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La renuncia de Palocci es un duro golpe a las pretensiones de reelección de Lula en los comicios de octubre próximo

Cayó Palocci, el último hombre fuerte

Fuentes: IPS

Con la caída del ministro de Hacienda de Brasil, Antonio Palocci, antes considerado todopoderoso y sostén del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, la economía de este país pasa en los hechos a las manos del presidente. Para suceder a Palocci, cuya situación se hizo insostenible ante una secuencia de escándalos de corrupción, Lula […]

Con la caída del ministro de Hacienda de Brasil, Antonio Palocci, antes considerado todopoderoso y sostén del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, la economía de este país pasa en los hechos a las manos del presidente.

Para suceder a Palocci, cuya situación se hizo insostenible ante una secuencia de escándalos de corrupción, Lula eligió a su veterano escudero económico Guido Mántega, hasta ahora presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y ex ministro de Planificación.

El mercado reaccionó con recelos a la decisión de este lunes, ya que Mántega está alineado en la corriente denominada «desarrollista», y venía peleando por reducir las tasas de interés y defendiendo medidas a favor del crecimiento económico. El dólar se apreció frente a la moneda nacional en 0,78 por ciento, mientras la Bolsa de Sao Paulo tuvo un alza de 0,17 por ciento.

El nuevo ministro aseguró que no habría modificaciones en la economía, buscando tranquilizar al mercado, aunque son conocidas sus críticas a la política adoptada por Palocci desde el inicio del actual gobierno, en enero de 2003, siguiendo las grandes líneas de la anterior administración, tildada de «neoliberal» por los críticos más izquierdistas.

Con Palocci se va el último «hombre fuerte» de los colaboradores directos de Lula, después que el escándalo de corrupción desatado en mayo de 2005 forzó las partidas del ex jefe de la Casa Civil de la Presidencia, José Dirceu, y del secretario de Comunicación, Luiz Gushiken.

La renuncia de Palocci es un duro golpe a las pretensiones de reelección de Lula en los comicios de octubre próximo. Ocurre en un momento en que la popularidad del presidente y la confianza pública en su gobierno se recuperaban del escándalo iniciado 10 meses atrás. El cambio del principal ministro genera incertidumbres económicas y políticas.

El ex ministro de Hacienda conquistó su posición en la campaña electoral de 2002, durante la cual coordinó el programa de gobierno. Nombrado conductor de la economía aunque era médico de formación, adoptó políticas cautelosas y conservadoras, de fuerte ajuste fiscal y altas tasas de interés, ganando la confianza del mercado financiero.

Durante el escándalo en el que la dirección del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) fue acusada de sobornar a parlamentarios aliados para asegurar su fidelidad, Palocci sufrió varias denuncias de haber practicado fraudes cuando gobernó el municipio de Ribeirao Preto, de 550.000 habitantes en el interior del meridional estado de Sao Paulo, entre 1993 y1996 y entre 2001 y 2002.

Contratos firmados por su alcaldía con empresas de servicios, especialmente de limpieza, cayeron bajo la investigación de fiscales y de la policía. Las comisiones parlamentarias de investigación instaladas para estudiar denuncias contra el PT identificaron vínculos de muchos de los ex colaboradores de Palocci con supuestos delitos cometidos en Ribeirao Preto.

La comprobación de que el ministro seguía manteniendo relaciones estrechas con varios de los integrantes de la «república de Ribeirao Preto» debilitó su posición, pero no fue suficiente para su destitución o renuncia. Invitado a prestar testimonios ante dos comisiones parlamentarias, las respuestas de Palocci fueron consideradas satisfactorias.

Pero su situación se agravó con una entrevista concedida al diario O Estado de Sao Paulo el 14 de marzo por el casero de una vivienda en Brasilia en la que se reunían los antiguos auxiliares de Palocci. Francenildo da Costa aseguró haber visto al ministro en la casa donde supuestamente se distribuía dinero de la corrupción y se practicaban orgías «cada 10 o 20 días».

Palocci siempre negó haber frecuentado la casa, pero se recogió en un inesperado silencio. El golpe fatal fue una revelación de la revista Época, 10 días atrás, sobre la cuenta bancaria del casero, en la que constaba un depósito de 38.860 reales (18.000 dólares) efectuado en enero. La información parecía tener el propósito de destruir la credibilidad del testimonio de Costa, sugiriendo que había sido producto de un pago.

Pero la divulgación de ese dato resultó un bumerán para Palocci. El casero Costa explicó que recibió esa suma de su padre biológico, un empresario que no había asumido su paternidad, pero que confirmó la donación.

Entonces, el escándalo principal pasó a ser la violación del secreto bancario de la Caja Económica Federal en la que Costa tenía su cuenta, una institución subordinada al Ministerio de Hacienda.

El presidente de la Caja Económica, Jorge Mattoso, confirmó este lunes a la Policía Federal que entregó el extracto de la cuenta al ministro Palocci. Luego se divulgó la noticia de la renuncia ministerial y el nombramiento de Mántega.

Lula había dicho que los hechos relacionados con la casa del grupo de Ribeirao Preto no serían motivo para la salida de Palocci. Y llegó a afirmar que el ministro no dejaría el gobierno aunque ésa fuese su voluntad personal. Pero, advirtió el presidente, cualquier responsabilidad en la violación del secreto bancario sería fatal.

Y de hecho, así fue. Pero la agonía del ministro duró casi ocho meses desde que su imagen fue manchada por las primeras denuncias contra sus antiguos colaboradores.