Jair Bolsonaro [1] surge en medio de un complot fraguado en Washington, para liquidar a los movimientos progresistas en América Latina y el Caribe, que paso, por la liquidación del Partido de los Trabajadores y de sus dirigentes Dilma Rousseff e Inácio Lula da Silva.
Todos sabemos el contexto, claro, el tan importante “trasfondo” sin el cual ningún sufrimiento está completo. Esa corriente que tuvo como hito fundamental a la Venezuela de Hugo Chávez, constituyó una fuente de preocupaciones para Estados Unidos, que con el advenimiento de la Administración Trump a la Casa Blanca, dio un giro político y volvió a la política de los viejos tiempos, El garrote, pues dejo guardada la zanahoria.
Jair Bolsonaro, el hombre que se ufana en decir que su ídolo es Donald Trump y uno de sus hijos ha tenido que ser requerido por el Congreso norteamericano por hacer propaganda a favor de Trump en la actual contienda electoral. Es el hombre que sacó a Brasil de UNASUR, lo alejó de América Latina y estableció alianzas militares con Estados Unidos y ahora anuncia cambios en la doctrina militar de su país para intervenir en países de esta región.
A Estados Unidos les llenó de pavor el desarrollo de las relaciones de Rusia y China con un grupo importante de países de nuestra región (Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba y otros del Caribe). A sus ojos, preocupados por preservar sus intereses, es decir los recursos de la región, decidieron revertir la tendencia progresista y ya habían ensayados golpes, llamados blandos, en Paraguay, Honduras con el propósito de garantizar los objetivos de la vieja doctrina Monroe [2], pero Trump volvería descarnadamente a ella. En esa línea se inscriben el golpe de Estado contra el presidente Evo Morales en Bolivia, el ascenso del traidor Lenín Moreno a presidente de Ecuador y todos los intentos por asfixiar y destruir a Venezuela y Cuba.
Por su parte Adolfo Pérez Esquivel [3] sostuvo que “las democracias están en peligro en América Latina” y recordó: “Esto no comenzó únicamente en Brasil con la destitución de Dilma Rousseff. Esta metodología de los golpes de Estado blandos, encubiertos, con cierto rasgo de legalidad, comenzó en Honduras con la destitución de Manuel Zelaya».
Leonardo Boff [4] refiriéndose a Brasil definió que son “las clases pudientes, los 71 multimillonarios que controlan más de las mitad de la riqueza” quienes “se han articulado para propiciar ese golpe y crear un estado de excepción»…Hay mucha tristeza en todo el país, ayer que estábamos reunidos aquí con unos 30 científicos sociales, teólogos, pedagogos, cuando veíamos a Lula da Silva siendo llevado con el coche hasta el helicóptero y de ahí al avión todos lloraban porque decían cómo una nación puede condenar a alguien que ha hecho tanto bien a las clases abandonadas, que ha sacado a 36 millones del hambre, les ha dado luz eléctrica, casa, derechos, dignidad», contó el teólogo y filósofo.
Ya en el 2016 Leonardo Boff precisó que “hay un proyecto para recolonizar América Latina” de Estados Unidos, que “quiere controlar el continente”. Leonardo Boff advirtió esto sobre la posible instalación de dos bases estadounidenses en Argentina y denunció «un proyecto de recolonizar América Latina» por parte del país norteamericano. Boff, quien fuese un sacerdote franciscano hasta 1992, afirmó que «hay un proyecto de recolonizar América Latina para hacerla cada vez más una zona que exporte commodities y no agregue valor a sus productos. América Latina suministraría bienes que en otros sitios no hay».
Es en ese contexto es elegido presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien contó con expertos de Washington en campañas electorales, con un amplio respaldo de las iglesias evangélicas y muchos recursos de poderosos medios económicos brasileños para alcanzar una presidencia, para lo cual tuvieron que crear previamente un proceso fraudulento y amañado titulado Lava Jato, obra del agente norteamericano Sergio Morov, para encarcelar al líder popular Luis Inácio Lula da Silva e impedir que fuera candidato presidencial.
