La Marcha de las Margaridas ha reunido en Brasilia más de 100 mil personas, en un grito de lucha que resuena en el país desde el año 2000, cuando las mujeres del campo, de la floresta y de las aguas entendieran que era preciso unificar las fuerzas y luchar no solo por sus derechos laborales […]
La Marcha de las Margaridas ha reunido en Brasilia más de 100 mil personas, en un grito de lucha que resuena en el país desde el año 2000, cuando las mujeres del campo, de la floresta y de las aguas entendieran que era preciso unificar las fuerzas y luchar no solo por sus derechos laborales sino también por la protección de la tierra y de las gentes. La apertura fue en el estadio de futbol Mané Garrincha y tuvo la presencia de la presidenta Dilma Roussef.
El nombre de la marcha es una referencia a Margarida Alves, que fue presidenta del Sindicato de los Trabajadores Rurales de Alagoa Grande, en el estado de Paraíba, al norte de país. Ella fue asesinada en 12 de agosto de 1983, a mando de terratenientes de la región por cuenta de su lucha por los pequeños productores y por la reforma agraria. Margarida estuve por diez años al frente de la lucha y peleó por el fin de la violencia en el campo, por derechos laborales tales como el respeto a los horarios de trabajo, cartera asignada, 13º salario, vacaciones remuneradas. Es de ella la consigna que las mujeres campesinas tornaran su lema: «Es mejor morir luchando que vivir con hambre.» Y así fue. Ella fue asesinada con un tiro en la cara, al frente de su casa, disparado por un matador de alquiler. Pero la sangre derramada no fue en vano. En el rastro de su valentía, las campesinas brasileñas se levantaron y mantienen encendida su lucha.
La caminata que ha llenado el largo de la Esplanada en Brasilia tuvo poco espacio en los medios comerciales, gran parte por el hecho de que las campesinas, además de criticar la falta de acción del gobierno en el ámbito de la agricultura familiar, reiteraran su repudio a las propuestas golpistas de desestabilización del gobierno de Dilma Roussef.
Cuando la Marcha de las Margaridas comenzó, en 2000, el país vivía el auge del neoliberalismo, bajo el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Así que las dos primeras demostraciones – 2000 y 2003 – fueron también una fuerte protesta contra el hambre que asolaba el país, la pobreza y la violencia sexista. En aquellos días, más de 30 millones de personas literalmente estaban en riesgo de morir de hambre y las campesinas comprendieron que eso se trataba de un crimen contra la humanidad en un país con tanta tierra. En 2007, ya con el gobierno de Lula, las Margaridas también salieron a las calles, reclamando todavía más acción contra el hambre.
En 2011, cuando realizaron la cuarta marcha nacional, las Margaridas discutieron la cuestión del desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente en un momento en los que pululaban las luchas contra las hidroeléctricas y la expansión de la agricultura en manos de terratenientes. La marcha de las mujeres rurales es también una denuncia constante de la violencia contra las mujeres y la afirmación de su papel de liderazgo en las áreas rurales.
Este año las mujeres regresaron a las calles con debates sobre la agricultura familiar, el papel de la mujer en el campo, la salud reproductiva, la reforma agraria. La presencia masiva de más de 100.000 agricultores en Brasilia muestra que el campo brasileño está alerta y en lucha. También muestra que las mujeres rurales caminan decididas en el curso de la defensa de un país que garantice comida en la mesa para todos y que proporcione las condiciones para que las pequeñas propiedades puedan producir y llenar los graneros nacionales.
Es un hecho que los organizadores de la Marcha todavía ponen su confianza en el gobierno de Dilma Roussef y esperan que esa marcha pueda abrir una serie de diálogos para debatir sobre los temas de la agenda. Queda por ver cómo el gobierno del PT tratará las demandas de las mujeres rurales en el momento que aplica un ajuste financiero despiadado, cortando la financiación en sectores estratégicos como la salud y la educación. También ha sido evidente el compromiso del gobierno Dilma con las empresas de agro negocio, hecho que choca con las pretensiones de las Margaridas. Aun así, con la fuerza que emana de la Marcha, ellas creen que pueden avanzar en los logros.
La Marcha de las Margaridas es coordinada por la Confederación Nacional de Trabajadores Agrícolas (CONTAG), por las 27 Federaciones de Trabajadores en la Agricultura (FETAGs), por más de 4.000 Sindicatos de Trabajadores del Campo (STTRs) y varias organizaciones de mujeres.
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