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Cárcel y coronavirus en Ecuador: ni Estado ni derechos humanos

Fuentes: La tinta

Un recluso de la cárcel “El Inca” relata la huelga de hambre que llevan adelante en demanda de asistencia para enfrentar la pandemia del coronavirus.

Ecuador carcel presos la-tinta

En Ecuador, hasta la fecha, se tiene registro de 7.603 casos y 314 fallecidos por coronavirus, cifras que no cuadran con las imágenes desgarradoras de Guayaquil: cadáveres en las aceras, ataúdes de cartón, un sistema de salud pública que no da abasto ante la creciente ola de contagiados. Guerra mediática y “fake news”: el gobierno utiliza todos los recursos en su poder para ocultar el desastre humano que vive el país.

Lenín Moreno, presidente de la República, Otto Sonnenholzner, vicepresidente, María Paula Romo, ministra de Gobierno, entre otros altos funcionarios del Estado, son los artífices de la agresiva política neoliberal que puso al Ecuador en el mapa mundial como referente en el tratamiento inoportuno e ineficiente del Covid-19. En este contexto, las cárceles en Ecuador han abierto otro “frente”, evidenciando con crudeza la falta de una política integral de rehabilitación de las personas privadas de libertad (PPL) como de acciones para evitar el ingreso y propagación del virus en los centros penitenciarios.

Las palabras de un PPL, cuyo nombre se mantiene en reserva -mantener contacto por vías “no legales” con el exterior es considerado delito en Ecuador-, alertan del inminente peligro para la vida y los derechos humanos de la población del Centro de Detención Provisional de “El Inca”, de Quito, lugar donde se reportó, días atrás, el primer caso de coronavirus en un agente de seguridad. A continuación, un testimonio crudo, aterrador e indignante.

—Se tiene conocimiento, según fuentes oficiales, de que uno de los guardias del CDP “El Inca” dio positivo de Covid-19. ¿Qué medidas han tomado las autoridades del centro para evitar más contagios entre los funcionarios y la población PPL?

Acá, dicen que fue un inspector el que tenía coronavirus. Ese mismo inspector estaba tomando la lista en los otros pabellones, pero, hoy, no lo vimos a ese “man”. Entonces, estamos viendo qué pasa pues, mi “brothersito”, porque no han tomado alguna medida, porque, supuestamente, han mandado unos dos doctores acá abajo y yo de “nota” bajo a ver si me dan unos dos paracetamol. Y no, que no, que ni sé qué, que ni se cuánto, y, después, justo nos la sacamos los representantes de cada pabellón para que nos atiendan. Y no, que ya mismo, que ya mismo, y nada. Nos tienen amagados, aquí ni los guías saben qué hacer, son unos “manes” que solo están trabajando, no saben ni cómo ayudarnos, solo están ahí parados.

Ecuador carceles la-tinta

—En vista de la falta de respuesta oportuna de las autoridades penitencias, ¿cuál ha sido la reacción de los PPL de “El Inca”?

Nosotros tuvimos, hace poco, una reunión con los “caporales” para ver si hay alguna noticia, algo bueno, y nada. Ni los medios de comunicación están afuera; mejor ahorita, nos mandaron a los policías. Están acá afuera, pensando que vamos a hacer un amotinamiento, cuando la gente en este pabellón está tranquila, hasta en el del frente están tranquilos. Es una manifestación pacífica, solo no estamos comiendo, nada más. Los policías están ahí afuera, reunidos, son un montón, no sé si nos querrán matar o qué mismo, porque nosotros, la parte “seria”, estamos acá, tratando de arreglar las cosas. No queremos comer nomás, es una huelga de hambre pacífica.


En base a las medidas sanitarias que hemos escuchado, apenas nos dieron una escoba, cloro, “pinoclín” y un poco de “vergas” (cosas) que ya se acabaron la semana anterior.  Y la gente, para no enfermarse, colaboró; compramos, entre los del pabellón, otro “Deja”. Pero de ahí que los “manes” hayan tomado y dicho: ​“Muchachos, tengan una mascarilla, unas pastillas, guantes, gel antiséptico”.​ Nada, “brother”, nada de nada. A un guía le pedimos una de esas “notas” y los manes, a veces, hasta poniéndonos caras, nos dan una mascarilla, porque esa es la protección de ellos, no de nosotros. 


—¿Si sus demandas no son escuchadas, qué otras medidas han pensado tomar?

