal (legal).

Gracias a estos regalos fiscales cada año fluyen decenas de miles de millones de euros a las personas ricas y superricas de nuestro país. Acumulan tanto capital que a largo plazo ya no saben qué hacer con él. Y al no haber posibilidades de inversión rentables lo depositan en paraísos fiscales para eludir los impuestos. Cada año las personas superricas de Bélgica depositan en ellos entre 100.000 y 200.000 millones de euros, unas cantidades escandalosamente altas. ¿Quién dijo que no hay dinero?

Una cuestión de prioridades

Incluso una pequeña parte de estas enormes fortunas bastaría no solo para cubrir el déficit presupuestario sino también para invertir considerablemente en proyectos sociales. Hay muchas necesidades y no son necesariamente costosas (2). 

 

Una persona belga de cada seis vive en la pobreza . Aumentar los salarios de subsistencia y otras prestaciones por encima del umbral de pobreza cuesta 2.000 millones de euros al año.

Una cuarta parte de las mujeres tiene que contentarse con una pensión menor de 750 euros y la mitad de ellas no superan los 1.000 euros al mes. Hacen falta de 1.330 a 1.500 euros para llegar a fin de mes (3). Garantizar a todas las personas una pensión mínima de 1.500 euros cuesta 3.200 millones de euros.

Urge invertir en educación: la calidad de la enseñanza disminuye y dentro de muy poco habrá una grave escasez de docentes. Coste: al menos 2.000 millones de euros.

Más de 17.000 personas discapacitadas están en una lista de espera con un tiempo de espera que puede ser de hasta 18 años. Eliminar estas listas de espera cuesta 1.600 millones de euros.

Hay mucho que hacer en los círculos de la derecha en lo que se refiere al alojamiento de las personas refugiadas. Se trata de un montante total de 800 millones de euros al año (4), una cifra nimia en comparación con los montantes de las «malas elecciones» que mencionábamos antes. En cualquier caso, quienes saquean nuestra seguridad social no son las personas refugiadas. Con el paso del tiempo estas personas refugiadas como grupo generan un «retorno» en forma de impuestos y de cotizaciones a la seguridad social. En el caso de Bélgica se calcula que este montante es de aproximadamente 2.800 millones de euros.

Y también están las medidas urgentes que debemos tomar para detener el calentamiento del planeta. Nuestro país va a la cola. Para alcanzar los objetivos climáticos de aquí a 2030 se necesitan unas inversiones por valor de 35.000 millones de euros , es decir, unos 3.500 millones de euros al año.

El coste de las inversiones sociales y verdes es incluso más bajo de lo que sugieren las cifras. En efecto, con estas dos inversiones se tiene un efecto de retorno considerable ya que aumenta el poder adquisitivo, se crea empleo y se pagan cotizaciones a la seguridad social. Esa es la diferencia respecto a la transferencia fiscal a favor de las personas ricas que en gran medida favorece la circulación de dinero a paraísos fiscales o provoca especulación.

Llegar a lo esencial

En el mundo entero la gente comienza a darse cuenta de que la austeridad y las políticas neoliberales han demostrado ser un fracaso. Lo que necesitamos no son recortes sino inversiones sociales y verdes. La gente sale a la calle en todas partes: en Francia, en los Países Bajos, en España, en Chile, en Líbano, en Ecuador, en Irak, en Colombia, en Argel, en Haití, en Egipto, etc. También en nuestro país está tomando forma la resistencia al actual frenesí de austeridad.

Esta resistencia es positiva. Pero para que dé frutos duraderos habrá que llegar al fondo de las cosas. En primer lugar, tendremos que acabar con la mentira de que no hay dinero. Mientras aceptemos esta mentira, seguiremos haciendo recortes inútiles. En el mejor de los casos aportaremos algunas migajas irrisorias que después podrán llevar al siguiente ciclo de austeridad.

En segundo lugar, tenemos que asegurarnos de que el dinero, que está ahí, se utiliza bien. En otras palabras, que obtenemos dinero ahí donde está y ahí donde no debería estar. Por supuesto, no es una tarea fácil. La historia nos enseña que solo es posible con una lucha continua y construyendo con paciencia relaciones de poder favorables.

Así pues, sabemos lo que tenemos que hacer. En todo caso, el periodo que se avecina promete ser apasionante.

Notas:

(1) El crecimiento real anual medio, que tiene en cuenta la inflación, fue del 1,86 % desde 1980 y el aumento real del Producto Nacional Bruto (PNB) durante este periodo fue del 105 %. El PNB por habitante aumentó de media un 1,48 % al año durante este periodo y un 77 % en el conjunto del periodo.

(2) La educación y el bienestar social no dependen del gobierno federal y, por lo tanto, no están vinculados directamente al déficit presupuestario federal. Pero no se trata de eso, sino de comparar las necesidades sociales con las enormes cantidades de «regalos» que se han hecho a las personas ricas. Además, se podría devolver a las regiones una parte de los ingresos provenientes de una lucha adecuada contra el fraude fiscal.

(3) Dependiendo de si se necesitan cuidados crónicos o un coche.

(4) 500 millones para acoger a las personas que piden asilo, 260 millones en salarios de subsistencia para las personas refugiadas y 33 millones en prestaciones familiares.

Fuente: https://www.levif.be/actualite/belgique/il-y-a-assez-pour-tout-le-monde-arretez-les-mensonges-et-les-economies/article-opinion-1231801.html

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y Rebelión   como fuente de la traducción.