VI) Reagrupamiento de los estratos examinados: la clase media aumenta La información de la encuesta puede agruparse por estratos de población en tres grupos: bajo (45%), medio (50%) y alto (5%). Según ingresos, el límite superior del estrato bajo es $ 290 mil. El estrato medio se subdivide en medio-bajo (entre $290 mil y $ […]
VI) Reagrupamiento de los estratos examinados: la clase media aumenta La información de la encuesta puede agruparse por estratos de población en tres grupos: bajo (45%), medio (50%) y alto (5%).
Según ingresos, el límite superior del estrato bajo es $ 290 mil. El estrato medio se subdivide en medio-bajo (entre $290 mil y $ 575 mil); medio-medio (entre $ 575 mil y $ 1050 millón) y medio-alto (entre $ 1050 millón y $ 2,2 millones) y el estrato alto cuenta con ingresos de $2,2 millones hacia arriba.
Es sintomático observar que CEPAL formuló en 1963 una hipótesis de distribución de ingresos para Chile de la posguerra, y contabilizando una participación de personas en los tres estratos muy parecida a la actual: estrato bajo (50%) el cual participaba en 16% del ingreso personal; medio (45%) el cual participaba con 59% del ingreso y alto (5%) con una participación de 25%. Con relación a estas cifras la encuesta CASEN registra mayor participación de población en el estrato medio: 50% en 2003 contra 45% en la estimación de 1963. En conclusión, la clase media ha engrosado sus filas.
Formulación de una hipótesis. Sin exagerar podría afirmarse que la economía chilena excluye a 70% (45%, clase baja + 15% de clase media baja + 10% clase media-media) de la población la cual no recibirá atención de salud, educación, vivienda, pensiones, o la atención recibida será mediocre; remuneraciones bajas y trabajo inestable o informal.
VII) Combatiendo la desigualdad. La solución del Banco Mundial consiste en incorporar mayor valor agregado y para que esto funcione debe haber más educación
Según apunta el economista Carlos Massad cuando el PIB ha crecido en un 3% tenemos 1% de crecimiento del empleo. Las proyecciones de crecimiento del PIB para los años 2004 y 2005 se sitúan a 5% para el año 2004 y poco más de 5% para el año 2005. Con lo cual estaríamos proporcionando empleo adicional en 2004 a alrededor de 1,6% de la fuerza de trabajo, esto es 80 mil puestos de trabajos, o sea los desempleados bajarían a poco más de 420 mil trabajadores. No es en consecuencia la constatación estadística de Massad la que nos pueda llegar a cumplir con la promesa de la campaña presidencial de crear 500 mil nuevos empleos. Ante estas rigideces en la economía, Massad sugiere que la solución consistiría en incorporar más valor agregado lo cual está ‘cruzado por la calidad y amplitud de nuestro capital humano’. Estaríamos por la buena vía, según dicho autor, si diéramos más importancia a la capacitación del capital humano: educación. Vía propuesta por muchos economistas sin mayor referencia al período de análisis en el cual se señala esta solución (meses o años (¿?), los elementos curriculares o tipo de capacitación a la cual se refiere (técnica o profesional) y finalmente al agente que se encargará de impartirla, enseñanza privada sin referencia a los agentes productivos o bien éstos encargados de impartir la enseñanza que interesa a sus establecimientos productivos (empresas nacionales, transnacionales…).
VIII) El tipo de ingreso (remuneraciones y utilidades de la empresa) nos obliga a pensar el acomodo de los actores en juego frente a la coyuntura
Tampoco esta corriente de pensamiento, liderada sobre todo por economistas del Banco Mundial, se refiere al ‘valor agregado por tipo de ingreso’ (5) o distribución del valor agregado (en Remuneraciones, Depreciación de capital, Impuestos indirectos netos, y Excedente de explotación o utilidades), en cuanto instrumento de análisis que incorpora la relación de los términos de intercambio con el resto del mundo y el ciclo de la actividad económica (Cf. Banco Central de Chile. Boletín Mensual nº 806, Abril 1995). Por cuanto ante ganancias de los términos de intercambio, así como a lo largo del ciclo de la actividad, el excedente demuestra una mayor variabilidad que las remuneraciones y que el producto. Así, la mejoría en los términos de intercambio aumenta el excedente de forma de ampliar su participación en el PIB, al tiempo que reduce la participación de las remuneraciones. Al contrario, cuando se deterioran los términos de intercambio, el excedente se ve afectado negativamente y en forma más pronunciada que el producto y que las remuneraciones, reduciéndose la participación del excedente en el PIB. Durante el período de recuperación de la actividad económica, el excedente se restablece más rápidamente, aumentando inicialmente su participación en el PIB, mientras que la de las remuneraciones disminuye.
