Es un orgullo ver cómo familiares, amigos, abogados; compañeros de estudios o de trabajo,médicos, vecinos de presas y presos políticos vascos… han convertido en kilómetros de solidaridad, los largos, larguísimos kilómetros de las carreteras de los estados español y francés. Me dirijo a usted, señor portavoz del Gobierno de Lakua, porque creo que a pesar […]
Es un orgullo ver cómo familiares, amigos, abogados; compañeros de estudios o de trabajo,médicos, vecinos de presas y presos políticos vascos… han convertido en kilómetros de solidaridad, los largos, larguísimos kilómetros de las carreteras de los estados español y francés.
Me dirijo a usted, señor portavoz del Gobierno de Lakua, porque creo que a pesar de los pesares, es decir, a pesar de las detenciones, de las ilegalizaciones, de las suspensiones de actividades y de todas la cosas que tanto pesar le causan a este pueblo, ese gobierno del que es usted es portavoz, no está entendiendo nada.
Verá, las detenciones no corresponden a tiempos pasados porque si ese tiempo al que usted alude hubiera pasado, estas detenciones no habrían tenido lugar. Ni habrían tenido espacio las oscuras y manoseadas justificaciones que a muy pocos ya, a muy pocos (me atrevería a asegurar que ustedes entre ellos), consiguen convencer.
Pero sí hay algo en lo que usted tiene razón: si hubiera justificación ¿no habría sido suficiente con una citación? Yo voy a añadir: y más teniendo en cuenta que de esta operación, ya se dio noticia hace meses y aún así, los ayer detenidos no se dieron a la fuga.
Pero verá, hay algo muy fácil de entender. Estos tiempos, los actuales, los de ahora mismo, con sus criminalizaciones, detenciones y registros, son los tiempos de un gobierno que atranca las puertas a la paz. Y de todos los medios de los que echa mano, el de los presos y presas vascos, es el mejor, el más efectivo. El que más réditos políticos puede proporcionar. O al menos, eso esperan.
Ahogar a las presas y presos vascos, llevarlos a una situación límite. Perseguir la solidaridad y perseguir la asistencia jurídica. Perseguir la asistencia de sus médicos de confianza. Y hacer sufrir a sus familiares, perseguirlos también y además, silenciarlos.
Por eso no, no podían simplemente, citar a declarar a estas personas. Necesitan el «Frente de cárceles». Lo necesitan porque sin él lo que queda es una inequívoca y clara apuesta por el sufrimiento y la venganza. Y eso quedaría mal, quedaría feo, pero además y sobre todo, resultaría sumamente incómodo para todas aquellas personas, partidos y fuerzas, que ante todo exigen poder lavarse las manos. El «frente de cárceles» con sus consignas , y sus directrices, y sus oscuras reuniones… es agua, jabón y toalla.
No se lo he dicho aún, pero me dirijo a usted porque yo también soy de Etxerat. Probablemente no tenga mucho interés en saber por qué, pero de todas formas se lo voy a contar.
Quiero trabajar con los familiares. Quiero estar con ellos porque no pude estar con los míos mientras la política de dispersión destrozaba su salud. No pude estar con los míos cuando después de largas horas de viaje y otras muchas de espera para verme a través de un cristal, volvían a casa con las piernas hinchadas y los huesos destrozados. Cuando separaban el dinero para las visitas y subsistían con lo que quedaba. Cuando sufrieron primero un accidente, y luego el segundo y aún un tercero.
No pude estar con ellos, mientras la política penitenciaria de excepción les cobraba, semana tras semana, el más alto precio. Pagaron su cuota de sufrimiento. Y mi derecho es denunciarlo.
Es hora de que nadie más la pague, y mi derecho es reivindicarlo. Mi derecho es trabajar para terminar con la política de dispersión. Mi derecho es trabajar junto a las personas que luchan porque se reconozca su sufrimiento, el sufrimiento de tantos y tantos familiares, el de los míos que ya no están, el de los 16 que dejaron su vida en la carretera. También es mi derecho aceptar el compromiso de trabajar por la paz, y Etxerat lo aceptó y nada, absolutamente nada, le ha apartado de ese compromiso.
Y por eso y a pesar de que hoy no ha sido precisamente un buen día, y estoy cansada y estoy dolorida, y enfadada y también emocionada, le cuento que yo también soy de Etxerat. Y no se lo voy a ocultar, lo digo con orgullo. Porque es un orgullo ver cómo familiares, amigos, abogados y abogadas; compañeros y compañeras de estudios o de trabajo, médicos, vecinos y vecinas de presas y presos políticos vascos… han convertido en kilómetros de solidaridad, los largos, larguísimos kilómetros de las carreteras de los estados español y francés.
Ese es nuestro frente. Ahí hemos estado y ahí seguiremos estando. Siempre trabajando para que estos tiempos de ahora que para nosotros y nosotras son los de siempre, queden definitivamente, para todos y para todas, atrás.
Fuente original: http://www.naiz.eus/eu/