—Si no nos escuchan, nosotros seguiremos tomando la misma medida, seguir haciendo la huelga en silencio y depende de las partes cómo esto se vaya dando pues. Acá, la gente no quiere comer nada, está hasta triste de su familia. No es como creen, que los presos queremos salir y ya, como si nada. Tenemos nuestras familias, estamos preocupados. Se sabe que hasta algunos familiares de los muchachos tienen coronavirus, están psicosiadísimos, gracias a Dios, los tenemos controlados aquí. Solo es Dios el que está presente, como te das cuenta, estamos en manos de él.

—¿Qué hay detrás de los rumores sobre supuestos amotinamientos en las cárceles de Ecuador?

—¡Qué vamos a salir afuera, somos presos, pero también tenemos conciencia, tenemos familia! La gente afuera solo piensa que nosotros estamos violentos aquí, que vamos a salir y escaparnos. Sabemos que afuera está el virus, más que acá adentro, sabemos todo, pero tampoco queremos que ingrese y morirnos aquí. Todos son conscientes, no sólo los presos, los guías y hasta las autoridades, porque saben que esta es una huelga de hambre pacífica.

No estamos pensando en disparar, no tenemos armas de fuego, no tenemos cuchillos, no tenemos nada de esas armas. Es una manifestación para que la gente nos tome en cuenta.

—En esta emergencia sanitaria, ¿han recibido la visita de funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos u ONG’s?

—En verdad, nada de los derechos humanos por acá, ni se han pronunciado ni han venido. Nosotros hemos hecho reuniones, llamándole al director. La otra vez, vino el jefe de los directores, como quien dice “el duro”, ahí, nos supo decir que hay unos “manes” encima de ellos que son los jueces, la pirámide que tienen. 


Nos dijo que ellos no se pueden mandar solos, que cualquier cosa la tiene que firmar el presidente, un poco de esa gente, los asambleístas, tú me entiendes. Acá, como te digo, estamos pacíficamente. En realidad, la gente está relajada. Me sorprende ver a estos muchachos que son bravísimos -al menos, la gente de mi pabellón-, que estén relajados, en su camita, esperando a ver qué pasa. Pero las cosas no son así, no deben ser así, porque la gente se va enfermar, se va a morir de hambre y no vale pues. 


—¿Conocen sobre la situación de otros centros de detención en el país?

Claro que conocemos la situación de otros centros penitenciarios, a nivel nacional e internacional, hasta las medidas que han tomado en las cárceles de Irán, liberando a los presos. Estamos al día de las noticias, de los supuestos “amotinamientos” que ha habido en otras cárceles, pero nada que ver. Ponte ahora: están afuera ese montón de “tombos” y nosotros no estamos haciendo ni bulla ni nada, en silencio, todos los pabellones, ni música estaban poniendo. Por ahí, estaban cantando las alabanzas, porque es lo que a la gente le alimenta, ya que no nos alimentamos con comida. El espíritu es lo que nos mantiene vivos.

—¿Cómo está el abastecimiento de alimentos y medicinas?

—Pues no, mi “brothersito”, en la comida, también ha bajado la ración que tenían que darnos. Nos sabían dar una ración “chévere” y, ahorita, a la parte “seria”, nos están dando apenas un cuarto de ración. Por eso, la gente se cabreó y dijo: “Ya no comamos por último”. ¿Sí me entiendes?

Todo es así, pensando, acaso la huelga de hambre es así a la loca. Medicina, no te digo que ahorita voy a pedir unas paracetamol, ¡solo unas paracetamol y no me dieron nada, “ñaño”!

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—¿Qué ha pasado con las visitas de familiares y abogados?

—Nosotros vemos la forma de mantener el contacto, pero de que ellos puedan venir acá, no “brother”, visitas no hay nada. Ya estamos suspendidos un mes y más. Los abogados no pueden tener contacto con nosotros, tal vez, en esta semana, se iban a poner para hacer los trámites.

Los presos estamos colaborando por la situación y el virus, porque no queremos que vengan nuestras familias y que tampoco se infecte acá la gente. Pero si no hay medidas, tampoco queremos morir adentro. Estamos luchando por la vida, por la libertad. Acá, hay cosas insalubres, pues mi “ñaño”, por más que uno esté limpiando, lanzando cloro, todo ya se acaba.

Foto de portada: Johis Alarcón