Los cíclopes fueron una especie, lastimosamente no extinguida, de gigantes muy fuertes y con un solo ojo en mitad de la frente. Por eso la compleja realidad del mundo y de la vida, solo podían verla unidimensionalmente. No podían mirarla de manera diferente, desde otra orilla o dimensión que no fuera la suya. Además, tenían […]
Los cíclopes fueron una especie, lastimosamente no extinguida, de gigantes muy fuertes y con un solo ojo en mitad de la frente. Por eso la compleja realidad del mundo y de la vida, solo podían verla unidimensionalmente. No podían mirarla de manera diferente, desde otra orilla o dimensión que no fuera la suya. Además, tenían un temperamento brutalmente violento, ‘intolerante’ para decirlo en lenguaje moderno, así que más valía alejarse de ellos. Según el historiador Hesíodo, «eran fuertes, testarudos y de bruscas emociones». En la modernidad, cíclope pasó a ser sinónimo de fuerza y poder. Se cuenta que los primeros cíclopes fueron Brontes (el trueno) y Steropes (el relámpago). La mitología de estos seres de un solo ojo, me permite graficar el Ecuador actual:
1. Hay evidencias empíricas de deseos golpistas (deseos civiles de golpes militares) en Brasil y Ecuador, que no pueden ser disimuladas por un descontento social creciente y legítimo en ambos países, pues ya es pública e inocultable, la campaña de la elite brasileña de llamar a los militares ‘a que resuelvan la situación’ y «Dilma renuncie».
2. En el caso ecuatoriano, el spot televisado de Álvaro Noboa, copiándole la fórmula virtual a Henrique Cardoso de Brasil diciendo: «Correa, renuncie», y la declaración expresa de don Carlos Pérez G. máximo líder de la Ecuarrunari actual, de que «la lucha será hasta la salida del autócrata», van en esa misma línea.
3. Ambos bandos contrarios, me injurian y llaman a que «condene la violencia del otro», negando, como es obvio, sus propias violencias. No callaré las violencias, abusos e intolerancias vistas en los dos lados (les pido darse tiempo, ya que no me cuentan entre sus amigos virtuales de FB, para leer mis últimos 3 artículos de fondo, con el fin de que sepan mi visión global de lo que acontece hoy. Léanlo en el blog de la agrupación de la cual soy colaborador: «Mujeres Contando», cuyos dos perfiles de FB fueron eliminados en julio y no de manera gratuita, sino por el alcance de lo que denunciábamos o reflexionábamos).
4. Rechazo todas las violencias, pero todas significa no omitir ninguna. Así como condené y no callaré el estúpido abuso de poder cometido contra doña Manuela Picq -al parecer a un tris de cumplirse su deportación-, condeno las otras violencias estatales, pero también las violencias enmascaradas e indígenas. Si ella se va, lo dije, ‘algo de mí alma se irá también’. Y esta consecuencia, ya es un hecho, es totalmente seria.
5. Sería coherente pedirles, y lo haré, que así como yo rechazo ambas y todas las violencias, no sólo la de los enmascarados (que he condenado siempre, por lo demás; sólo es cosa de que recuerden la amenaza que me hicieron los GCP en los 90 cuando los denuncié en ‘La Hora’ por disparar al policía que quedó en terapia intensiva); ustedes también sepan discernir entre legitimidad de una causa, lucha o protesta social, e ilegitimidad de la homofobia, la xenofobia, la violencia física contra ‘los chapas’ o el golpismo.
6. Condeno con similar indignación y dignidad las violencias que se originan en ambas orillas. Tengan la certeza de que a lo peor de los dos bandos cuestionaré y denunciaré por igual; no a las víctimas de una sinrazón mutua. Con similar énfasis que condeno la violencia estatal y policial, el uso de caballos y perros pastores alemanes, las golpizas ‘científicas’ a los manifestantes, el punitivo procesamiento al que es y al que no es, al injusto y al justo; condeno por igual la violencia, inocultable, vista en una parte, no en el todo, del otro lado, como la sucedida en Macas. Y rechazo el silencio de las cúpulas sociales, políticas y mediáticas que, con la excepción de Mesías Tatamuez, no han condenado la enmascarada violencia de la lanza, el perdigón, el volador, la golpiza en el suelo y los arietes medievales de madera. Quisiera que ustedes rechazaran, aunque no estén de acuerdo entre sí, el descarado spot televisado de Alvaro Noboa anunciando la misma muletilla de Henrique Cardoso en Brasil: «Renuncie ya».