La recuperación de las remuneraciones es más lenta, aumentado su participación sólo en la medida en que la expansión del producto se consolida. El comportamiento procíclico de la participación del excedente en el PIB y contracíclico de la participación de las remuneraciones es un reflejo de la variación de la productividad laboral a lo largo del ciclo, la que aumenta en los períodos expansivos y cae en los contractivos, así como la demora en la respuesta de los salarios reales a los impulsos de carácter cíclico (Ibidem).
En resumen, en la recuperación del ciclo a la alza ganan los empresarios y en el ciclo a la baja las remuneraciones tienen un rezago en su evolución a la baja. El incremento del valor agregado señala una dirección pero no da cuenta de los equilibrios en el seno del ciclo que en definitiva determinan mayor o menor desigualdad.
IX) Mercado interno, desigualdad de ingresos y globalización
Los efectos del crecimiento sobre la reducción de la pobreza se reducen a medidas asistenciales – siempre insuficientes – por cuanto el modelo de mercado fracasa en la expansión del mercado interno. El mercado interno no se desarrolla pues existen carencias sociales importantes que se concretizan en una deuda social creciente en la cual no sólo se considera la carencia, sino que, además el costo de llegar a una familia pobre con un bien, servicio o subsidio público y el costo de generar empleos con un nivel de productividad compatible con el ingreso permanente requerido para satisfacer necesidades básicas. En el modelo de mercado la deuda social sube paralelamente al crecimiento del producto. El empleo sube en mucha menor proporción al crecimiento y de manera paradojal la deuda social sube. La causa de ello es que los costos o tipos de ingreso (remuneraciones, excedente de explotación o utilidades, depreciaciones, impuestos indirectos netos) se asumen mediante transferencias. Quienes los incurren los transfieren y con ello incorporan a su patrimonio social un plus. El mercado externaliza ya sea porque se trata de infraestructuras cuyo costo de uso se transfiere, gastos en salud o educación que no se asumen por quienes los causan (malas condiciones de trabajo, contaminaciones…) o por impuestos que se evaden (‘la sociedad los paga’) o por precios exagerados por la comercialización o por especulaciones o riesgos financieras, que se trasladan (compra de activos o endeudamientos riesgosos de empresas con fondos de trabajadores).
Ese plus constituye una renta, o ganancia no devengada del proceso productivo mismo, y que se resta de la inversión productiva y del consumo. El estado populista resolvía esas carencias en la inversión y el consumo mediante compensaciones o subsidios. Como no había una oferta que creciera paralelamente el proceso se desarrollaba con un estado de inflación permanente.
El modelo actual no asume: el presupuesto de inversiones y gastos corrientes del Estado no sobrepasa el 17% del PIB y traspasa al sector privado la responsabilidad de asumir el conjunto de transferencias o pagos o su contrapartida, carencias, que la población asume con menos salud, menos educación, vivienda, etc..
En estos últimos 30 años los dueños del capital y sus gestores se han negado a asumir esa cuota de responsabilidad, por lo cual el Estado se atiene a la regla presupuestaria del superávit primario en la esperanza que el financiamiento para suplir las carencias provenga del exterior (véase desarrollo de este punto en Conclusiones, puntos 2 a 4). Esa es la razón por la cual el mercado interno no puede expandirse.
En una economía cada vez más inserta en la globalización y con una cuenta de capitales abierta, los avances en la productividad y en la tecnología son cruciales. Sin avances el deterioro es crónico y cualquier avance se hace al precio de grandes carencias sociales. Es más, en globalización, como lo explican los economistas Linder (1961) y Bhagwatti (1964), sin una demanda doméstica importante en productos manufacturados potencialmente exportables, el progreso técnico es limitado en su desarrollo y sus consecuencias.
Históricamente está demostrado que el desarrollo no se construye sobre el hambre de los trabajadores. Como lo establece en su trabajo el Ingeniero Carlos Millas, en la mayoría de los países europeos, las grandes conquistas sociales de que hoy gozan los estados europeos, fueron logradas hace 50 años, cuando esos países tenían un nivel económico mas bajo que el de Chile actualmente (Cf. Anexo).
