De África conoce Marruecos, Argelia, Senegal, Mali, Níger y Burkina. Eso dice. Menos Bolivia, ningún país le es desconocido de América Latina, según asegura en una entrevista, donde asevera que se ha arruinado por completo. Cuando llegó la crisis lo primero que pensó Javier Mariscal fue: «Bah, vaya tontería. Bueno, no importa, siempre nos ha […]
De África conoce Marruecos, Argelia, Senegal, Mali, Níger y Burkina. Eso dice. Menos Bolivia, ningún país le es desconocido de América Latina, según asegura en una entrevista, donde asevera que se ha arruinado por completo. Cuando llegó la crisis lo primero que pensó Javier Mariscal fue: «Bah, vaya tontería. Bueno, no importa, siempre nos ha salvado algún proyecto de China, de Japón, de Corea, de Brasil».
Él fue el exponente de la marca cosmopolita, de la Barcelona de 1992, el «padre» de Cobi, la mascota olímpica, precursora del modelo y diseño cultural que con acierto criticaron en Espai en Blanc como la ciudad-empresa, la neutralización de lo político y el espectáculo globalizado para el turismo. Espectáculo y espejo de la especulación económica.
Todo espejo tiene su reverso. En su libro A un latido de distancia, escribe Adelaida Artigado: «En la cárcel Modelo de Barcelona, los presos hacían espejitos de Cobi, la mascota olímpica. El diseñador los firmaba con nombre y apellido. Después se vendían a la velocidad del pan nuestro de cada día. Ganaron grandes cantidades de dinero con la mascota, que ni comía, ni bebía, ni era necesario sacarla a pasear. Los presos ni cobraban apenas, ni se les mencionaba».
Oficinas, apartamentos, fábricas, cárceles. Entre los muros de una prisión murió Isabela. De ella cuenta Adelaida que unos años antes de su muerte fue llevada al quirófano para practicarle una incisión y analizar unos miomas en un ovario. Le extirparon el útero y los ovarios sin su consentimiento. Alguien del equipo médico le comentó posteriormente: «Total, para lo que usted lo necesitaba…».
El turismo cosmopolita lo visita todo, menos las cárceles, los últimos baluartes en la línea de producción. Somos un perro posmoderno deconstruido, somos mascotas terribles entre las burbujas y las ruinas del capitalismo.
* Publicado en: http://www.diagonalperiodico.net/culturas/28715-cobi-terrible.html
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