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Bernie Madoff, chivo expiatorio

Fuentes: Time.com

Traducido del inglés por Germán Leyens para Rebelión

Elie Wiesel lo llamó «Dios.» Sus inversionistas lo llamaron «genio.» Pero, para probar que tiene razón el viejo adagio de la canción del country &western, nunca se sabe realmente lo que pasa entre bastidores.

Bernie Madoff, durante por lo menos 20 años, manejó un timo de Ponzi con miles de clientes, entre ellos gente que tú y yo consideraríamos los mejores y los más brillantes. Dirigente empresariales, celebridades, obras benéficas, incluso algunos de sus propios parientes y su abogado defensor, fueron engañados (probablemente sea la primera vez que un abogado sea arruinado por un cliente).

Es obvio que estamos en unos de esos años históricos, en los que se cambian las reglas del juego: rojo es azul y negro es presidente. Aparte del propio Obama, nadie prestará una cara más icónica a este año de fin del capitalismo tal como lo conocemos, que Bernard Lawrence Madoff.

Y es una lástima. Sí, robó 65.000 millones de dólares a alguna gente ya bastante acaudalada. Sabemos que eso les molesta porque no se supone que gente rica como Bernie roben a su propia especie. El crimen, el robo, los saqueos – eso pasa al otro lado de la ciudad. Las reglas del juego del dinero en Park Avenue y en Wall Street están formadas por cosas como cobrar al público intereses de un 29% por tarjetas de crédito, engañar a la gente para que acepte una segunda hipoteca que no puede pagar, y elucubrar un sistema de préstamos estudiantiles que hace que los graduados se endeuden por los próximos 20 años. ¡Esos sí son negocios inteligentes! Y es legal. Es donde Bernie se equivocó – sus tramas, sus trucos fueron una ofensa porque fueron ilegales y porque había explotado a los suyos.

Si Míster Madoff simplemente hubiera seguido el ejemplo de sus amigos del uno por ciento de la sociedad, habría habido muchas maneras para multiplicar muchas veces su riqueza. Y así es como se hace: Primero, se amenaza a los trabajadores con que se exportarán sus puestos de trabajos si no están de acuerdo con la reducción de su paga y de sus prestaciones. Luego se llevan al exterior esos puestos de trabajo. Entonces colocas ese beneficio en las Islas Caimán y no pagas impuestos. No vuelvas a colocar el dinero en tu compañía. Ponlo en tu bolsillo y en los bolsillos de tus accionistas. ¡Ahí está! ¡Hecho! ¡Legal»

Pero Bernie quería jugar al Capitalismo en X-games, dirigidos por el mantra que se encuentra al centro de todos los esfuerzos capitalistas: Suficiente nunca es Suficiente. Tienes derecho a ganar todo lo que puedas, si la gente es suficientemente estúpida como para no leer la letra chica de su póliza de seguro de salud o de su «garantía de 100.000 millas» de General Motors; bueno, mala suerte, perdedores. ¡Cuidado, compradores!

Sería demasiado fácil – y se habría aprendido la lección equivocada – si se colocara solo a Bernie en la lista de TIME. [Lista en la edición anual «Time 100» en la que destaca a los que elige como «Las personas más influyentes del mundo», N. del T.] Si los timos de Ponzi son algo tan malo, ¿por qué hemos permitido que todos nuestros principales bancos comercien con «credit default swaps» [seguros para deudas en caso de impago, N. del T.] y otros chanchullos imaginarios? ¿Por qué permitimos que esos mismos bancos crearan el timo de las hipotecas de alto riesgo? Y en lugar de colocar a los responsables en un bloque de celdas en el centro de Manhattan, donde reside ahora Bernie, ¿por qué les dimos inmensas sumas de nuestros bien ganados dólares para rescatarlos de sus propios problemas auto-infligidos? Bernard Madoff no es más que la costra sobre la herida. También es una distracción muy necesitada y conveniente. ¿Dónde está la foto en la lista de los ex presidentes de AIG, Merrill Lynch y Citigroup? ¿Dónde está la foto de medio cuerpo de Phil Gramm, el senador que escribió la ley para eliminar el sistema de sus regulaciones, o la del presidente que firmó esa ley? ¿Y qué pasa con los que publicaron las cifras falsas en las agencias calificadoras, los lobistas que lograron convertir la contabilidad sórdida en una práctica legal, o el propio mercado bursátil – una institución que es tratada como el Santo Sepulcro en lugar del casino que es (y como en todos los demás casinos, la casa siempre gana).

¿Y los propios clientes de Madoff? ¿Qué pensaron que estaba pasando para que pudiera garantizarles increíbles ingresos todos los años por sus inversiones – cuando nadie más en el planeta Tierra recibía algo parecido? Algunos han admitido que tenían un presentimiento de que «algo pasaba,» pero nadie quiso realmente preguntar qué era lo que hacía que su dinero creciera sobre los árboles. Tenían miedo de que pudieran descubrir que no tenía nada que ver con la jardinería. Muchas de las víctimas de Madoff han dicho a los investigadores que, con el pasar de los años, ganaron mucho más que la inversión original que dieron a Bernie. Si yo compro un coche robado a un sujeto en la calle, la policía me quitará ese coche no importa si yo haya sabido que era robado. Si yo sabía que era robado, voy a la cárcel por adquirir propiedad robada. ¿Devolverán esas «víctimas» sus ganancias obtenidas fraudulentamente? ¿Revelará el jefe de Goldman Sachs lo que hacía en las reuniones con el presidente de la Reserva Federal y el secretario del Tesoro antes del rescate? ¿Nos hará el favor el Bank of America de decirnos en qué gastó 45.000 millones de dólares de nuestro dinero del TARP (Programa de Alivio para Activos en Problemas)?

Probablemente sea ir demasiado lejos. Más vale que simplemente pongamos a Bernie en esta lista.

Un dato rápido: A Madoff le gustan las joyas; coleccionaba relojes y tenía más que una argolla de matrimonio.

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El nuevo documental de Moore sobre los milagros del capitalismo llegará a los cines en otoño de este año.

http://www.time.com/time/specials/packages/article/0,28804,1894410_1893837_1894189,00.html