X) La crisis asiática y la recuperación posterior Las cifras relativas al período de la crisis asiática, 1997-1998; lenta recuperación a partir de 1999; período de sequía de recursos de inversión extranjera directa en América Latina en el período 2000-2002, (Cuadro 3, infra), demuestran menor participación del excedente de explotación en el total del valor agregado y lenta recuperación a partir del año 2000 sin alcanzar los niveles del período pre crisis, esto es 1997 y años anteriores.
El efecto a la baja en las remuneraciones es más lento y de hecho el año 1999 muestra un alza aunque poco significativa, para retacarse nuevamente en los años 2000 y 2001, años de crecimiento del producto de sólo 3% y 2% respectivamente.
La lenta recuperación de remuneraciones y excedentes en esos dos años tiende a perjudicar a aquellos receptores de ingreso cuya posición en la actividad productiva es de mayor vulnerabilidad, ya sea por el monto (en términos relativos) de la remuneración percibida o por la situación patrimonial. El excedente de explotación se refiere al capital social sin relación al patrimonio individual, el cual es independiente jurídicamente de los pasivos de la explotación. En el caso de los empleados esta dualidad entre pago de factor y patrimonio existe de hecho pero no es significativa en términos de nivel de vida, puesto que los niveles de ahorro son cero o simplemente negativos (existe alto grado de endeudamiento en la población).
Como se vio más arriba, la encuesta CASEN detectó un 45% de trabajadores en un límite superior de remuneraciones de $290 mil, lo cual significa que muchos de ellos están por debajo o muy por debajo de ese monto. Una mayor desagregación del estrato revela que hay más de 9 millones de personas (60% de la población total) que cuentan con menos de $100 mil para sobrevivir. Si de estos 9 millones se deducen los pobres e indigentes, tenemos una franja de 41% (= 60%-19%) que de alguna forma trabaja, o sobrevive, sin ninguna posibilidad de tener patrimonio.
Si la participación del trabajo, en democracia, según lo demuestra el Cuadro 3 se mantiene alrededor de 40% es porque se encuentra en el límite de la reproducción del trabajo. Concluyamos, en términos del análisis económico, todo lo que produce ingreso es capital, pero no todo ingreso pasa a hacer parte de algún patrimonio pues se consume inmediatamente. (6)
La remuneración de los empleados para la década de los 60, incluyendo información para 1971 es la siguiente:
XI) De cómo los trabajadores aportan al sistema financiero
Los aportes de los trabajadores representan la consistencia financiera del sistema y particularmente de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Se trata de un aporte estratégico, pues representa 66% del PIB. Tanto desde el lado de su administración como de su inversión acarrean consecuencias prácticas. Una de las cuales tiene que ver con los propietarios de las AFP y la concentración de la riqueza que ello comporta. Sin embargo la propiedad de las cuentas de capitalización pertenece a los trabajadores. El régimen estatutario sobre tipos de riesgo y maduración de las inversiones otorga una nueva dimensión al mercado de capitales, sobre la cual los trabajadores aún no han tomado plena conciencia.
En 22 años los activos del sistema privado de pensiones – aportados por los particulares – se han recuperado 99,7 veces. Inicialmente estos activos representaban U$S 500 millones, hoy se elevan a poco más de U$S 53.000 millones. Lo cual significa que para obtener $100 en el sistema, los capitalistas invirtieron $1. (Negocio redondo para los inversores privados como ya lo señalaba Milton Friedman en una de sus conferencias cuando visitó Chile en los años 70. El mismo Friedman agregaba que si bien estaba seguro del negocio que el sistema privado de pensiones representaba para los inversionistas, no lo estaba tanto con respecto a los beneficios que los contribuyentes al sistema, esto es, los clientes de las AFP, podían devengar de él). Los activos del sistema son equivalentes a la Deuda Privada.
Su potencial contra cíclico es de magnitud aunque menor con relación al año 2002. Los activos invertidos en títulos del Estado representan 22% del total; esto es, con relación a 2002, bajó 11 puntos. Los títulos del Estado, más aquellos que se invierten en el sistema financiero privado (50% del total contra 67% en 2002) tienen importancia por su movimiento en el mercado de títulos y, de manera coyuntural, en el valor al cual se transan los bonos soberanos. En situación de incertidumbre, los inversionistas locales tienden a vender los bonos soberanos, lo cual repercute directamente en el spread o diferencia de estos bonos con relación al bono soberano de EEUU Puede generarse cierta incertidumbre en el caso en que el Banco Central ofrezca títulos con el objeto de absorber la mayor demanda por dólares en el mercado y contener así el alza del tipo de cambio, con lo cual se genera una competencia coyuntural frente a los bonos soberanos y su consecuente caída en la demanda del mercado.
