América Latina «carece de políticas de defensa cultural maduras y coherentes», afirmó a ANSA el cineasta argentino Eliseo Subiela, e instó a los políticos a considerar el cine como un aporte a la integración regional, visión compartida por los realizadores Silvio Caiozzi, de Chile, y José Joffily, de Brasil «El cine es un aporte a […]
América Latina «carece de políticas de defensa cultural maduras y coherentes», afirmó a ANSA el cineasta argentino Eliseo Subiela, e instó a los políticos a considerar el cine como un aporte a la integración regional, visión compartida por los realizadores Silvio Caiozzi, de Chile, y José Joffily, de Brasil
«El cine es un aporte a la integración regional. Me parece que falta que los políticos entiendan esto también y que lo incluyan en las agendas cuando se sienten a conversar de mercados comunes, que me parecen muy importantes y necesarios para la región, pero en general hablan de zapatos o de autos, no de cultura», dijo el director argentino.
Subiela, Caiozzi y Joffely, participantes del segundo Festival Internacional de Cine de Santiago, coincidieron en la falta de espacios para divulgar el cine latinoamericano y repararon en que «teniendo un mercado de 300 millones de habitantes con el mismo idioma, nuestro problema precisamente es de mercado».
En los países hispano hablantes más Brasil, «si nosotros sumamos el mercado potencial de espectadores de cine, es enorme, mayor al de habla inglesa. Y curiosamente sufrimos la contradicción de no tener en realidad un mercado en el que podamos intercambiar nuestras películas», expresó Caiozzi.
Los tres cineastas coincidieron en que no existen mecanismos de difusión de la cinematografía independiente, no sólo a nivel latinoamericano sino global. «Esto tiene que ver con economía, y cada vez más yo procuro huir de esto», porque los cineastas «no podemos más resolver la cuestión. Yo no concibo más pensar económicamente cómo resolver el subdesarrollo del cine latinoamericano o del cine mundial», aseveró Joffily.
Con todo, la situación latinoamericana es vista por los directores con optimismo, principalmente por el gran número de producciones de la última década y la ampliación de apoyos a la realización.