Según el censo de 2019, Brasil tiene 212.216.052 habitantes. Es el país con más pueblos indígenas aislados en el mundo. Alrededor de 240 tribus de unas 900.000 personas habitan en Brasil, el 0,4% de la población brasileña. Aunque aproximadamente la mitad de los indígenas de Brasil viven fuera de la Amazonia, estas tribus solo ocupan el 1,5% del total del territorio reservado. El principal grupo étnico de los 305 existentes es el Tikuana [6]. Aunque es preciso aclarar que no hay una cifra real del número de habitantes de dichos pueblos, pues hasta ellos no llega el censo y hay grupos con los que apenas, si hay contactos. Y pensar que ellos están llamados a desaparecer por la negligencia oficial en el enfrentamiento de la pandemia del coronavirus, con que ha hecho gala el gobierno de Jair Bolsonaro. ¿No es ese un crimen de lesa humanidad? Ese gobierno ha mostrado un desprecio absoluto para con esos originarios pobladores del hoy Brasil. En esas dantescas condiciones, ¿Cómo saber la cifra real de infestados por el Covid-19?
100 mil personas fallecidas por el coronavirus en Brasil, en estos momentos y se espera, por algunos expertos que para fines del presente 2020, la cifra alcance el doble de muertos. Y mientras tanto, los procesos de desertización de la tierra, es decir la pérdida de su capacidad productiva continúen, como consecuencia de la codicia de algunos seres humanos. Los incendios que este año han afectado la Amazonia tienen serias consecuencias para Brasil y el planeta en su conjunto. Los científicos noruegos apuntan que en el año 2100 habrá un aumento de 4 a 5 grados de la temperatura y de no haber un alto, el hombre destruirá la especie humana, por lo que hay que construir un escudo global protector y ello es urgente, para preservarla.
¿Cómo detener este agotamiento? Si insistimos en mantener el consumo actual, especialmente el consumo suntuoso, tenemos que aplicar más violencia contra la Tierra obligándola a darnos lo que ya no tiene o ya no puede reemplazar. Su reacción se expresa por eventos extremos, como el vendaval bomba de Santa Catarina a fines de junio y por los ataques de varios tipos de virus conocidos: zika, chicungunya, Ébola, Sars, el coronavirus actual y otros. Hay que incluir el crecimiento de la violencia social, ya que la Tierra y la Humanidad constituyen una sola entidad relacional, apunto Leonardo Boff [7].
En las favelas de Brasil y otros barrios pobres de la región es muy difícil para las personas obedecer las cuarentenas. ¿Cómo saber la cifra exacta de las personas infectadas por el coronavirus en las mismas? Además, en países como Brasil, hay gente que aún piensa que esto no es algo realmente serio debido a la actitud del presidente. Yo tengo familiares que creen que el coronavirus no es algo serio… Hemos visto un grupo significativo de personas que no puede seguir la cuarentena por razones económicas. En Brasil, por ejemplo, la gente que obedece la instrucción de quedarse en casa es mucho menor que en Francia, porque mucha gente simplemente no puede quedarse en la casa. Tienen que salir a la calle a trabajar, a conseguir comida. Y además, como viven en reducidos espacios como las favelas, tampoco pueden mantener la distancia social, apunta Leonardo Boff.
La desigualdad puede aumentar un 4,6% en países grandes, como Brasil y México, donde podría llegar al 5%, dice el informe de la CEPAL. Esa situación es muy negativa, pues millones de seres humanos no tienen acceso a los servicios de salud, con las consecuencias que ello implica, cuando se trata de un virus que no respeta clases sociales, color de la piel, ni fronteras.
El primer caso de la pandemia de enfermedad por coronavirus de 2019-2020 en Brasil se confirmó el 25 de febrero de 2020. Brasil es el país con más casos de covid-19 en América Latina, la región que ahora es el epicentro de la pandemia, y el segundo del mundo. São Paulo concentra el mayor número de habitantes con 45.919.049 y es donde de los lugares donde la pandemia ha golpeado con más virulencia.
El 7 de agosto la agencia AFP difundió la siguiente información sobre el gigante latinoamericano: Brasil es el segundo país del mundo más azotado por la pandemia del coronavirus, después de Estados Unidos, y ya contabiliza 2,9 millones de casos confirmados y 98.493 muertes, con 1.237 fallecidos registrados el último día, según el Ministerio de Salud. Añado que, esas cifras, no corresponden con la realidad, pues ni los indios, ni en los barrios marginales de las ciudades se hacen los debidos pesquizajes, porque las personas no cuentan con recursos económicos para ello y además, el gobierno no tiene esa política.
