El informe sobre medio ambiente dio pie al tipo de interpretaciones que los grandes medios adoran: «el hombre es responsable del deterioro del medio ambiente». Es decir: usted, yo, nuestra abuela, nuestro sobrino, el pobre de la esquina, el niño que pide dinero en el semáforo, el trabajador sin tierra, la enfermera del hospital público; […]
El informe sobre medio ambiente dio pie al tipo de interpretaciones que los grandes medios adoran: «el hombre es responsable del deterioro del medio ambiente». Es decir: usted, yo, nuestra abuela, nuestro sobrino, el pobre de la esquina, el niño que pide dinero en el semáforo, el trabajador sin tierra, la enfermera del hospital público; en fin, los 6 mil millones de la población del mundo.
Nada mejor que desleír las responsabilidades específicas y concentradas, diluyendo todo en la naturaleza humana. Todos somos responsables, los que tiran papeles en la laguna, los que contribuyen a la obturación de los desagües y hasta quienes que contaminan al por mayor con fábricas y camiones pesados. ¿Todos por igual? Nada de eso. Ni en lo que hace a las personas, ni en lo tocante a los países. Los Estados Unidos son los que más contaminan en el mundo, muy por encima de la parte proporcional a su población, y en gran medida, por la responsabilidad de sus empresas. Tanto es así, que Bush arguye que no firma el protocolo de Kyoto para no perjudicar la competitividad de las empresas estadounidenses: confesión clara de que son ellas las que particularmente contaminan.
Tomemos un caso típico. El capitalismo ya no tiene héroes. Entonces, los inventa. Bill Gates tal vez sea la invención superlativa. El mayor donante mundial y la mayor fortuna mundial. ¿Alguna coincidencia en eso?
Los Angeles Times se pregunta: ¿por qué la institución caritativa más rica del mundo es, al mismo tiempo, accionista de empresas que están en el origen de las contaminaciones sanitarias y ecológicas que ella dice combatir? Y cita a
Como ocurre con todas las entidades filantrópicas,
El 95 por ciento restante va a inversiones. Buscan rentabilidad, sin importar las consecuencias ambientales y sociales de esa búsqueda de lucro.
Emir Sader es miembro del Consejo de Editorial de SINPERMISO
Traducción para www.sinpermiso.info: Carlos Abel Suárez