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Chile y las coaliciones en Puerto Rico

Fuentes: Rebelión

Hay que recoger lo mejor de la experiencia chilena aplicada a Puerto Rico, pero no en actitud de calco ciego sino de adaptación saludable.

En Chile hay celebración, ganó una amplia coalición electoral antineoliberal que es la mayoría del pueblo. Pero Chile tiene una larga y particular historia. Sus fuerzas más progresistas remaron unidas en la primera ronda y luego en una coalición más amplia en la segunda ronda, junto a otros partidos de centro, antineoliberales y antifascistas, que posibilita la victoria del joven socialdemócrata Gabriel Boric Font ​por un 55% frente al candidato del fascismo José Antonio Kast que obtuvo un 44%.

Ya se escucha el clamor de insertar una segunda ronda electoral en Puerto Rico. Se escucha el reclamo con razón puesto que la Constitución del ELA y la ley electoral en Puerto Rico prohiben la segunda ronda y por ley las coaliciones electorales. El modelo electoral instituido en la constitución del ELA es uno pretendidamente mayoritario, traído del modelo australiano e incorporado en Estados Unidos luego del periodo de la reconstrucción a fines del siglo 19, que dice que gana el candidato que más votos saque. De EU lo injertaron en la Constitución del ELA. Pero eso es falsa democracia. Propicia el bipartidismo, que el derecho al voto para los electores exigir reparar agravios se canalice a través de dos grandes partidos.

Cierto es que hay que recoger lo mejor de la experiencia comparada, pero no en actitud de calco ciego sino de adaptación saludable. La aspiración a una segunda ronda debe ser de mediano o largo plazo. Ello porque para enmendar la Constitución se requiere una resolución concurrente de dos terceras partes de los legisladores en año no electoral y la firma del Gobernador. No es posible conseguirlo al corto plazo. Sin embargo, esa misma constitución dispone que salvo el modelo mayoritario, el voto a los 18 años y prohibición de ciertos discrímenes, todo lo demás relacionado con el voto, partidos y sistema electoral se determinará por ley.

La ley, mediante el Artículo 6.1 del Código Electoral, prohíbe las coaliciones electorales entre partidos o candidatos. Para derogar esa prohibición solo se requiere el voto del 50% de los legisladores y la firma del gobernador. Esa prohibición permite el chantaje de las minorías y que una minoría gobierne. Por eso Rosselló gobernó en el 2016 con un 42% de los votos y Pierluisi con un 33% en el 2020. Nada impide que el PNP vuelva a gobernar con un 27% en el 2024. Mientras tanto, la oposición mayoritaria, con un 67% de los votos agregados, no gobierna. Díganme los defensores de la democracia si eso no es dictadura.

Hay que priorizar nuestros reclamos, insistir al corto plazo en los cambios que son posibles y necesarios. El reclamo de una nueva Carta Magna es aspiración permanente. La unicameralidad y otras grandes reformas constitucionales que recojan un verdadero contrato social de derechos humanos y económicos (salud universal y educación gratuita a todos los niveles, pensiones dignas y salarios mínimos idóneos, compensación a la labor doméstica y protecciones a la maternidad y paternidad, entre otros) debe ser aspiración continúa. Pero son hacia el mediano y largo plazo.

Al corto plazo el reclamo electoral urgente, necesario, estratégico, para que gobierne en Puerto Rico una mayoría de los ciudadanos, debe ser la derogación de la prohibición legal de las coaliciones. No duden que el bipartidismo comience a hablar de segunda ronda para distraer y desviar la atención porque saben que no será posible conseguirlo. Para derogar la prohibición de las coaliciones electorales solo se requiere otra ley. Exigirlo por todos los medios : nueva legislación, litigios, sobre todo por las luchas del pueblo en las calles, e incluso una rebelión pacífica como la del verano del 2019. Permitidas las coaliciones- y con la voluntad de concertaciones amplias-, bajo programas comunes, en el que los diversos partidos mantienen sus autonomías, se evitarán los enconos y canibalismos entre las columnas partidistas, que se filtran a todos los espacios del pueblo. Manos a la obra. Estamos a tiempo camino al 2024.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.