Creo que al recibir esta carta te sorprenderás porque vos como yo sabemos que es demasiado burocrático pedirle permiso al Padre para dirigirme a un hombre que es un archienemigo de su sucursal: la iglesia; y sobre todo sortear los laberínticos dogmas y las infalibles bulas papales, para descender al grado de un «simple mortal», […]
Creo que al recibir esta carta te sorprenderás porque vos como yo sabemos que es demasiado burocrático pedirle permiso al Padre para dirigirme a un hombre que es un archienemigo de su sucursal: la iglesia; y sobre todo sortear los laberínticos dogmas y las infalibles bulas papales, para descender al grado de un «simple mortal», como decía el Torquemada Moderno de Ratzinger al referirse a mi amiguito Leonardo Boff, pero es de suma urgencia agradecerte porque vos junto a otros jefes de países de ese continente inadvertido en el antiguo y nuevo testamento, por el mal entendido etnocentrismo judío, han vuelto la mirada hacia los pobres del evangelio, esos descalzos pescadores que me acompañaron durante toda mi estancia, y comieron conmigo después del sermón de la montana, esas prostitutas que estuvieron a mi lado mientras las esposas de los sacerdotes del sanedrín libaban las desgracias en manjares y vinos romanos, esos vagos errantes que compartieron mi banquete cuando los demás prefirieron lo prosaico de sus muy aburguesadas vidas, por esos por los que fue expulsado Giordano Bruno de la Iglesia, por los que renuncio a su riqueza San Francisco de Asís, por los que construyeron las pirámides de Egipto y cuyo nombre según Bertold Brecht nunca fueron escritos en los Jeroglicos de sus anales, y los que construyeron el canal de Panamá y fueron considerados como silver roll y no como gold roll como lo decía en las montañas clandestinas de El Salvador el poeta Roque Dalton.
Se que encontraras obstáculo en tu camino porque las Romas y las Babilonias siempre existirán, pero paradójicamente el negro que siempre discriminaron las religiones occidentales te ayudará en el viaje, me refiero al petróleo ese que ha sustituido la brillantez del oro inútil que no mueve a nada ni a nadie más que a la codicia y a la ambición de las víboras rubias renacentistas y contemporáneas que usando mi signo de martirio despojaron a los pobres inditos de sus vidas. Se que tienes para muchos un defecto que es el de hablar demasiado, pero te aconsejo sigue y sigue y sigue y sigue y continua hablando que es lo único que podemos recuperar después de tantos siglos de silencio.
Posdata.
La paz sea contigo y el pan para los venezolanos, saludos a Fidel dile que le daremos unos añitos mas, dile a los Ex presidentes corruptos de Centroamérica que habrá un concurso para elegir a los dos ladrones que me acompañaran en la próxima venida. Ah y Gracias por defenderme de ese diablillo que hiede a azufre y a pólvora.
El autor es novelista hondureño, ha escrito te dirán que me fui lejos, y eso que llaman olvido.