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Bolsonaro no es Trump

Fuentes: Rebelión [Imagen: Donald Trump y Jair Bolsonaro en Mar a Lago (Florida), durante el viaje del presidente brasileño a EEUU el 7 de marzo de 2020. Créditos: Alan Santos/PR. Fotos Públicas]

En este artículo el autor reflexiona sobre el futuro político de Bolsonaro y lo compara con el presente de Trump tras perder las presidenciales frente a Biden.


Bolsonaro se inspiró directamente en Donald Trump para asumir su discurso, su estilo de ocupar la presidencia, sus relaciones con otras instituciones y con los opositores políticos, su negacionismo. Parecía un camino hacia la victoria.

Los dos tienen orígenes y características distintas, pero convergieron en posiciones y posturas similares. Los dos llegaron a coincidir en la presidencia de ambos países, dando la impresión de que proyectarían una corriente de extrema derecha a escala mundial. Pero pronto surgieron obstáculos, empezando por Donald Trump.

Al no ser reelegido, Trump envió un mensaje a Bolsonaro. Una cosa era ser un candidato de tiro libre, criticando a los demás; otra muy distinta era estar en el gobierno, tener que responder por lo que hacías y lo que no hacías. Su discurso perdió fuerza.

Bolsonaro ya está sintiendo este cambio. Su desgaste viene precisamente de su desempeño en el gobierno. A pesar de su táctica basada en la elusión de responsabilidades que atribuye a otros (poder judicial y gobernadores, entre otros), en su discurso negacionista y su incapacidad para hacer funcionar la economía, con los consiguientes problemas sociales aparejados, su persona perdió efecto.

Bolsonaro sigue siendo negacionista, mientras que Trump se dio cuenta del desgaste que tenía y empezó a estar a favor de la vacunación. Se hizo partidario, preparándose para la nueva campaña presidencial.

Pero las principales diferencias vendrán cuando los comparemos tras dejar el gobierno. Trump sigue siendo una figura política central en la vida estadounidense, no solo porque adaptó su discurso, sino también porque tiene muchos años de experiencia televisiva, con un canal con una gran audiencia.

Además, Trump cuenta con el Partido Republicano, que lo apoya abrumadoramente. Hasta el punto de haber declarado recientemente que la invasión del Capitolio era políticamente legítima. Es una fiesta nacional, una de las grandes fiestas. Partido que cuenta con un gran número de gobernadores, con una fuerte bancada parlamentaria, y que debería ganar las próximas elecciones parlamentarias, con mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes.

Trump es actualmente el favorito para ganar las próximas elecciones presidenciales. Por todas estas razones, siguió siendo el mayor líder de la oposición.

Bolsonaro tiene condiciones diferentes a las de Trump. Si, como su homólogo estadounidense, llega a ser derrotado en su candidatura a la reelección, se enfrentará a situaciones muy distintas.

Bolsonaro no tiene un discurso político, un análisis del país. Su discurso es paupérrimo, no suma, siempre se dirige a un público minoritario, muy ligado a él.

Difícilmente funcionará bien en campaña electoral, menos si hay debates en campaña. Su nivel récord de rechazo es un obstáculo clave para su futuro político.

Dejará el gobierno prácticamente sin partido político. Su apoyo disminuirá aún más. Los juicios contra él y sus hijos le afectarán directamente.

Aunque Trump vuelva a ser presidente de Estados Unidos, no contará con la asociación con Bolsonaro, que difícilmente será reelegido y que, tras el gobierno, tenderá a perder aún más fuerza política. El bolsonarismo, como corriente de extrema derecha, probablemente sobrevivirá. Pero ya sin un gran líder.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.