El dinero de los trabajadores no sólo tiene significado en la macroeconomía y específicamente en el mercado financiero de corto plazo. También sirve para reflotar empresas pertenecientes a los grupos económicos. Es el caso de Madeco (manufactura de cobre), filial del grupo Luksic. A comienzos de julio de 2002, el grupo planeó a través de Quiñenco (matriz financiera) un aumento de capital de U$S 90 millones destinado a pagar deudas con los bancos (liderados por el BankBoston y el BCI). Esta operación fracasó pues se logró recaudar sólo 60% de los requerimientos de los bancos. Los bonos en manos de las AFP, representan U$S 105 millones. Estos últimos viabilizaron financieramente la empresa en el pasado. El endeudamiento de corto plazo de la empresa que en 2002 representaba U$S 120 millones ha podido ser resuelto con los resultados del año 2003 para Quiñenco con U$S 300 millones de utilidad. En todo caso los riesgos que corrieron las AFP fueron importantes pues en 2002 no estaba previsto que se recuperen los negocios de la empresa en Brasil y en Argentina. La compra de activos por las AFP significa su implicación en operaciones para reflotar endeudamientos sin aval sólido.
XII) El endeudamiento llave maestra del modelo de mercado y los mecanismos del equilibrio macroeconómico
Resulta inconcebible que el Estado de la Concertación se embarque en soluciones asistencialistas dentro de un modelo empresarial de mercado caracterizado por su impronta rentista: las privatizaciones son la voluntad de mayor vigor en este sentido. El modelo ha profundizado la concentración de la riqueza en Chile. La viabilidad política, económica y financiera del sector empresarial trasciende las fronteras nacionales. Su endeudamiento (léase formación de capital) depende de la sujeción a las normas de ajuste del Consenso de Washington y del cartel financiero internacional USA/FMI. De allí surgen las privatizaciones, a lo cual deben agregarse los equilibrios macroeconómicos, ordenar las cuentas fiscales, asegurar un superávit estructural del presupuesto público de 1%, – todo lo cual permitiría pagar las deudas contraídas con el cartel financiero – presentar un equilibrio monetario, manipulando la tasa de interés, a la baja para neutralizar la recesión, al alza para evitar la inflación y buscar un punto entre los dos valores para llegar a un precio del dólar que no dañe las exportaciones, ni encarezca las importaciones. En ausencia de ahorro interno – la tasa de inversión es de 22% – los aportes de la inversión extranjera directa y los flujos de capital externo – a la baja en América Latina y el Caribe desde el año 2000 – constituyen el desiderátum del modelo…
El modelo chileno profundiza, el desarrollo de la renta financiera. El Estado ha renunciado a su papel de orientador de la economía. Las rentas del cobre, de las concesiones, de las privatizaciones, no lograrán aumentar el ahorro necesario para crecer a tasas cercanas o superiores al 6% anual. En el año 2002, el sector privado anunció inversiones por un monto de U$S 28.000 millones en cuatro años, las cuales fueron presentadas como una contribución ‘a la generación de miles de nuevos puestos de trabajo y a una mayor competitividad de la industria chilena a nivel internacional’ (Cf. diario Estrategia, 13/05/2002, páginas de 16-19). Suponiendo una inversión como una progresión lineal en los próximos cuatro años, tendríamos U$S 7000 millones por año. Ahora bien, ¡para crecer a las tasas anteriormente mencionadas necesitaríamos por lo menos una inversión equivalente a U$S 17.000 millones al año!, ó, si se prefiere, U$S 68.000 millones en cuatro años.
XIII) Conclusiones
1. En el modelo de mercado ha fallado la relación entre crecimiento y generación de empleo. Con lo cual el combate contra la pobreza y la indigencia, queda entregado a las políticas asistenciales del gobierno. Si como lo apuntan algunos economistas cuando el PIB ha crecido en un 3%, tenemos 1% de crecimiento del empleo, necesitaríamos un crecimiento exponencial para crear en 5 años 500 mil nuevos empleos que fue la promesa de la campaña presidencial del año 1999.
2. Por lo tanto, las restricciones que el modelo de mercado ha impuesto al Estado en general y al Presupuesto Público en particular, no dejan otra alternativa que el sector privado se haga cargo del problema. Situación que el sector privado con un modelo de carácter eminentemente rentista jamás estará dispuesto a encarar.