7. Cuestiono los altísimos niveles de intolerancia en las cúpulas de ambos lados, que no tienen ‘la Verdad’, sino la requisa de múltiples verdades, y la fabricación de mentiras auto-creídas en similares proporciones (me refiero a las cúpulas, no a las víctimas de cada lado). Y repudio por igual las intolerancias extremas de las bases de ambos bandos en las redes sociales, y los odios -casi patológicos- en algunas fracciones virtuales de las dos orillas, que anuncian un futuro guerrero inminente, que no quiero para nadie, ni para las gentes de ambos bandos, ni para mis hijas y las familias ecuatorianas, sean de la ideología o credo que sean.
8. Me dicen: «Traidor pequeño-burgués al servicio del Correísmo» los incorregibles cíclopes del un lado; y «Traidor desleal a la Revolución» los otros incorregibles cíclopes del bando contrario. Pero mi opción fue y es la paz dialogal y tolerante, el pensar con cabeza propia, y el reflexionar y actuar como lo he hecho durante toda mi vida. Creo que el pueblo tiene todo el derecho a protestar y reclamar: en ese principio no puedo ceder jamás. En ello soy «dilmista-rousseffista», porque ella, la presidenta del Brasil, a pesar de que en la marcha del domingo las elites convocaron públicamente a un golpe militar y a que ella dimita, su gobierno y ella dijeron: «Es un derecho humano y democrático protestar».
9. Exijo a los dirigentes sociales y políticos de izquierdas, condenar la violencia en el propio bando, la de los enmascarados y torpes polpotianos que en la tarde-noche del 13, portando voladores y arietes medievales de madera, parecían estar sincronizados entre sí, agazapados cobardemente en la multitud, entre miles de gentes que, con acierto, participaban en paz y sin violencia, hasta que alcanzaron la vanguardia o punta de la marcha y de manera brutal y grotesca, al lado de dirigentes que no los cuestionaban ni exigían que abandonen esa marcha, buscaron lo que yo doy en llamar «un puente Llaguno ecuatoriano», al forzar de tal manera las cosas con el fin de lograr el ingreso masivo a la otra plaza, también llena con miles de gentes del otro bando. Alcanzo a imaginar lo que hubiera ocurrido en ambos bandos, porque estuve en Caracas durante los sucesos prolegómenos al golpe de abril, y todo empezó en puente Llaguno. Allá aprendí que no se puede enfrentar pueblo contra pueblo, que eso es letal, que el Estado tiene el monopolio de la fuerza pública y que es necesario desarmar las mentalidades y condenar en alta voz mis propias violencias.
10. En mis más recientes charlas y análisis, he citado que veo en camino «micro-bogotazos» y linchamientos en ambos bandos, porque ‘el ADN histórico’ y cultural, sumergido, de esta sociedad es eso: no el monte, no la guerrilla, no las masacres ni bombardeos con miles de muertos. Este pueblo repudia la violencia extrema, aunque justifique la propia. Prefiguro pues un peligro concreto: los linchamientos y escalamiento de las violencias. ¿Advertir eso es un delito para los dos bandos?
11. Por eso opté y sigo optando por hallar y elaborar una ‘tercera vía’ de reflexión, que les sea útil a todos, aunque me manden al carajo los extremos de ambos bandos. Aunque escribirlo, ya en público, me ha traído sus insultos y algunas amenazas veladas, que las archivo por supuesto, hechas paradójicamente por cíclopes que, por igual, hay en todos los bandos.
12. Gandhi pedía defender la legitimidad ética de una lucha, o del gobernar. Eso demando en ambos bandos. Y el preparar las condiciones para un Diálogo, urgente, crucial, cada vez más necesario. Pero nadie quiere dialogar entre sí: ni unos, ni otros. Y eso me inquieta y empuja a prevenir o alertar por la suerte inminente que le esperaría a nuestro pueblo, presente en ambos lados ese pueblo, y también en esta tercera franja social, ciudadana o civil, que existe, que está invisible hoy, pero que se cansó de las violencias de ambas orillas, y pide que dialoguen los actores de ambos espacios. Y que los dos condenen las violencias en general. Ustedes demandan eso sólo a un bando: al contrario. Por suerte, ya no soy el único ‘loco’. La Conferencia Episcopal Ecuatoriana, es decir la iglesia católica en pleno, hoy expresó su preocupación por «las violencias verbales y físicas vengan de donde vengan», y exhortó al diálogo.
13. Saludos a ustedes dos, y los invito a dialogar de manera directa y humana conmigo: no por internet, sino con un café y apretón de manos de por medio. Si quieren, por cuerda separada, y luego juntos, como cuando me conocieron, hace siglos, sin bastón, en la fenecida Apdh, donde tantas veces pensé y trabajé en cómo lograr, en un país tan complicado, diálogos reales, correctos, de largo aliento, para desescalar conflictos y lograr acuerdos, consensos en los disensos, paz…
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