Bolsonaro dijo estar “con la conciencia tranquila” sobre su papel frente a la pandemia del nuevo coronavirus, que ya deja en Brasil casi 100.000 muertos y tres millones de casos.
“Estamos con la conciencia tranquila. (…) Con los medios que tenemos, podemos realmente decir que hemos hecho lo posible y lo imposible para salvar vidas”, afirmó el mandatario de ultraderecha en un evento transmitido en sus redes sociales.
Bolsonaro, uno de los pocos líderes mundiales negacionistas sobre la gravedad del COVID-19 que él mismo padeció el mes pasado, volvió a defender el uso de la cloroquina para tratar la enfermedad, como él hizo, pese a que su eficacia no ha sido comprobada científicamente. Preciso que, el uso de la cloroquina contra la Covid-19, está contraindicado por la Organización Mundial de la Salud, pero este señor, con sus peculiaridades personales, no solo se permite continuar con ese medicamento, sino que ha circulado por las calles y ha tenido encuentro públicos, sin nasobuco.
Al lado del ministro de Salud, el general Eduardo Pazuello, que sigue como interino desde mediados de mayo, el líder ultraderechista sembró dudas de nuevo sobre la veracidad de las estadísticas de muertes atribuidas al patógeno, cuya circulación continúa fuera de control en algunas regiones del país.
También ha habido una polémica, pues dos ministros de salud pública han renunciado, por contradicciones con el mandatario por las políticas a emplear para hacer frente a la pandemia. El ministro interino, un general, fue criticado por la oposición, porque no tiene los conocimientos necesarios para dirigir el Organismo, en un momento tan crítico como el actual.
En este sentido Bolsonaro manifestó que en “algunos casos” los médicos están dejando de hacer autopsias a los fallecidos y asignando como causa de la muerte el COVID-19, según informaciones que, según dijo, le han llegado a él. Asimismo, defendió que hay una diferencia entre “morir con COVID-19”, donde, según el jefe de Estado, se encuadran los pacientes con dolencias previas y de avanzada edad, y morir “de COVID-19”. En este sentido sugirió que algunos gobernadores del país han fomentado a los profesionales sanitarios a que, en caso de duda, atribuyan los decesos al nuevo coronavirus.“No sé cuál es el interés de algunos gobernadores, ¿llevar más pánico a la población?”, se preguntó el presidente brasileño.
Ha habido protestas de líderes políticos, sociales, profesionales sobre el tratamiento a la pandemia en dicho país, pero nada de eso ha conmovido al gobierno, cuyo presidente, llego a decir que, el coronavirus, era una gripecita más. Un gobernante que no concuerda con las medidas de distanciamiento físico, del uso del nasobuco. Un Gobierno que no ha respondido a la OMS, ante sus preocupaciones por la expansión del virus en Brasil y cuyo presidente ha amenazado con retirarse de dicha Organización, siguiendo la nociva pauta dictada por Donald Trump. En fin, unas autoridades que no están conscientes de que a través de sus fronteras, el virus puede continuar alimentando la pandemia en los países vecinos.
Notas
[1] Jair Messias Bolsonaro es un político y militar retirado brasileño, actual presidente de Brasil, desde el 1 de enero de 2019. Anteriormente cumplía su séptimo mandato en la Cámara de Diputados de Brasil, elegido por el Partido Progresista. Nacido el 1 de marzo de 1955. Se hizo famoso por sus posiciones nacionalistas y conservadoras, por la defensa en pro de la dictadura militar de 1964, por sus críticas a la izquierda, por haber considerado la tortura como una práctica legítima, por sus posiciones contrarias a los derechos LGBT y por varias otras declaraciones controvertidas, las cuales le valieron cerca de 30 pedidos de casación y tres condenas judiciales. Sus posiciones políticas generalmente son clasificadas como alineadas a los discursos de extrema derecha. Antes de dedicarse a la política era paracaidista del ejército brasileño. Fue titular de las Comisiones de Relaciones Exteriores, Defensa Nacional, Seguridad Pública, Crimen Organizado y de Derechos Humanos y Minorías en la Cámara de Diputados. Ese año sería multado por insultar una diputada: “Yo a ti no te violo porque no te lo mereces”. También describió así a su familia: “Tengo cinco hijos. Cuatro varones y en la última ya tuve un momento de debilidad y salió niña”.