3. Si los sectores empresariales se restan al esfuerzo que implica un mayor Gasto Social y el gobierno lo mantiene, no le queda a éste otra alternativa, frente al déficit de ahorro interno, que mantener un riesgo país bajo, compatible con la eventual colocación de bonos soberanos que resuelvan el mayor gasto público. Y eso significa la pérdida de un grado de libertad en sus decisiones de política económica en la esperanza que nuevas inversiones extranjeras resuelven el problema del escaso ahorro interno.
4. Esta orientación política es una decisión ya tomada por la dirección económica de la Concertación, pues consustancial al pago del principal e intereses de la deuda contraída se asume la regla presupuestaria del superávit primario, la cual parte definiendo un PIB potencial, lo cual obliga al Ejecutivo a mantenerse dentro de un límite de gasto público.
Esta política opera de la siguiente manera. El PIB potencial se calcula teniendo en cuenta la productividad de todos los factores, incluyendo la tecnología y utilizando como parámetro fundamental el precio del cobre. En el caso que el potencial se realice, esto es corresponda al PIB real, el superávit calculado y realizado, esto es, lo recaudado, será superior a lo gastado; puesto que se ahorra para el futuro con propósitos contra cíclicos. En el caso contrario, el mayor gasto público, como déficit, cumplirá una función contra cíclica.
5. Existen otras áreas que el Estado debe considerar en la lucha contra la pobreza. Es el caso de la fiscalización tributaria. En el texto se señala la elusión tributaria de 12 grandes empresas mineras lo cual significó que el impuesto retenido a los trabajadores y profesionales en el año 2002 fue superior a los asociados al impuesto a la renta de esas empresas en el mismo período.
En el área sindical, el modelo seguido por la Concertación ha golpeado seriamente la organización sindical. La vulnerabilidad de la economía ha cobrado un alto costo a la lucha reivindicativa. En 1992 había 724 mil trabajadores adscritos a sindicatos. En 1998 bajaron a 601 mil. Lo cual equivale como fuerza sindical a menos de 10% de la fuerza de trabajo contra 32% en 1972.
Las principales instituciones de seguridad social, AFPs e ISAPRES según la noción misma que las anima matan toda iniciativa de cohesión social, consagran las desigualdades y marginan de sus prestaciones a 45% de la población clasificada en los estratos bajos. ¡Las AFPs cuentan con 6,9 millones de afiliados pero los cotizantes son apenas 3,6 millones de personas! Por sus efectos un número muy reducido de afiliados podrá jubilarse en condiciones dignas y con la seguridad que no tendrán que recurrir a la garantía estatal. Las ISAPRES cubren sólo a 3 millones de personas y el Estado insiste en transferir recursos públicos a un sistema donde se consagran precios de mercado a las prestaciones médicas.
6. La lucha contra la pobreza y la desigualdad social implica solidaridad. Para concretar la práctica de la solidaridad, el Estado no puede hacerse el desentendido. Debe intervenir directamente en la salud y en la educación, la seguridad social, la planificación del desarrollo, las inversiones y en la asistencia técnica, en el comercio exterior, en fin formulando metas de futuro.
Por último, el modelo está agotado, no tan sólo por razones operacionales, sino fundamentalmente porque sus efectos sociales son perversos. Más que un modelo económico, el neoliberalismo es una cultura en la cual por obra de los mecanismos del mercado resulta difícil, si no imposible, ejercer la libertad al mismo tiempo que la justicia social y la solidaridad.
Notas: 5) Terminología empleada por la Revisión 4 del sistema de Cuentas Nacionales de Naciones Unidas. Previamente se la denominaba ‘Ingreso Primario’. 6) La Fundación Terram elabora lo que llama una ‘canasta indigna’ para el consumo de dos adultos y dos niños y/o adolescentes, grupo familiar que para no ser considerado pobre deberá generar ingresos por más de $174848 al mes. Terram aclara que con esta cantidad, el grupo familiar apenas alcanza a satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas, a transportarse al límite y a pagar los servicios básicos. Se supone además que todos los gastos en salud (intervenciones, consultas, medicamentos) y educación (mensualidad, útiles escolares, uniforme) los cubre el Estado, etc..Fundación Terram. ¿Cuántos pobres hay en Chile? Análisis de Coyuntura Social. Número 19, Agosto 2004.
* Héctor Vega es abogado y economista de la Universidad de Chile, Doctor de Estado en Ciencias Económicas de la Universidad d’Aix-Marseille y Doctor de Tercer Ciclo en Ciencias Sociales del Desarrollo de la EHESS de Paris.