Entre las muchas y sentidas recordaciones tributadas al Che Guevara en este año probablemente la última visita de Hugo Chávez a Cuba sea la que ha promovido una valoración más certera de la impronta del Guerrillero Heroico en el mundo actual. Fecunda jornada de trabajo plena de connotaciones bolivarianas, martianas y guevarianas, los acuerdos firmados […]
Entre las muchas y sentidas recordaciones tributadas al Che Guevara en este año probablemente la última visita de Hugo Chávez a Cuba sea la que ha promovido una valoración más certera de la impronta del Guerrillero Heroico en el mundo actual. Fecunda jornada de trabajo plena de connotaciones bolivarianas, martianas y guevarianas, los acuerdos firmados amplían y profundizan la ya entrañable solidaridad y unión cubano-venezolanas en el marco de la Alternativa Boliviariana para las Américas(ALBA) y fortalecen el mecanismo en todos los países miembros. Pasos previos, propuso Chávez, para llegar en plazo no lejano a una confederación de las dos repúblicas.
La parte pública de los diálogos entre Chávez y Fidel Castro, trasmitida en el programa radiotelevisivo Aló Presidente a Cuba y Venezuela, y otros pronunciamientos del visitante y sus anfitriones son una importante contribución pedagógica a la comprensión y transformación revolucionaria del mundo actual. En la primera sección de esta nota intento resumirlos en versión libre, añadiendo interpretaciones propias, y en la segunda comento los instrumentos firmados por las dos partes.
1) Las ideas y la revolución por las que cayó combatiendo Che Guevara han encarnado en las múltiples luchas populares y procesos revolucionarios que están cambiando hoy la orientación política de América Latina. Esa revolución e ideas están sembradas en la conciencia de los pueblos y las circunstancias no pueden ser más propicias para que broten. Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y las diversas luchas populares de nuestra América -ahora por vías distintas a la armada- así como las de otros lugares del mundo -pienso en Irak, el pueblo palestino, Irán, la resistencia patriótica libanesa, Afganistán,- dan cuerpo en la actualidad al concepto de «muchos Vietnam» que llamaba a crear el Che: una multiplicación de la resistencia al imperialismo de tal magnitud que este no pueda sofocar.
El que Cuba mantuviera viva la llama de su rumbo socialista frente al imperialismo, incluso en las durísima situación posterior a la desaparición de la Unión Soviética cuando todo se veía oscuro, fue un gran estímulo a la reavivación del fuego revolucionario en nuestra región. El socialismo, con las particularidades de cada pueblo y cultura, es la única opción para salvar a la humanidad de la explotación y el genocidio ecológico y militar capitalista. Las revoluciones actuales de América Latina tienen sus propios ritmos y características pero están interconectadas.
La unipolaridad fue desplazada por la pluripolaridad en virtud de la derrota de Estados Unidos en Irak, su ocaso económico y desprestigio político y moral así como el surgimiento de nuevos actores y regiones económicas mundiales, que como América Latina, Irán, Rusia y China lo enfrentan o desafían su hegemonía. En este contexto, el Banco del Sur es un avance decisivo.
El imperialismo está listo para usar las armas nucleares -además de la subversión y la guerra mediática- contra la rebeldía de los pueblos, hecho confirmado por la propia Doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos, y frente a esas amenazas no hay otro camino hacia la victoria que la resistencia: no debe concedérsele «ni un tantito así».
2) Los acuerdos y proyecciones derivados de la visita de Chávez a Cuba consolidan las relaciones de hermandad entre los dos países. Están en marcha 352 proyectos en común en los que la inversión y el comercio no son fines sino instrumentos para el desarrollo económico y social de ambos y de los demás miembros del ALBA, tomando en cuenta las asimetrías y los aspectos en los que cada uno puede aportar fortaleza al otro sin que medie el interés de la ganancia. No se trata de una suma sino de una potenciación de las energías de los dos pueblos. El desarrollo conjunto, mediante empresas binacionales existentes o en proceso de creación con los nuevos acuerdos, de programas alimentarios, energéticos, de telecomunicaciones y el impulso a la tecnología cimentarán la unión de los dos países.
La solidaridad latinoamericana es un objetivo principal de este esfuerzo, que no sólo persigue robustecer la soberanía y el bienestar social de Cuba y Venezuela. Aplica planes como la Operación Milagro, que ha devuelto la vista a 862 000 latinoamericanos y caribeños, y la Revolución Energética, que beneficia a 14 estados, y extiende las misiones sociales a otros sin importar que sean miembros del ALBA.