[2] La Doctrina Monroe (América para los americanos), fue elaborada por John Quincy Adams (sexto Presidente de la nación) y atribuida a James Monroe (quinto Presidente de la nación) en el año 1823 y anunciada el 2 de diciembre del mismo año. Dirigida principalmente a las potencias europeas con la intención de que los Estados Unidos no tolerarían ninguna interferencia o intromisión de las potencias europeas en América.
[3] Adolfo Pérez Esquivel es un activista argentino destacado como defensor de los derechos humanos y del derecho de libre autodeterminación de los pueblos, defensor de la resistencia proponente de la teología de la liberación. Premio Nobel de la Paz (1980) Estudió arquitectura y fue profesor de escultura en la Universidad de Buenos Aires.
[4] Genésico Darci Boff, más conocido como Leonardo Boff, es un teólogo, exsacerdote franciscano, filósofo, escritor, profesor y ecologista brasileño. fue sancionado por el Vaticano en 1985. estudió teología en el instituto de su orden en Petrópolis y en varias Universidades. Curso estudios en la Universidad de Múnich. Libros : Ecología: grito de la Tierra, grito de los pobres, El cuidado esencial, Jesucristo el liberador, El águila y la gallina: una metáfora de la condición humana. Acaba de escribir este libro “O Covid-19: A Mãe Terra contra-ataca a Humanidade”, que saldrá publicado por la Editora Vozes este año.
[5] Basado en Curitiba, ciudad del sureste brasileño donde también da clases a estudiantes de Derecho, Moro es especialista en lavado de dinero, un tema sobre el que recibió formación en Estados Unidos. Juez Federal de Brasil por Cuarta Región .Este magistrado de 44 años es un personaje en su país, que primero puso contra las cuerdas al gobierno de la expresidenta Dilma Rousseff y ahora acaba de asestar un golpe duro al ex mandatario Luis Inácio Lula da Silva, a quien condenó a una pena de nueve años y medio de prisión por corrupción y lavado de dinero. Investigo, lo que mediáticamente se llamó el mayor escándalo de corrupción de Brasil. El que ahora los jueces federales, paso a paso vienen desmontando, con la absolución de Lula. Fue ministro de Justicia de Bolsonaro y renuncio, sobre la base de desavenencias políticas con el presidente.
[6] Indígenas brasileños. Los pueblos indígenas de Brasil comprenden un gran número de distintos grupos étnicos que habitaban el actual territorio brasileño antes de la llegada de los europeos en el siglo XVI. Entre esos grupos están: Tribu kawahivas, son un pequeño grupo de indígenas no contactados que viven en la selva de la Amazonia brasileña. Awás de Brasil es considerada la tribu más amenazada del mundo, recolectora- cazadora que habita la Amazonía brasileña. Kamayurá. Tribu indígena que vive en la cuenca del Amazonas brasileño. Tribu Yanomami vive en los estados brasileños de Amazonas y Roraima. Tambien están las tribus Tupi y Zoe. Tribu kawahivas, son un pequeño grupo de indígenas no contactados que viven en la selva de la Amazonia brasileña. Los guaraníes, que viven en diversos estados del Sur y Sudeste brasileño y que también conservan su lengua, migraron del oeste en dirección al litoral en años relativamente recientes. Las demás sociedades indígenas que viven en el Nordeste y Sudeste del país perdieron sus lenguas y sólo hablan portugués, manteniendo únicamente y en algunos casos, palabras aisladas que utilizan en rituales y otras expresiones culturales.
La mayor parte de las sociedades indígenas que consiguieron preservar sus idiomas vive actualmente en el norte, centro-oeste y sur de Brasil. En otras regiones, fueron siendo expulsadas a medida que la urbanización avanzaba. Hoy viven cerca de 460 mil indios, distribuidos en 225 sociedades indígenas, siendo cerca del 0,25% de la población total brasileña. Cabe esclarecer que este dato demográfico considera sólo aquellos indígenas que viven en aldeas, habiendo estimaciones de que, más allá de éstas, hay entre 100 a 190 mil viviendo fuera de las tierras indígenas, incluyendo áreas urbanas. Hay también 63 referencias de indios aún no contactados por el gobierno brasileño.
[7] Leonardo Boff es ecoteólogo y escritor. Acaba de escribir este libro “O Covid-19: A Mãe Terra contra-ataca a Humanidade”, que saldrá publicado por la Editora Vozes este año.