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Nadie puede ser neutro, nadie puede ser equidistante, nadie puede ser indiferente

Brasil: Lo que está en juego en la segunda vuelta

Fuentes: Carta Maior/ Página12

Lo que está en juego en la segunda vuelta no es apenas si Petrobras va a ser privatizada -como afirmó el asesor de Alckmin, Mendoça de Barros a la revista Exame- y, si con ella, también el Banco de Brasil, la Caja Económica Federal y Electrobras. Lo que está en juego en la segunda vuelta […]

Lo que está en juego en la segunda vuelta no es apenas si Petrobras va a ser privatizada -como afirmó el asesor de Alckmin, Mendoça de Barros a la revista Exame- y, si con ella, también el Banco de Brasil, la Caja Económica Federal y Electrobras.

Lo que está en juego en la segunda vuelta no es apenas que los movimientos sociales vuelvan a ser criminalizados y reprimidos por el gobierno federal.

Lo que está en juego en la segunda vuelta no es apenas si Brasil seguirá privilegiando su política exterior basada en alianzas con Argentina, Bolivia, Venezuela, Uruguay y Cuba, así como con otros países del sur en el mundo, en vez de una política de subordinación a Estados Unidos.

Lo que está en juego en la segunda vuelta no es apenas si se volverá a la política de privatización de la educación.

Lo que está en juego en la segunda vuelta no es apenas si la política cultural se centrará en el financiamiento privado.

Lo que está en juego en la segunda vuelta no es apenas si tendremos más o menos empleos precarios, o más o menos empleos en blanco.

Lo que está en juego en la segunda vuelta no es apenas si habrá más o menos inversiones públicas en áreas como energía, comunicaciones, rutas, saneamiento básico, educación, salud y cultura.

Lo que está en juego en la segunda vuelta no es apenas si seguiremos disminuyendo las desigualdades en Brasil mediante políticas sociales redistributivas -micro-crédito, aumento del poder adquisitivo real del salario mínimo, disminución del precio de los productos de la canasta básica, la bolsa-familia y electrificación rural, entre otros-. O si volveremos a las políticas tucano-pefelistas del gobierno de Fernando Henrique Cardoso.

Lo que está en juego en la segunda vuelta es todo esto, lo que, por sí sólo, es muy importante y marca una gran diferencia entre los dos candidatos. Lo que está sobre todo en juego en la segunda vuelta es la inserción internacional de Brasil, con las consecuencias directas que esto tendrá sobre el destino del país.

Con Lula se mantendrá la política que privilegia la integración regional y las alianzas sur-sur, que se oponen al ALCA en favor del Mercosur. Con Alckmin, se privilegiarán las políticas de libre comercio: el ALCA, la firma de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el aislamiento del ALBA y el debilitamiento del Mercosur, de la Comunidad Sudamericana, de las alianzas con Africa del Sur e India, y con el Grupo de los 20.

Lo que está juego en la segunda vuelta es la definición sobre si Brasil va a subordinar su futuro con políticas de libre comercio o si apostará a procesos de integración regional. Esto marca una diferencia fundamental para el futuro de Brasil y de América latina. Adoptar el libre comercio y abrir definitivamente la economía del país a los grandes monopolios internacionales -estadounidenses, en particular- y renunciar a cualquier forma de regulación interna -de medio ambiente, moneda, políticas de cuotas, etcétera-. Y condenar a Brasil definitivamente a la predominancia de las políticas de mercado, lo que significaría perpetuar las desigualdades que hacen de nuestro país el más injusto del mundo.

Lo que está en juego en la segunda vuelta, entonces, es si tendremos un país injusto o más injusto, si tendremos un país más soberano o más subordinado, si tendremos un país más democrático o menos democrático, si tendremos un país o si nos convertiremos definitivamente en un mercado especulativo y nos consolidaremos como un país conservador dirigido por las elites oligárquicas (como una mezcla de Daslu y Opus Dei). Si seremos un país, una sociedad, una nación -democrática y soberana- o si seremos reducidos a una bolsa de valores, a un shopping rodeado de miseria por todos los costados.

Todo esto está en juego en la segunda vuelta. Ante esta situación nadie puede ser neutro, nadie puede ser equidistante, nadie puede ser indiferente.