La Asamblea General de las NN.UU. (septiembre, 2015) lanzó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con 17 Objetivos Mundiales (ODS), que reemplazan a los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Es decir, hay un compromiso universal para impulsar los ODS en los próximos 15 años, con 169 metas de carácter integrado e indivisible, que abarcan […]
La Asamblea General de las NN.UU. (septiembre, 2015) lanzó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con 17 Objetivos Mundiales (ODS), que reemplazan a los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Es decir, hay un compromiso universal para impulsar los ODS en los próximos 15 años, con 169 metas de carácter integrado e indivisible, que abarcan las esferas económica, social y ambiental.
Los enunciados de los 17 ODS son: fin de la pobreza; hambre cero; salud y bienestar; educación de calidad; igualdad de género; agua limpia y saneamiento; energía asequible y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsables; acción por el clima; vida submarina; vida de ecosistemas terrestres; paz, justicia e instituciones sólidas; alianzas para lograr los objetivos (bit.ly/2cFagZg).
Para América Latina, la erradicación de la pobreza y la reducción de las desigualdades son temas esenciales y, además, prioritarios, por ser aún la región más inequitativa del mundo. Con ese desafío, la Cepal acaba de publicar el estudio ‘La matriz de la desigualdad social en América Latina’ (goo.gl/ng3iA4), en el que se reconoce que desde 2000 se ha producido en la región un «notable proceso de reducción de la pobreza y de la indigencia», aunque todavía la pobreza afecta a 168 millones de personas, de las cuales 70 millones siguen en la indigencia.
La Cepal señala, además, que el riesgo de la regresión está presente. Para evitarlo, resalta la importancia de un enfoque de derechos y una mirada integral (productiva, laboral, social y ambiental), así como el fortalecimiento de la institucionalidad, la relevancia de proteger el gasto social y los ingresos tributarios dedicados al desarrollo social. Incluso concluye en la urgencia de «transitar de una cultura del privilegio a una cultura de la igualdad».
Pero ninguno de estos temas es tomado en cuenta por ninguna de las candidaturas para las elecciones presidenciales de febrero de 2017 en Ecuador. Aún más: las candidaturas de CREO y del PSC/MG van contra la corriente mundial, al ofrecer para el futuro el retorno a un modelo empresarial de desarrollo que está absolutamente lejos de los ODS de las NN.UU. Y a los empresarios identificados con semejante propósito solo les mueve el interés por los buenos negocios, sin importar el progreso social.
Para cumplir con los ODS, los candidatos deberían hablar sobre la necesaria redistribución del ingreso, tendrían que sostener la urgencia de incrementar los impuestos a los ricos, deberían decir que el gasto o inversión social del Estado tiene que aumentar, que se fortalecerán los derechos laborales y sociales, que se preservará el medioambiente contra las políticas extractivistas, y que, en definitiva, si llegan al gobierno, asentarán las bases para el cumplimiento de los 17 ODS comprometidos también por Ecuador para los próximos 15 años.
Como suele decirse en el país, exigir que se pronuncien sobre estos temas es como pedir «peras al olmo».
Fuente: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/candidaturas-ni-una-silaba-sobre-los-ods